Fiesta del Trabajo

Finales del siglo XIX. Estamos en los albores de la Revolución Industrial. Chicago es una de las ciudades más pobladas de Estados Unidos. Las migraciones europeas habían llevado al continente americano las ideas socialistas. Adoptan el lema “ocho horas de trabajo, ocho horas de ocio y ocho horas de descanso”. 

El 1° de mayo de 1886, casi 340 mil trabajadores confluyeron en la protesta por la jornada laboral de ocho horas. Unos 190 mil se declararon en huelga, mientras otros 150 mil participaron de las acciones. Se estima que 45 mil personas se movilizaron en Nueva York, 32 mil en Cincinnati y 4.700 en Boston. Pero en ningún lugar se alcanzó la magnitud de Chicago: 90 mil habitantes salieron a las calles y hubo un cese de actividades en la industria y el transporte.  El 4 de mayo se convocó un mitin en la Plaza Haymarket. Como se avecinaba una tormenta primaveral y había otras convocatorias anunciadas, no se juntaron más de 3 mil personas. Cuando los manifestantes se retiraban pacíficamente, 180 policías se metieron en la muchedumbre y explotó una bomba. Luego se escucharon disparos. Hubo casi 70 heridos y murieron siete policías.

En el juicio posterior, ocho trabajadores fueron condenados a muerte y ejecutados. A partir de entonces, el 1 de mayo se convirtió en una jornada reivindicativa de los derechos de los trabajadores en sentido general que es conmemorada en mayor o menor medida en todo el mundo. Curiosamente no es así en Estados Unidos, donde en 1894, el presidente demócrata Grover Cleveland estableció el Labor Day, fijándolo el primer lunes de septiembre. Territorios anglosajones como Australia y Canadá siguieron su ejemplo. Para el resto del mundo, la fecha original se mantiene en el día 1 de mayo como Fiesta del Trabajo.

Imagen: "El cuarto estado" (1901) del italiano Giuseppe Pellizza da Volpedo, que se conserva en el Museo del Novecento en Milán.