Fátima

Iniciamos el viaje a Portugal, junto a un selecto grupo de amistades, el miércoles 6 de Diciembre de 2017, en que a primera hora de la mañana subimos al autobús que nos llevaría a tierras lusitanas.

Tras comer en ruta, llegamos por la tarde hasta Fátima donde teníamos el hotel. Aquella misma tarde iniciamos la visita por la cercana aldea de Aljustrel, donde se conservan en perfecto estado las casas de los niños videntes de las apariciones (Lucía Dos Santos y los hermanos Francisco y Jacinta Marto) y que nos proporcionan una idea de la precariedad de la vida rural en Portugal en los inicios del siglo XX. Desde Aljustrel se inicia la llamada "Vía Sacra", un sendero que recorrían los niños con el ganado para llevarlo a pastar a  los prados donde se ubica hoy la población de Fátima.

Fátima es una "freguesía" dependiente del "Concelho" de Ourém que en 1997 recibió el título de ciudad. Situada en la comarca del Medio Tajo, cuenta hoy con más de 10.000 habitantes. Se levanta en torno a la gran explanada de Cova da Iria, donde se produjeron las apariciones y donde hoy podemos recrearnos con la Basílica de Nuestra Señora del Rosarío que comenzó a ser construida en 1928, en estilo neobarroco, según un proyecto del arquitecto holandés G. Van Kriecken, consagrándose el 7 de octubre de 1953. Visualmente destaca la columnata exterior obra del arquitecto Antonio Lino.

En la explanada o Plaza de Pío XII, encontramos la "Capelinha das Aparições". En ella una hornacina con la imagen de la Virgen señala el lugar exacto donde estaba la encina de las apariciones.

Finalmente en el lado opuesto de la explanada se levanta la Basílica de la Santísima Trinidad con capacidad para 9.000 fieles, obra del arquitecto Alexandros Tombazis. Se inauguró el 13 de octubre de 2007.

El conjunto del santuario se completa, entre otros elementos con una gran cruz de 27 metros de altura y un módulo de hormigón del muro de Berlín, que recuerda la promesa cumplida de la caída del comunismo.

Para reparar el cansancio del viaje aquella noche nos retiramos temprano al hotel y sería la noche siguiente cuando viviríamos en el Santuario la liturgia de la Vigilia de la Inmaculada y la conocida "procesión, de la velas" que recorre el espacio entre la Capilla de las Apariciones y la moderna Basílica de la Trinidad.

Imagen propia: Fachada de la Basílica del Rosario de Fátima