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Para quienes hemos crecido en un puerto de mar, en el que cada día atracan mercantes de cualquier lugar del mundo, la visión de un tatuaje en brazos, pecho o espalda de algún marinero era cosa habitual. Anclas, golondrinas, corazones o motivos religiosos marcaban la piel de aquellos hombres.
Además mi alistamiento en los Tercios Saharianos de La Legión Española me hizo conocer los tatuajes muy de cerca, aunque nunca fui partidario de marcar mi cuerpo con ninguno de ellos.
Pero en el último decenio del pasado siglo, el tatuaje se convirtió en una moda en el mundo occidental. Hombres y mujeres se tatúan su cuerpos hasta en sus más recónditos lugares.
Y para muchos el tatuaje ha pasado ha integrarse en el mundo del arte. Incluso existen ya importantes museos del tatuaje, como los existentes en México o Amsterdam.
Creo que en algo coincidimos, y es que yo tampoco soy partidario de marcarme con un tatuaje, aunque respeto a quienes les gusta hacerlo, y de hecho hay algunos realmente preciosos.
Magnifico articulo.
Un saludo
maravillas10Ayer a las 21:24
Ayer a las 18:37
angela.70Ayer a las 16:15
Joaki-00716/03/2025
Cristina46415/03/2025