Memorias de un verano con mascarilla (1)

La primavera fue dura. Confinados, todas las actividades suspendidas y con las notas del "¡Resistiré!" sonando insistentemente. Pero lo peor eran unas altísimas cifras de fallecidos que el gobierno intentaba maquillar. Con el mes de mayo llegaron las fases de desescalada. Y cuando el calendario marcó la llegada del verano ya fue posible desplazarnos hasta nuestra residencia a orillas del Mar Menor. 

Pero sin duda un verano atípico. Con el cine al aire libre cerrado, sin las atracciones feriales para los más pequeños y manteniendo la distancia de seguridad con los vecinos. Pero, por otra parte se ha intensificado la relación familiar. 

Para empezar el estado de las aguas del Mar Menor para el baño ha mejorado notablemente con  respecto a años anteriores. Más limpias y claras, con buena visibilidad, sin la "sopa verde" de los años precedentes,y con los peces nadando entre los bañistas. Todas las analíticas las han calificado de "aptas para el baño". Aunque los mismos técnicos advierten que se trata de un equilibrio muy frágil y que cualquier episodio medioambiental podría suponer un retroceso.

En sucesivas actualizaciones iremos comentando aspectos de este atípico verano.

Imagen propia: amanecer sobre el Mar Menor