San Martín del Castañar

El día amaneció lluvioso y nuestro programa indicaba subida hasta la Peña de Francia. Parecia un poco temerario por lo que hicimos una llamada al santuario dominico allí existente y nos desaconsejaron intentarlo. Hubimos de poner en marcha un plan B, que consistió en la visita a San Martín del Castañar, situado al pie de la mencionada sierra.

San Martín del Castañar es una población medieval, cuyo trazado y edificios conservan enteramente su esencia, circunstancia que le convierte en un pueblo encantador. El éxodo rural ha hecho que su población, que alcanzó los 1.000 habitantes a mediados del pasado siglo se reduzca ahora a poco más de 200 habitantes.

Cobijados por nuestros paraguas, llegamos a la Plaza Mayor, espacio delimitado por las escuelas viejas, el mesón y la taberna, el ayuntamiento y casas particulares. En ella una fuente, que asemeja un antiguo abrevadero. Muy cerca llegamos a la Iglesia, que tienen a bien abrir para que la visitemos. Levantada en el siglo XIII, con posteriores reformas, llama la atención la altura de su fachada, rematada con una espadaña que sirve de cuerpo de campanas. En su interior debemos resaltar los artesonados mudéjares de la nave central, la capilla de la Epístola y la capilla del Coro, además de la bóveda gótica de la capilla del Evangelio.

Antes de llegar al castillo encontramos la coqueta plaza de toros, del siglo XVII, que pasa por ser la segunda más antigua de España después de la de Béjar. Sus antiguos burladeros de granito son hoy de madera.

Inmediatamente llegamos al cementerio y al Castillo, fortaleza del siglo XV. En la parte más alta de la torre se ha instalado un mirador que ofrece unas vistas espectaculares del entorno.

Imagen propia: Plaza de toros del San Martín del Castañar