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Sigue siendo en la actualidad un puebecito de pescadores y son los holandeses que mejor han sabido mantener su cultura tradicional.
Afrontan la ocupación turística con absoluta naturalidad.
Casitas de madera de elegante color gris marengo, que ribetean multitud de canales.
Un sitio lleno de paz.
No me discutireis que este pueblecillo es de cuento. Si os fijais bien en la vaquita podreis comprobar que es una escultura. ¡A veces se pasan!
Así se lo montan los holandeses en sus playas, para no impactar el paisje con construcciones definitivas en el litoral. Se lo pasan en grande y cuidan su medioambiente. ¡De sobresaliente en ecología!