El Libro del Génesis, describe la creación del primer hombre (Adán) y la primera mujer (Eva). Sin embargo no especifica que Eva fuera la primera mujer. Esto dió lugar a la configuración por parte de la tradición judía de la leyenda de Lilith, inspirada en antiguas fábulas babilónicas. Lilith habría sido la primera mujer de Adán, creada como él, del polvo de la Tierra y por tanto en plano de igualdad con el varón.

En el Alfabeto de Ben Sira (escrito entre el siglo VIII y el XI), se narra cómo Lilith se resistió a yacer por debajo de Adán : "¿Por qué he de yacer debajo de ti? Yo también fui hecha con polvo y por tanto, soy tu igual", afirmó Lilith, que, al ser forzada por Adán a obedecerle, pronunció el nombre de Dios en vano y decidió abandonar el Edén, en dirección a las tierras de Edom, al sur del Mar Muerto. Según la leyenda sería entonces cuando Dios dijo "No es bueno que el hombre esté solo" y creó a Eva de una costilla de Adán.

En las tierras de Edom, Lilith se apareó con innumerables demonios, con los cuales engendró sus hijos, quienes extendieron la maldad sobre la Tierra. Por tanta maldad, el capítulo 34 del Libro de Isaías, describe la ira de Dios, con una mención literal a Lilith: "La espada del Señor está llena de sangre, impregnada de grasa, de la sangre de corderos y chivos, de la grasa de riñones de carneros. Porque el Señor tiene un sacrificio en Bosrá, una gran matanza en el país de Edom (...) Las fieras del desierto se juntarán con las hienas, los sátiros se llamarán unos a otros. Allí también descansará Lilith y tendrá un lugar de reposo".

Para la posteridad Lilith ha pasado como el icono de "femme fatale", mujer fatal, poderosa y segura de sí misma. De una belleza turbia, inquietante, misteriosa, tentadora. Así la ha recogido el arte en sus distintas manifestaciones.

Imagen: Lilith; Óleo de John Collier. Colección de la Atkinson Art Gallery and Library de Southport, Merseyside, Inglaterra.