Patris corde

El Papa Francisco ha publicado su carta apostólica "Patris corde" (Con corazón de padre) abriendo el año eclesial de San José.  En un año marcado por la pandemia de COVID-19, el Papa señala como esta  ha demostrado que "nuestras vidas están tejidas y sostenidas por personas comunes —corrientemente olvidadas— que no aparecen en portadas de diarios y de revistas, ni en las grandes pasarelas del último show pero, sin lugar a dudas, están escribiendo hoy los acontecimientos decisivos de nuestra historia: médicos, enfermeros y enfermeras, encargados de reponer los productos en los supermercados, limpiadoras, cuidadoras, transportistas, fuerzas de seguridad, voluntarios, sacerdotes, religiosas y tantos pero tantos otros que comprendieron que nadie se salva solo. […]"

Y lleva toda la razón. Quienes hacen que el mundo siga girando no son en realidad los políticos, ni los periodistas, ni los banqueros, ni quienes aparecen en los grandes magacines de la TV. Son los millones de personas anónimas que cada día se levantan con la intención de trabajar y hacerlo bien. Que tienen claro cual es su cometido y lo cumplen. Por eso el Papa Francisco pone por ejemplo a un hombre de "segunda línea"; San José, un humilde carpintero de Nazaret. Los dos evangelistas que evidenciaron su figura, Mateo y Lucas, refieren poco, pero lo suficiente. Definido como "hombre justo" en el plano espiritual San José, consciente del plan de Dios, supo pronunciar su “fiat”, como María en la Anunciación y Jesús en Getsemaní.

Amó a Jesús con corazón de padre. Un padre amado, un padre en la ternura, en la obediencia y en la acogida; un padre de valentía creativa, un trabajador, siempre en la sombra.

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