Batalla Naval de Cabo de Palos

Hace escasas fechas se han cumplido 75 años de la Batalla Naval de Cabo de Palos, encuadrada en la Guerra Civil Española.

El mando de la flota republicana había urdido un audaz plan consistente en atacar a la flota nacionalista en su propia base de Palma de Mallorca. A tal fin en la tarde del 5 de Marzo de 1938, salió la escuadra republicana al mando del almirante Luis González Ubieta, desde la base de Cartagena, formando los cruceros "Libertad" y "Méndez Núñez" y los destructores "Almirante Antequera", "Lazaga", "Sánchez Batcaíztegui", "Gravina" y "Lepanto".

Poco después de medianoche, a 70 millas de Cabo de Palos se encontró de forma casual con la escudra nacionalista (los servicios de información de ambos bandos fallaron), formada por los cruceros "Baleares", "Canarias" y "Almirante Cervera" en misión de escolta rumbo a Cádiz. 

Ambas escuadras navegaban "a ciegas", con las luces apagadas. Fue el "Baleares" quien primero avistó sombras sospechosas. El contraalmirante Manuel Vierna y Belando ordenó lanzar unas bengalas luminarias, para situar a las unidades enemigas, pero estas mismas luminarias le delataron. En el duelo artillero, el "Baleares" fue alcanzado por dos torpedos lanzados desde el "Lepanto" que hicieron blanco en un almacén de carburante y un pañol de municiones, provocando una gran explosión. Eran las 2,19 minutos de la madrugada del 6 de Marzo de 1938. La nave comenzó a partirse en dos.

En auxilio humanitario llegaron los destructores británicos "Boreas" y "Kempenfelt", que a pesar de sufrir los bombardeos de la avición republicana, rescataron 469 hombres. Otros 788 hombres se hundieron con el crucero, lo que supuso la mayor pérdida humana de la Armada Española en un combate naval en toda su historia.

La Guerra Civil Española fue un trágico y sangriento enfrentamiento fraticida entre aquellas malditas "dos españas", ideológicamente fanatizadas  e incapaces de tolerarse y respetarse. Recordarla debe servir para que no se repita nunca jamás.

Imagen del álbum fotográfico de mi padre, Fernando Alcoba Casanova, oficial tripulante del destructor "Gravina" y testigo directo de estos tristes sucesos.