Vivas palabras muy bien escritas
finas como el coral y rojizas desde el tintero,
al son voraz de tu horda luminosa
entras escudriñando hasta el fondo de mi alma,
allí donde no hay banderas ni murallas
tampoco costas, mares el norte ni el sur,
donde recorres por cada uno de sus rincones
solo puedes palpar mil aletazos que la alumbran,
con una diferencia entre emociones y un sentir
que hace doblemente escala
al comunicarte con un corazón inmenso,
tenso, vivo con un latido casi corpóreo.
Detente y observa con atención...
Si encuentras un sitio rastrillado con brotes removidos
es que hay duras verdades sobre un amor escondido,
y si escuchas un ruido de una cascada
son melodías sonando que van en lejanía.
¡Cuidado, cuidado!
Con el fuego que lo cubre,
es una llamarada que se revela ante mi sollozo
que le da tersura a ese arado intenso,
confuso caminar donde se hace invisible el dolor
y no logras ver como invade casi todo su espacio
y se abre en torno mio sin darme ya un reposo.
En el ábside de mis letras sobre el pergamino
purifico al tiempo sobre las vertebras de esta historia
hasta el día que me digas encierrame en tu alma
que de tu corazón yo cargo con tu karma....
