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“Conviértete y cree en el Evangelio” (Mc, 1,15)
La ceniza (del latín cinis) es el producto de la combustión de algo por el fuego. Pero tras el fuego, y por tanto tras la ceniza, la vida vuelve a surgir de forma renovada. La ceniza que se impone en las iglesias este miércoles es signo de una voluntad de conversión y renovación pascual.
El tiempo cuaresmal comienza con ceniza y termina con el fuego, el agua y la luz de la Vigilia Pascual. Algo ha de quemarse y destruirse en todos los creyentes, para dar lugar al hombre nuevo, que renueva su propio bautismo para participar mediante la Gracia en la vida pascual de Cristo.
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