El poeta preso

fotografía: Toni Matés Urtós
texto: Roby F

Deseaba con tantas fuerzas olvidar
que olvide lo que olvidaba,
y pase tanto tiempo pensando en no pensar lo que tuve,
que comencé a no pensar pensando en obtener lo que obtuve;
y ansíe con tal esmero destruir a quien destruye,
que di vida a mi muerte dando muerte a quien me quito la vida,
y mantuve que sin saber lo que hacia hice lo que quería hacer,
y así tuve que empezar a pensar donde estoy
sin dejar de pensar donde estuve.

Hoy he vuelto a leer el poema y como siempre se han inundado mis ojos, he recordado que un día fui feliz y que otro alguien me lo arrebató, aquel hijo de puta merecía morir y yo no debía ser castigado por aquello, quien era ese hombre para entrar en nuestra casa, por que quiso aun sabiendo que no le pertenecía, por que nos enfrentamos a el, aquella fue una mala decisión, pero por que dispararla a ella y no a mi, ojala pudiese cambiar aquel momento, lo daría todo por tener un solo segundo con aquella mujer, pero eso si, si volviese a ocurrir, volvería a perseguir a aquel cabrón y le volvería a despedazar tan lentamente como lo hice, le daría otras mil vidas si pudiese quitárselas todas, dicen que el tiempo lo cura todo, pero esto no curó, es mas, con los años este odio ha ido aumentando y si soy sincero, cogería a todos los que tengan algo que ver con las armas y a cada uno le introduciría la suya en el culo, aun somos demasiado animales como para darnos una responsabilidad tan grande, el hecho de tener un arma representa para nosotros el poder, y el poder aun no lo tenemos muy controlado, por lo cual no es difícil deducir que el hecho de que existan armas no es algo positivo, pero los hay que hacen negocio con ello y si hay algo mas poderoso que el mismo poder, es el dinero, desde que lo inventaron han querido que no importe nada mas y al parecer lo están consiguiendo, maldito mundo y maldita vida esta que me toco vivir.

Y así paso los días, maldiciéndolo todo sin poder tener nada, recordando lo que tuve y sabiendo que nunca mas lo volveré a tener, esperando ansioso el día en que pueda salir de aquí para poder acabar con todo esto, pero aun quedan muchos años de sufrimiento que no me creo merecer, y esa es la misión de esta carta, no quiero que nadie me perdone, no busco la redención, no pido salir de aquí, solo ruego compasión por alguien que a perdido la fe en el mundo, solamente solicito una inyección de esa droga que te ayuda a dormir para nunca más volver.