Quemamos las botas

Dicen quienes hacen el Camino de Santiago, que llegados a Finisterre los caminantes exhaustos pero felices de lo realizado, queman sus ropas y sus botas arrojando al mar las cenizas. Nuestro camino ha sido más liviano que el de aquellos caminantes, pero llegados al final de un interesante viaje por la provincia de Tarragona estamos igualmente felices y podemos abandonar nuestras viejas botas de gastadas suelas, tal como vemos en esta curiosa imagen captada en el paseo fluvial de la localidad de Deltebre.

Empezaremos por decir que nuestra base se establece en el Hotel Calypso de Salou, una población costera con un censo de cercano a los 30.000 habitantes, que se ha convertido en una de esas grandes poblaciones turísticas del Mediterráneo español, que vive en sus calles un ambiente internacional y festivo y en sus noches la permanente invitación al divertimento.

El moderno paseo de Jaume I, conduce hasta la Plaza de Francesc Germà, donde se encuentra la conocida como Fuente Luminosa, uno de los puntos referentes del actual urbanismo de Salou. Aunque Salou es una población muy antigua, dispone de pocos elementos patrimoniales históricos. Uno de ellos sería la Torre Vella, de carácter defensivo mandada levantar en el siglo XVI por el arzobispo de Tarragona, Pere de Cardona. La Iglesia de Santa María del Mar, data del siglo XVIII, siendo ampliada en el siglo XX.

En los próximos días, iremos recorriendo las distintas localidades visitadas en este recorrido por el sur de las tierras catalanas.