Que un individuo histriónico y esperpéntico como Trump, arrase en las elecciones estadounidenses, sin duda sorprende. Y esto nos obliga a reflexionar.
En su victoria no solo han pesado la economía (con la inflación que dejan Joe Biden y Kamala Harris como herencia), el descontrol en la frontera (sostenido desde la Casa Blanca de forma tan irracional que alimentó las sospechas de un interés político) o el desprestigio internacional (difícilmente un gobierno puede encadenar sin consecuencias tres fracasos de la magnitud de Afganistán, Ucrania y Gaza), sino que también ha sido determinante el hartazgo hacia unas ideologías moderadas, carentes de rumbo y renunciando a principios que fueron básicos en nuestra civilización. Hartazgo del movimiento woke, que como otros estallidos sociales tuvo unos inicios ilusionantes para concluir en representar a lo "políticamente correcto", sin aportar soluciones a los problemas reales de la calle.
Pero, también han decidido votos las cuestiones morales, con el gran peso de la Iglesia Evangélica, a la que se unen otras confesiones cristianas. Uno de los grandes errores de Harris ha sido despreciar a la religión y los valores que aporta. Incluso el Papa Francisco, poco o nada simpatizante de Trump, se ha llegado a preguntar "¿Quién es el mal menor?"
Trump ha ganado las elecciones, distanciándose de la moderación. Pero cuidado, porque el panorama mundial no está muy alejado de este fenómeno. Recodemos la deriva europea en países como Francia , Italia o Hungría donde los movimientos de Marine Le Pen , Giorgia Meloni o Viktor Orban han desplazado a los antiguos liberales o democristianos. Y otros países como Polonia, Portugal, Alemania, Austria y desde luego España, muestran indicios de fatiga de las ideologías moderadas. En Iberoamérica pasa lo mismo. Milei en Argentina, Kast en Chile, Verastegui en México, Bolsonaro en Brasil, o Bukele en El Salvador, muestran la pujanza de una nueva manera de entender la política y de acercarse a la gente.
No se qué nos depara el futuro. Pero como suele decirse en España, ¡Que Dios nos pille confesados!
Esta reflexión nos la hacemos todos y las causas pueden ser varias:
Para empezar hay que reconocer que en Europa no entendemos a los estadounidenses y su mentalidad. Nos creemos con superioridad moral por ser europeos mientras que este viejo continente nuestro cada vez pinta menos en el mundo.
Biden, que parecía la gran esperanza contra Trump además de estar ya para sopitas y caldo ha tenido una gestión más que discutible y su vicepresidenta no era nada remarcable como así se ha demostrado. Fue una candidatura deprisa y corriendo que previamente habían ofrecido a Michelle Obama y que ella, más lista que el hambre, rechazó porque no quería perder.
Y lo del movimiento Woke se ha destapado como un bluff, vacío de contenido.
En fin, que los americanos disfruten de lo votado y que las consecuencias no nos toque pagarlas a los demás. No se puede decir que en ese pueblo no conozcan a su nuevo presidente.
Un abrazo y buenas noches.
Entre el viejo mundo y el nuevo mundo el cielo nos cubre a todos si se trata de aprender.La fe siempre mira al pasado el presente y futuro.En la realidad histórica política económica social y filosófica entre el cielo y la tierra siempre caminamos hacia el porvenir viviendo confiados en el reino de Dios y su justicia lo demás son estaciones pasajeras así se exterminan las luchas y guerras sin sentidos de esta tierra sin minimizar el mal aún que tengamos que pagar por el cuando no aceptamos la verdad de la palabra de Dios en nuestros corazones.Bendiciones para tod@s y recordemos cual es nuestra verdadera identidad somos hij@s y nuestra ciudadanía es celestial disfrutemos todos el viaje como buenos peregrinos y extranjeros el cielo nos espera....
angela.69Hace 40 minutos
policeredHoy a las 10:40
maravillas10Ayer a las 21:18
Joaki-007Ayer a las 19:02
larocuky03/12/2024
