Todos los Santos

Hay quienes identifican estas fechas con Halloween, una grotesca celebración de brujas y calabazas, ignorando que el origen de esta fiesta se encuentra en la celebración europea y celta del "All Hallow’s Eve" (la víspera de Todos los Santos). Pero, con el paso del tiempo nos viene reexpedida desde Estados Unidos, sin conexión alguna con la verdadera celebración de la fiesta cristiana de Todos los Santos.

Todos los Santos es una mirada a esa "muchedumbre inmensa, que nadie podría contar, de toda nación, razas, pueblos y lenguas, de pie delante del trono y el Cordero, vestidos con vestiduras blancas y con palmas en sus manos" que nos describe el capítulo 7 del libro del Apocalipsis. Es en realidad la celebración de la santidad de Dios, el único santo, que toca con su amor el corazón de todos nosotros para hacernos más humanos, para llamarnos a participar de esa santidad, porque universal es la llamada a la santidad.

Santos no son solo los canonizados sino esos millones y millones de personas que desde su condición de pecadores, vivieron y viven el espíritu del amor, de la justicia, de la paz, de la misericordia. Aquellos que elevan a cielo su llanto de refugiados, de emigrantes, de abusados, de hambrientos. Aquellos que se despojan de soberbias y se acercan de corazón a quienes lo necesitan. 

Pues como dijo el propio Cristo: "Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios"

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