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Abbie
Las echo de menos. Fue lo ultimo que pensó antes de irse a dormir. Le gustaba donde estaba, le gustaba su habitación y le gustaba aprender idiomas, aunque el francés no fuera precisamente de su agrado. Cuando decidió irse a Paris, sus amigas la apoyaron y estuvieron animándola a que siguiera con su proyecto de conocer el mundo. Abbie siempre comenzaba sus viajes sola, no quería que nadie la acompañase nunca, de ninguna manera, lo tenía clarísimo, pero eso no descartaba la opción de echar de menos a su familia, a sus amigas. Pero tenia que aceptar que hasta ahora, París, era uno de los mejores sitios donde había estado, y que no se le hacia tan difícil estar sin la gente que mas quería, o mejor dicho, no se le hacia demasiado difícil. Durante el tiempo que llevaba allí, no había conocido mucha gente, al contrario que en Londres, Dublín, o Glasgow. Y no porque no hubiese tenido ocasión, si no porque otra despedida más, otra como las anteriores, la llevarían a escribir un libro triste, también lleno de gente de todos los lugares, pero triste, y tampoco quería eso, ya echaba demasiado de menos a sus amigas, a sus amigas con las que había crecido, a sus amigas de toda la vida, de toda su vida, como para seguir despidiéndose cada mes de la gente que conocía en los diferentes lugares que visitaba. Pero bueno, todos sus viajes tenían un fin, escribir un libro, un libro cuya protagonista contase su historia, la historia de una adolescente que decidió dar la vuelta al mundo para escribir, para escribir algo que mereciese la pena, o al menos que ella pensase que merecía la pena.
[...]
Buenas tardes preciosa.