Hugo

El pasado fin de semana tuvo ocasión de ir al cine para ver la última película de Martin Scorsese  “Hugo” (titulada en España “La invención de Hugo”). Una película que es un canto al cine como fábrica de magia. Rodada en 3D, se convierte en un agradable espectáculo visual. 

Hugo es un niño huérfano que vive escondido en la estación de ferrocarril Gare Montparnass de París. Su ilusión es arreglar un viejo robot que le dejó su padre. Va conociendo a los distintos personajes que pululan por la estación, entre ellos a una niña con la que vivirá la aventura de descubrir todo el encanto del cine, desde sus primeras épocas. 

Sin duda el público asiste congratulado a esta película, que técnicamente roza la exquisitez. Sin embargo, y aunque yo no soy crítico de cine, creo que le falta algo.......¡le falta emoción!. Y es que, siendo una película con niños, en ningún momento oímos carcajadas entre el público, ni tampoco nadie saca su pañuelo para enjugar una lágrima. Y el cine también tiene que emocionar, hacer reír y hacer llorar. Tiene que tener alma. Y es aquí, en mi opinión donde falla el guión y falla Scorsese. La película acaba de ser premiada con cinco “oscars” de orden técnico. Correcto en mi opinión, porque está muy bien hecha. Pero creo que es la perdedora de la gala de este año. 

En resumen, una bonita película, que se queda corta para ser la gran película que estaba llamada a ser.