Construir el futuro

La llegada de un nuevo año es siempre ocasión de planificación. Sin embargo estamos en una estapa de incertidumbre, con un virus capaz de mutar, una cierta irresponsabilidad social y un desconocimiento general de hasta cuando y hasta donde puede prolongarse esta situación de pandemia. 

Sin embargo, como decíamos ayer, debemos afrontar 2021 bajo la bandera de la esperanza. Pero una esperanza que, como todo en la vida, hay que trabajarla y construirla. Y eso es responsabilidad de todos y cada uno de nosotros. Sin poner anestesia a la cruda realidad, hemos de aceptar que el mundo ha cambiado. Se imponen determinados sacrificios en aras de la seguridad sanitaria colectiva. Y al tiempo es necesario un apoyo a la pequeña y mediana empresa, única capaz de un mantener un índice de empleo que rompa con la cada vez mayor pobreza social. 

Urge que nuestros políticos dejen a un lado partidismos y demagogias (¿pero qué estoy diciendo?) y se afanen en políticas sociales de apoyo a la sanidad y el desarrollo.

Dice un refrán español que "un grano no hace granero, pero ayuda al compañero". No vale aquello de que individualmente nada podemos hacer. Porque la unión de millones de individualidades trabajando por un futuro de esperanza puede obrar el milagro.

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