Los silencios son las voces que gritan el amor,
no te rindas e insiste en tu amante corazón,
es premura que me esperes, pero sin dolor,
para entregarte mi alma y toda mi razón.

Ámame en los bordes del abismo que llevo,
rescata de mis penas los momentos aquellos,
soy y he sido la que con ansias y anhelos,
no te rechaza, sino que te desea en su lecho.

Yo como tú, cruzo por un enorme agobio,
de mil maneras te he demostrado mi amor,
el sentimiento más puro por el que lucho,
para arrebatarte un suspiro de tu corazón.

Aunque ha pasado el tiempo de mi presencia,
has conocido el alma transparente que alberga,
toda una oda de caricias con la transparencia,
de las pasiones que desbordan mis tormentas.

Ámame ya, que desvarío por tus besos,
yo no te ignoro, te valoro en demasía,
ya has sido mío, en las noches de tus versos,
amalgamando pieles y almas hasta el día.

Recubre mi senda con algunos paliativos,
los que suavicen mi incurable soledad,
ya no soporto caminar sin tus motivos;
deseos vehementes de mirarte al despertar.