El Coliseo de Roma

Una de las imágenes más universales de Roma es, sin duda, la del Coliseo. Hablamos del Anfiteatro Flavio, el más bello y magestuoso de la Roma antigua. Surgió por voluntad de Vespasiano en el año 72. Su capacidad era de 60.000 espectadores, algo no superado hasta los grandes estadios del siglo XX. En su inauguración, en el año 80, fueron sacrificados 5.000 animales y permaneció activo al menos hasta el 523, en tiempos de Teodorico. Pese a perder casi por completo la parte sur durante siglos de expolio, aún hoy en día domina majestuosamente el paisaje de Roma.

Sus dimensiones son impresionantes: su óvalo, mide 189 metros de largo por 156 metros de ancho, con una altura en la parte más elevada, de 48 metros. En su construcción se usaron 700.000 toneladas de piedra de tonos claros y luminosos, unidas por 300 toneladas de abrazaderas de hierro. Coronaba el edificio el velarium, un sofisticado sistema de carpas móviles sostenido por cuerdas amarradas a bitas, protegía a los espectadores de las inclemencias del tiempo.

Sus espectáculos tenían en las luchas de fieras y gladiadores su base principal. También fue escenario de los llamados "noxii" o ejecuciones de prisioneros por animales. Se calcula que alrededor de 400.000 hombres y un millón de animales, entre los que se encontraban leones, tigres, hienas, elefantes, cebras, osos o jirafas, murieron en la arena para el disfrute del vulgo. Era una parte del llamado "panem et circenses".

En la lejanía del oscuro siglo VIII, el historiador Beda el Venerable ya predijo: "Mientras siga en pie el Coliseo, seguirá en pie Roma. Cuando caiga el Coliseo, caerá Roma, cuando caiga Roma, caerá el mundo".

Imagen propia.