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Ruan

Y llegamos a Ruán, capital histórica de Normandía, a orillas del Sena, con una población de 115.000 habitantes.

Fundada en tiempos del emperador Augusto, la ciudad galo-romana alcanzó su punto más alto de desarrollo en el siglo III. Tomada por el caudillo vikingo Rolloh, a inicios del siglo X, se convirtió en capital del Ducado de Normandía. En 1419, el rey Enrique V de Inglaterra, tomó la ciudad, incorporando Normandía a sus dominios. En este contexto histórico surgió la figura de Juana de Arco, símbolo del nacionalismo francés.

Nuestra visita se inicia en la catedral, construida a partir del siglo XII sobre los cimientos de una basílica del siglo IV y un conjunto románico del siglo XI. De arquitectura gótica, podemos seguir la evolución del estilo a lo largo de varios siglos. La torre Saint-Romain del siglo XII, el portal de los Bibliotecarios y el portal de Calende del siglo XIV, la fachada occidenta, la torre llamada de la Mantequilla de los siglos XV y XVI, y la aguja de hierro fundido del siglo XIX. La fachada de la Catedral está ricamente decorada con 70 figuras , esculpidas entre 1362 y 1421.

Claude Monet no se equivocaba. Impresionado por la belleza de la catedral de Rouen, se instaló en un segundo piso frente a ella y la pintó incansablemente, en diferentes horas del día y en diferentes estaciones del año para ver cómo cambiaba con diferentes luces. Esta serie de cuadros que se convirtieron en obras maestras.

En su interior una lápida epigráfica en latín, reza: Aquí está enterrado el corazón de Ricardo, rey de los ingleses, que era llamado Corazón de León. Fallecido el año 1199. (Creo que esta es la traducción, aunque el latín no era mi asignatura favorita de bachiller, la superé gracias a la ayuda del añorado Padre Lafuente, que me dió clase particular en las dependencias de la Parroquia).

Ruán cuenta con numerosas casas con entramado de madera, que le dan un sello característico. Casas con ménsulas, con ático, con zócalo de piedra y pintadas en distintos colores.

Y nos llegamos a la Rue du Gros Hoorloge, que une la catedral con la Plaza del Mercado Viejo, siendo el eje del centro histórico de la ciudad. Con casas de los siglos XVI y XVIII, lo más admirado es el Gros-Horloge, un arco renacentista bajo el cual transcurre la calle. Se encuentra coronado por un reloj astronómico que está fabricado con plomo y recubierto de oro. El mecanismo lo construyeron en el año 1389, siendo restaurado a finales del siglo XIX y electrificado en 1928. La punta del reloj es un cordero, que es el símbolo de Rouen.

Finalmente nos situamos en la Place du Vieux-Marché o Mercado Viejo. Aquí fue donde el 30 de mayo de 1431, fue quemada viva Juana de Arco por bruja y hereje a los 19 años, tras un proceso irregular. Juana fue una joven campesina francesa que a los 17 años guió al ejército francés en la Guerra de los Cien años contra Inglaterra. Años más tarde fue beatificada y declarara santa.

En el lugar exacto de su muerte, se levanta hoy la Iglesia de Juana de Arco. Iglesia moderna, edificada por Louis Arretche en 1979, en hormigón armado, tiene una doble vocación: es a la vez una iglesia para honrar a Santa Juana de Arco y un memorial civil para conmemorar a la heroína.

Otro personaje de referencia en Ruán es Gustave Flaubert, autor de Madame Bovary. Aquí nació y aquí guardan su memoría en una Casa-Museo, que no llegamos a visitar.

Ruán tiene mucho más que ver, pero ha sido una aprovechada visita de una tarde.

Fachada de la Catedral

Nave Central de la Catedral

Epigrafía. Enterramiento del corazón de Ricardo Corazón de León.

Vidrieras de la Catedral

Gros Hoorloge

Iglesia de Santa Juana de Arco. 

Estatua a Gustave Flaubert

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Cuando estuve en Normandía no pasé por Rouan, pero veo que es una ciudad preciosa con las casas entramadas como las de Bretaña, algunas tan inclinadas que parece mentira que se mantengan en pie desafiando a las inclemencias y al tiempo en sí. Una magnífica catedral por fuera y por dentro y espectacular ese reloj que hace de pasadizo como en muchas ciudades antiguas francesas y suizas.

Me encanta ver esa estatua dedicada a Flaubert con la cabeza tan echada hacia atrás, como mirando al cielo.

La verdad es que no pudo ser más aprovechada esa tarde de paseo por la ciudad.

Un abrazo y buenas noches.

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