Llegaron por mar: Juan José Navarro

Situémonos en el año 1744, en plena Guerra de Sucesión Austríaca, en la que contendían todas las grandes potencias europeas. España combatía en el centro de Italia contra austríacos y sardos, defendiendo los derechos que tenía el Infante español Don Felipe a los ducados de Parma, Plasencia y Toscana. La escuadra española del almirante Juan José Navarro de Viana y Búfalo, formada por 12 navíos se encuentra atracada en Tolón (Francia), donde se ve bloqueada por la escuadra británica del almirante Thomas Matthews, formada por treinta y tres navíos. 

Con el apoyo de la flota francesa de De Court al amanecer del 22 de Febrero salen de Tolón. Sin embargo a la altura de Cabo Sicié, De Court forzó velas, separándose de la formación española, momento que aprovechó Matthews para atacar. A pesar de la neta superioridad británica, los españoles supieron maniobrar con inteligencia y batirse con bravura, de forma que tras cuatro horas de combate, Matthews ordenó la retirada de su escuadra rumbo a Mahón, donde habría de reparar sus destrozados buques.

Navarro entra triunfante en el puerto de Cartagena el 9 de marzo de 1744. El rey Felipe V le concedió a Navarro el marquesado de la Victoria y, además, fue ascendido a teniente general de la Armada. Su actuación le convirtió en uno de los generales más valiosos de su época con renombre universal. En el lado inglés, Matthews fue apartado del servicio. En marzo de 1748, Navarro fue nombrado comandante general del departamento de Cartagena.

Juan José Navarro de Viana y Búfalo, falleció en San Fernando el 5 de febrero de 1772. Había vivido 84 años, de ellos, 76 de servicio con cinco monarcas: Carlos II, Felipe V, Luis I, Fernando VI y Carlos III, y en los cuales se halló en cincuenta batallas y cinco sitios. Fue religioso, pío y adornado de todas las virtudes que lo hacían respetado de propios y extraños. Murió pobre; el intendente de Marina adelantó 1000 pesos (que el Rey dispuso que no se adeudasen a su familia) para preparar la capilla ardiente; y en el Convento del Carmen, de la isla de León, se dio sepultura a sus restos mortales, con toda la solemnidad que prevén las Ordenanzas.

Imagen: Retrato del Almirante Juan José Navarro de Rafael Tejeo (1798-1856). Museo Naval de Madrid