II Guerra Púnica (II)

Imagen:Francesco Lazzaro Guardi "Triunfo de Escipión el Africano"

FIESTAS DE CARTHAGINESES Y ROMANOS

Tras el asedio de Roma por Aníbal, los romanos entienden que era necesario desalojar a los cartagineses de Hispania para evitar una nueva invasión cartaginesa de la península Itálica, por lo que envió a Publio Cornelio Escipión, el futuro Escipión el Africano, quien tenía ya 25 años de edad.

En el otoño de 210 Escipión arriba a España, al frente de diez mil infantes y mil jinetes. Hombre inteligente y prudente, demanda toda la información y documentación posible antes de tomar una decisión.

En la primavera del 209, conoce la disposición de los ejércitos cartagineses, averiguando que los tres se encontraban a más de diez días de la Qart Hadast púnica, cuya guarnición era solo de mil guerreros profesionales en tanto el resto de la población eran artesanos, mercaderes, pescadores, obreros o marineros sin experiencia militar. Con gran rapidez marcha con su ejército de veintisiete mil hombres hacia la ciudad, apoyado en la mar, por la escuadra de Cayo Lelio. Escipión conocía las características físicas del terreno, así como las características del estero, y la posibilidad de vadearlo.

Llegado hasta las puertas de Qart Hadash, establece el campamento al este de la ciudad (actual Cabezo de los Moros), comenzando el primer asalto hacia la tercera hora del día (9 de la mañana), y aunque los defensores hubieron de replegarse al interior de la muralla, finalmente pudieron rechazar el asalto. Pero al anochecer dispuso quinientos hombres a la orilla de la laguna, y mientras se atacaba por el istmo, quienes consiguieron vadear las aguas encontraron unas almenas sin defensa, por donde pudieron escalar o entrar en la ciudad.

Era costumbre romana, conceder una corona mural al primer soldado en entrara en una ciudad. Escipìón hubo de conceder dos. Una al centurión de la Legión IV Quinto Trevelio, y otra al marinero de la flota de Lelio, Sexto Digilio

La toma de la ciudad, supone para los romanos poder establecer comunicación entre la costa nororiental y Levante, lo que les posibilita intentar por segunda vez operaciones en el valle del Guadalquivir. Caida Qart Hadash el signo de la guerra parece cambiar en favor de Roma.

Lograda la victoria, son liberados los rehenes, unos trescientos entre los que se encontraban el cuéstor Cayo Flaminio, las hijas de Indíbil y la mujer de Mandonio, quien solicitó su protección para las mujeres que se hallaban el la ciudad. Fue entonces cuando se produjo el episodio conocido como "la continencia de Escipìón", al presentarle una bella joven y por informarse Escipìón que se hallaba prometida con el jefe celtíbero Alucio, renuncia a yacer con ella y la envía a Alucio con una considerable cantidad de dinero que los padres de la joven habían traído para pagar su rescate. Este hecho es plasmado en un cuadro atribuido a Peruzzi, que se conserva en el Museo del Prado.

Ordenó repartir entre los soldados parte del importantísimo botín obtenido, que comprendía desde las arcas del tesoro púnico (encontraron doscientas setenta y seis pateras de oro, casi todas de peso cercano al medio kilo, así como ocho mil quinientos kilos de plata trabajada o acuñada y gran cantidad de vasos de ese mismo material), hasta los míseros ajuares e instrumentos de trabajo de humildes obreros y artesanos.

Tras la conquista, Escipìón permaneció un tiempo en la ciudad, dedicado a labores castrenses. Los artesanos se entregaron a la fabricación de nuevas armas convirtiendo la ciudad en palabras de Polibio recogidas de Jenofonte, en un auténtico "taller de guerra".

Escipìón es nombrado cónsul en el año 205, y en el 202 logra derrotar a Aníbal en Zama.