Migrantes

Imagen: de internet

Las migraciones humanas existen desde que el hombre es hombre. En busca permanente de mejores condiciones de vida, el hombre fue colonizando paso a paso, hasta el último rincón del planeta. En pleno siglo XXI son múltiples las causas que motivan la migración. Y una de las más notorias, es la diferencia existente en las condiciones de vida entre el norte y el sur del planeta.

España, constituida en frontera sur de Europa, recibe en estas fechas de Octubre una auténtica oleada de pateras, tratando de alcanzar el continente antes que los rigores del invierno hagan aún más penoso el intento. Soy conocedor que hasta las costas de Cartagena llegan (si llegan) quienes se embarcaron en Argelia en busca de una vida simplemente digna. Además de varias pateras interceptadas, la pasada semana hasta cinco cadáveres de migrantes fueron hallados en nuestra costa.

Y ante ello, y reconociendo el derecho de la UE a controlar la inmigración, hay que anteponer los derechos humanos. Porque existe una doble moral desde el momento en que la UE apoya y financia políticas abusivas de control migratorio en países del norte de África. En el reciente conflicto de Libia, la UE no ha tomado medidas para impedir que miles de personas que huían de Libia murieran en el mar.

Las palabras de Thomas Hammargerg, comisario de derechos humanos del Consejo de Europa son muy ilustrativas de la situación: “Cuando impedir a los migrantes que vengan, se convierte en algo más importante que salvarles la vida, es que algo va muy mal.”