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hojas vuelan al viento,
no las quiero en mi diario;
son tres palabras que intento
borrar de mi diccionario.
Si un día las escribí,
hoy las repudio y rechazo;
porque me niegan de ti
cuanto supone el abrazo.
Tres hojas vuelan
; que vuelen,
que se alejen, que no quiero
que me hostiguen ni desvelen,
ni me obstruyan el sendero.
Tres palabras de infinita
angustia y desconfianza,
cuyo sonido marchita
el ensueño y la esperanza.
Tres dagas: NO, NADA, LUEGO,
que siniestramente brillan,
y enmascaradas de juego
bárbaramente acuchillan.
Pero tres rosas fragantes
que despunten a la aurora
sobre su tallo oscilantes
han de ser: SI, TODO, AHORA.
Las dagas, por ti enterradas,
por mí cortadas las rosas,
y en las nuevas alboradas
qué explosión de mariposas.