Confinamiento y medio ambiente

El parón provocado por el confinamiento causa estragos en la economía, pero beneficia al medio ambiente.

Desde la calidad de los aires urbanos de Madrid o Barcelona a las limpias aguas de los canales de Venecia. Y los animales hasta se atreven a proporcionar imágenes insólitas, como un jabalí en la Diagonal de Barcelona, los corzos paseando por Segovia o los delfines jugueteando en los muelles de Cádiz. Y aunque esto sea puramente anecdótico, lo que si es cierto es que la reducción del consumo de energía ha ocasionado la desaceleración de las emisiones de dióxido de carbono y la disminución de gases de efecto invernadero. La cuarentena ha regalado a muchas especies un periodo de recuperación para su población, en exceso presionada por la actividad humana.

Desde luego sería improcedente lanzar las campanas al vuelo, porque todo esto es solo pan de un día. Pero, al menos, ayudará al ser humano a considerar que el planeta tiene solución si con nuestras actividades cuidamos de no agredirlo. De respetar los espacios naturales, los hábitats de las distintas especies, los ríos, los mares, los bosques. Si cuidamos del aire que nosotros mismos respiramos y de las aguas que bebemos, entonces estaremos caminando en la buena dirección.

Imagen de Annais Pascual: Un abejaruco hace honor a su nombre, que hace referencia a su gran habilidad para atrapar abejas, en esta fotografía tomada en el municipio de Velilla de San Antonio, a las afueras de Madrid. En esta ocasión sustenta sobre su pico una presa más consistente; una especie de himenóptero autóctono de la península Ibérica conocido como avispón europeo que puede alcanzar un tamaño de tres centímetros y medio.