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La U.E. no tan verde

Este invierno los gobiernos de la Unión Europea gastarían al menos 50.000 millones de euros en infraestructura y entregas de combustibles fósiles, incluido el gas y el carbón, para alimentar centrales eléctricas previamente detenidas. Anteriormente, los Veintisiete importaban un 40 % de su gas y más del 50 % de carbón desde Rusia para satisfacer sus necesidades, pero ahora "parece que tienen pocas opciones", destacan desde The Financial Times.

Actualmente, los Estados miembros están elaborando medidas de apoyo financiero comparables a las que se adoptaron para superar la crisis bancaria de 2008. Desde el laboratorio de ideas Bruegel indican que desde septiembre de 2021 hasta julio de 2022 los gobiernos comunitarios asignaron 280.000 millones de euros para proteger a los consumidores del alza de los precios energéticos, disminuir las tarifas de combustibles, pagar por el gas suministrado y ayudar a los hogares vulnerables.

Entre otras medidas, destacan los planes para forzar a las compañías energéticas a compartir las ganancias obtenidas. "En los tiempos en los que vivimos, no puede ser que algunos obtengan unos beneficios extraordinarios y sin precedentes gracias a la guerra y a costa de los consumidores. En estos momentos, los beneficios deben compartirse y canalizarse hacia quienes más los necesitan", declaró  la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen.

Un borrador del documento, examinado por Reuters, contempla que las eléctricas europeas no alimentadas con gas se desprendan de sus excesos de ingresos para que luego los gobiernos dirijan esos fondos para ayudar a empresas y ciudadanos con las facturas. Además, se propone introducir un objetivo obligatorio para los países de reducir el consumo de electricidad en el 5 % durante las horas punta.  

Mientras, para las centrales nucleares, eólicas y solares se planea establecer un tope de 180 euros por megavatio hora en los ingresos que reciben por la generación de electricidad. Esta cifra es menos de la mitad del precio de mercado. A las empresas de combustibles fósiles se les cobrará un impuesto sobre beneficios inesperados. Asimismo, deberán efectuar "una contribución de solidaridaddel 33 % de sus excedentes imponibles de este ejercicio fiscal, recalca la agencia.

Según Von der Leyen, estas medidas permitirán recaudar más de 140.000 millones de euros que se usarán para amortiguar la crisis.

Aumentar las entregas de gas natural licuado

Aparte de estos esfuerzos, Bruselas programa aumentar los envíos de combustibles fósiles por rutas alternativas. Concretamente, de octubre de 2022 a marzo de 2023 se planea poner en marcha siete terminales flotantes para procesar el gas natural licuado (GNL) procedente de fuentes no rusas en Alemania, Países Bajos, Estonia y Finlandia. El coste mínimo del proyecto es de 3.700 millones de euros.

Se planea construir al menos 19 terminales más alrededor de la UE por casi 10.000 millones de euros, aunque este monto no incluye el levantamiento de infraestructuras necesarias, como gasoductos o muelles. En conjunto, dichas terminales importarían gas por valor de 30.000 millones de euros, según las estimaciones actuales.

Para sustituir las importaciones de gas ruso, Bruselas anunció entre mayo y julio acuerdos de envíos de GNL con EE.UU., Catar, Azerbaiyán, Egipto e Israel. Por ejemplo, el pacto con Washington prevé la entrega de 15.000 metros cúbicos adicionales para este año y de al menos hasta 50.000 metros cúbicos anuales para el 2030.

Entre otras medidas, naciones como Alemania o Países Bajos dieron luz verde para el reinicio de operaciones en termoeléctricas alimentadas por carbón que bien estaban en desuso o debían cerrarse. Estas medidas permitirán quemar 13 millones de toneladas de carbón por un valor de 4.500 millones de euros, evalúan desde el centro Ember Climate.

El clima trajo problemas adicionales, dado que la calurosa temporada veraniegaplagada de sequías, causó el agotamiento de las capacidades de hidroeléctricas. En algunos países como España, Portugal o Noruega esto conllevó un aumento de la demanda de gas. En Francia, las plantas nucleares, que ya están bajo presión por cierres de mantenimiento, tuvieron que reducir su capacidad por los bajos niveles del agua necesaria para enfriar los reactores.

La transición verde en vilo

Por su parte, Klaus Rohrig, coordinador de la política climática y energética, advierte que la confianza en la UE como líder verde puede resultar socavada. En este sentido, apunta que el plan de Bruselas de vender permisos adicionales para las emisiones de carbono por un valor de 20.000 millones de dólares significaría "usar la política climática para generar ingresos [adicionales], lo que es un precedente peligroso".

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