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Un día volveré como vuelve el invierno con mis ansias calmadas y mi triste sonrisa; te tocaré a la puerta como en aquellos tiempos, sonreirás ruborosa pero estarás distinta. Volveré a andar la sombra de aquel viejo paseo que tal vez sea más densa, o tal vez ya no exista y al ver en sus troncos grabado algún nombre recordaré tus ojos y evocaré una cita. Deshojaré el libro de mis viejos recuerdos donde siempre te guardo como parte primera y la hojas que saben nuestro dulce secreto quedarán en el alma aunque el tiempo no quiera. El tiempo... ¡qué enemigo más débil!, si en todos los años que lejos de tí me he encontrado, jamás ha podido borrar de mis ojos los tiernos momentos que juntos pasamos. Porque sé que tu alma me llama en tus noches un día volveré, yo sé que volveré, si Cristo nos mostró volviendo a sus apóstoles que siempre se vuelve cuando sobra la fe. Un día volveré, yo sé que volveré, porque todas las noches regreso en mis sueños y es tan conocida la senda a mis pies que tal pareciera que yo fuera su dueño Un día volveré, yo sé que volveré, a enseñarte mis manos cansadas de buscarte, a mostrarte mis ojos resecos y a la vez oscuros y mustios de tanto llorarte. Y habrá un amanecer de anhelos en mi ruta la ruta del retorno que habré de recorrer para así suplicarte el perdón a mi culpa cuando pueda volver... cuando pueda volver.