El castigo de Sísifo

En la mitología griega, Sísifo fue fundador y rey de Corinto, conocido como promotor de la navegación y el comercio, pero también por ser avaro, mentiroso, ladrón y especialmente por ser un astuto redomado. Tan astuto que cuando Tánatos (la Muerte) fue a buscarlo, Sísifo se valió de trampas y argucias para ir burlando, de forma repetida, su destino. Cuando las iras de los dioses llegaron hasta Zeus, este le condenó a un castigo cruel consistente subir un gran peñasco hasta la cumbre de una montaña, que irremediablemente volvía a caer rodando hasta el valle, desde donde Sísifo debía recogerlo y empujarlo nuevamente hasta la cumbre y así indefinidamente.

Este inútil esfuerzo, ha sido tema de reflexión para muchos pensadores. Cabría destacar la obra de Albert Camus, quien dentro de la corriente filosófica del existencialismo ateo, cree descubrir pequeños momentos de gozo al llegar a la cima, instantes antes de ver caer de nuevo el peñasco. En ese momento su esfuerzo había sido recompensado. Son estos gozos los que justificarían lo absurdo de la existencia humana y evitarían el suicidio.