miarroba
Alifanfarón y Pentapolín o la bendita locura.

Inicio esta noche el primer texto de los cinco que Ana Serrano Sevilla me ha invitado a redactar. Como decían los viejos autores teatrales, disculpen los muchos errores, pues nunca ejercí este oficio. Quédense con la intención y el espíritu que expresan.
Irán apareciendo cada dos o tres días, según me llegue alguna inspiración.

Amanece un día cualquiera de esta segunda década del siglo XXI, en que el destino nos ha deparado vivir. Un día que se inicia para Alfonso con la rutina habitual, ducha, nespreso para ir despertándose, vuelta a la manzana con el perro y bajada a la plaza de garaje para coger el coche. Antes de entrar en la empresa, Alfonso compra la prensa del día. Una prensa que parece monotemática: Alifanfarón y Pentapolín, Bárcenas, ERE’s, tarjetas opacas, desahucios, caso púnica…… todo un ejército de vividores y corruptos que parece rodearnos.

Al llegar a la puerta de su despacho Alfonso se reúne con su ayudante.

“Señor, pues ¿qué hemos de hacer nosotros?
¿Qué? —dijo don Quijote—. Favorecer y ayudar a los menesterosos y desvalidos. Y has de saber, Sancho, que este que viene por nuestra frente le conduce y guía el grande emperador Alifanfarón, señor de la grande isla Trapobana; este otro que a mis espaldas marcha es el de su enemigo, el rey de los garamantas, Pentapolín del Arremangado Brazo, porque siempre entra en las batallas con el brazo derecho desnudo.” (*)

Alfonso es un tipo un tanto atípico. Cree en el ser humano, por encima de todo. Defiende los derechos humanos, le preocupa el medio ambiente y las consecuencias del cambio climático. Lleva por bandera la paz y la justicia. Y sabe que hay que enfrentarse a la corrupción en lucha sin cuartel, sin reparar en nombres ni condición. Y hay que hacerlo con determinación y sin complejos.

“Y, diciendo esto, puso las espuelas a Rocinante y, puesta la lanza en el ristre, bajó de la costezuela como un rayo.
Diole voces Sancho, diciéndole:
Vuélvase vuestra merced, señor don Quijote, que voto a Dios que son carneros y ovejas las que va a embestir” (*)

De poco sirve a Alfonso su idealismo y sus embestidas verbales. Nuestros políticos castigan la corrupción con la boca pequeña, mientras conviven y se sientan a la mesa con la misma. Pocos son los estamentos que escapan a tanta sinrazón. Alifanfarón y Pentapolín siguen cabalgando por las estepas de España. Pero Alfonso es un auténtico caballero del siglo XXI, que no cejará en su lucha.

“Todas estas borrascas que nos suceden son señales de que presto ha de serenar el tiempo y han de sucedernos bien las cosas, porque no es posible que el mal ni el bien sean durables, y de aquí se sigue que, habiendo durado mucho el mal, el bien está ya cerca” (*)

(*) Fragmentos del capítulo XVIII de la Primera Parte del Quijote.
Imagen: de internet

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A User 9177894 le gusta esto ï¿½ El 08/06/2015 a las 10:45

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User 9177894 ï¿½ El 08/06/2015 a las 10:47

Buenos dias.
Tanto monta, monta tanto... como decia aquella famosa frase refiriendose a los Reyes Catolicos, y es que, tan bueno es este articulo tuyo, como el anterior.
Mantengo lo que siempre digo, que merece la pena leerte porque siempre se aprende algo nuevo, y es que el saber no ocupa lugar
Que tengas una estupenda semana
Un saludo

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nachoftp ï¿½ El 08/06/2015 a las 22:41

Amigo Fernan,como no quiero estar mucho tiempo sin pasar por tu blog, aunque el trabajo me absorbe casi todo el tiempo,por lo menos para poder leer tus textos tan interesantes y a la vez tan didacticos que nunca me dejan de sorprender.
Que tengas una buena semana.
Un saludo amigo

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A nachoftp le gusta esto ï¿½ El 08/06/2015 a las 22:41