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-Dime.
-¿Dime?¿Cómo que dime?¿Será broma eso de que estas viviendo en Francia verdad?.-Esta alterado. Quizás triste. Incluso preocupado.
-¿Broma?¿Te parece un tema propio para bromear?
-No...-Y Nathan se rinde. Es verdad, esta viviendo en Francia.
-¿Entonces?
-¡¡¡Pues no lo sé Abbie!!!
-¿por qué me gritas?
-Perdona, no quería...gritarte. Pero es que no me puedo creer que estés en Francia.
-¿Por qué? No es tan difícil de llegar ¿eh? Con un avión... fácil.
-Ya...Pero ahora si que estas demasiado lejos.
-¿Demasiado lejos?¡¡¿Demasiado lejos?!!-Abbie piensa en todos esos meses que le echo de menos, en todos esos meses que ni siquiera sabia si seguía vivo.-Permíteme esta vez que te grite yo, ¡¡Eres un imbecil, Nathan, un imbecil!!
-¿Un imbecil yo?¡Yo no me voy a Francia sin avisar Abbie!
-Y yo no estoy seis meses ignorandote, no estoy seis meses metida en mi propio mundo olvidando a la gente que me quiere de verdad, hay que saber... hay que saber ciertas cosas, ciertas cosas esenciales.
-¿Si?¿Y que sabes tu de cosas esenciales?
-Pues mucho.
-¿Si? Defíneme esencial entonces.
-Tú.-Y cuelga. Nathan si que no sabe nada de cosas esenciales. Y echa a correr. En dirección a su casa. Esta lejos, pero no piensa parar, piensa llegar corriendo, piensa llegar cansada, tan cansada como para caer rendida en la cama.