Amapolas

Estamos en un tris de decir adiós a la primavera. La primavera es tiempo de verdor y de flores. Nuestros campos, nuestros montes y nuestros paisajes acusan el periódico renacer de la vida. 

Por eso hoy no me resisto a recrearme con esta imagen distribuida por la agencia AP (Associated Press), en la que un abejorro sobrevuela un campo de amapolas situado a las afueras de Frankfurt, en Alemania. 

La amapola (Papaver rhoeas) es una planta que se distribuye ampliamente por los continentes europeo y asiático y el norte de África pero de la cual se desconocen los orígenes. De un intenso color rojo, todos las hemos visto decorando nuestros campos, especialmente durante el mes de Mayo, esos mismos campos que comienzan a vestirse de amarillo ante la inminente llegada del verano.

No obstante, no todos se alegran con su presencia. Los agricultores las miran con malos ojos, pues la amapola está considerada una mala hierba desde un punto de vista botánico. Compiten con las plantaciones y roban nutrientes a cereales como el trigo, la cebada o la avena. Es una planta nitrófila, es decir, necesita que se remuevan los nitratos del suelo para crecer. Por ello podemos verlas en lugares donde la actividad del hombre se deja notar. Y no las veremos en los bosques. No las veremos en Los Pirineos o en la Sierra de Guadarrama.

Despedimos, pues, a esta primavera que ha estado condicionada por el maldito virus. Ojalá el próximo año, podamos salir más al campo para fijarnos en la belleza de las amapolas.