Un tiempo de espera

Se iniciaba el pasado domingo el tiempo litúrgico de Adviento. El término "Adviento" viene del latín adventus, que significa venida, llegada, y representa para el creyente cristiano el momento de preparar la venida de Cristo. Y esto en un doble sentido. De un lado la inminente conmemoración de la Navidad o Natividad de Cristo hace más de 2.000 años y por otro la Parusía o esperanza en el advenimiento glorioso de Cristo al final de los tiempos.

Sin embargo son estas unas conmemoraciones que a nivel social y de calle están cada día más desnaturalizadas. Las iniciamos con un "Black friday" que supone un banderazo al consumismo desenfrenado. Continuamos con comidas y cenas orgiásticas de amigos, de compañeros, de socios, de vecinos, o de cualquier otro grupo humano. Llenamos las calles de miles de luces de colores. Llenamos nuestras despensas de marisco, cordero, vinos, licores, dulces. Y hasta soplaremos un matasuegras con doce campanadas de fondo. 

Y así es sencillamente imposible entender el sentido último de estas fiestas. Y aunque nos reunamos en familia y nos deseemos paz y felicidad, esto no dejará de ser palabraría vana e inconsistente, si olvidamos el significado real de las fiestas. 

Preparad el camino del Señor, allanad sus senderos, gritaba una voz en el desierto. Pero como suele decirse, somos libres de escuchar esa voz o desestimarla.

Imagen de internet.