La Piedra Scone

Los británicos andan estos días, enfrascados en su fervor patrio por la coronación de Carlos III, quien a los 74 años cumplirá el destino para el que nació: sentarse sobre la Piedra de Scone o Piedra del Destino.

Quienes hayan visitado Edimburgo, recordarán que en el Castillo, junto con las joyas de la corona escocesa, se conserva esta Piedra de Scone que sirvió para la coronación de los reyes de Escocia durante la Edad Media. En 1296, en un intento por despojar a Escocia de sus símbolos básicos de identidad, el rey Eduardo I de Inglaterra saqueó la Abadía de Scone y se apropió de la Piedra del Destino como botín de guerra, instalándola en la Abadía de Westminster para su uso en las ceremonias de coronación de los reyes ingleses. En 1996, el Gobierno Británico decidió devolver la Piedra a Escocia, con la condición de que volviera a Londres para su uso en futuras coronaciones.

Una ancestral leyenda identifica esta piedra como la usada por Jacob para apoyar la cabeza en el pasaje bíblico de la llamada Escalera de Jacob: "Tomó una de las piedras del lugar, se la puso como almohada y se acostó allí." (Génesis, 28,11)

God save the King!

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