Reclusas medievales

Leyendo un libro de la autora francesa Fred Vargas, titulado "Cuando sale la reclusa", me encuentro una referencia con una forma extrema de monacato femenino: la "reclusas medievales".

No es fácil encontrar información sobre ellas en internet, no obstante con perseverancia se encuentra alguna cosa. Hablamos de mujeres que voluntariamente optaban por recluirse en una celda cuya puerta se tapiaba para hacer penitencia y entregarse a la contemplación. Es decir quedaban emparedadas, con la existencia de algún vano por el que se les suministraba agua y comida y, supongo, retiraban la evacuaciones. Esta reclusión podía prolongarse años e incluso ser de por vida. 

La más conocida y por tanto paradigmática mujer que escogió esta forma de monacato fue Santa Oria, cuya vida es conocida a través de "Vida y Poema de Santa Oria" de Gonzalo de Berceo. Su festividad litúrgica es el 11 de Marzo. Veamos una cuarteta:

  Desemparó el mundo  Oria, toca negrada
  en un rencón angosto  entró emparedada
  sufrié grant astinencia, vivié vida lazrada
  por ond ganó en cabo  de Dios rica soldada.

Otras reclusas de las que he conseguido encontrar referencias son la beata Veridiana de Castelfiorentino y la beata Juana de Signa. Algún autor lo considera una forma de liberación, pues eran mujeres que escapaban a la dominación masculina, sea de padre, hermanos, maridos o curas, para tener una libre relación con Dios. Supongo que habrá otras muchas reclusas conocidas, pero, insisto, he encontrado poca información.

No debemos confundir con aquellas mujeres que eran condenadas a un tipo de reclusión totalmente aislado, y que por tanto sufrían este tipo de emparedamiento.

Imagen de internet: Celda de las Emparedadas de Astorga.