La batalla de Qart Hadast

Hoy Viernes, es fiesta local en Cartagena. Se conmemora la decisiva batalla que cambió la historia para la ciudad, para la península y para todo el Mediterráneo; la batalla de Qart Hadast.

Aníbal había marchado sobre Roma y en el año 211a.C. cerca infructuosamente la capital durante cinco días. Pero la intendencia y las tropas de refuerzo de su hermano Asdrúbal no llegan y tras desistir de la toma de Roma, regresa a África.

Por contra, Publio Cornelio Escipión arriba a la península en el año 210 a.C., y en la primavera del 209, conoce la disposición de los ejércitos cartagineses, averiguando que los tres se encontraban a más de diez días de Qart Hadast, cuya guarnición era solo de mil guerreros profesionales en tanto el resto de la población eran artesanos, mercaderes, pescadores, obreros o marineros sin experiencia militar. Con gran rapidez marcha con su ejército de veintisiete mil hombres hacia la ciudad, apoyado en la mar, por la escuadra de Cayo Lelio. Escipión conocía las características físicas del terreno, así como las del estero, y la posibilidad de vadearlo.

En un desesperado intento de defensa, el cartaginés Magón Giscón reparte dos mil armas del depósito entre los hombres más fuertes, distribuyendo las fuerzas entre la acrópolis (Molinete) que dominaba la salida del estero, y el actual monte de la Concepción, que dominaba la bahía y el campamento de Escipìón y el resto en la puerta existente frente al brazo de tierra donde se situaba el campamento enemigo. Al producirse el primer ataque, hace salir a sus gentes por la puerta, tratando de intimidar al enemigo. Durante un tiempo la lucha estuvo indecisa, pero los romanos recibían constantemente tropas de refuerzo lo que obligó a los cartagineses a dar la espalda y refugiarse en la ciudad. Lograron, no obstante, rechazar a los romanos en su primer intento de asalto, creyendo conjurado el peligro, pero al anochecer se produce el segundo intento, disponiendo entonces la defensa, por el istmo y la puerta de aquel sector, sin suponer que una parte del ejército romano iniciaba el asalto vadeando el estero o laguna del Almarjal, por donde ganaron la muralla sin apenas resistencia. Desde la acrópolis (Molinete), Magón intentó oponer resistencia, pero hubo de rendir armas.

La caida de su capital ibérica para los cartagineses, supuso la pérdida de sus recursos y marcó de forma definitiva el signo de la II Guerra Púnica en favor de Roma.

Imagen de surestepress: los festeros, embravecidos y divertidos, durante el fragor de la batalla.