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CUANDO NIÑO EN LA ESCUELA TENIAMOS QUE LEER UN CUENTO DE MOROSOLI HOY TENGO GANAS DE VOLVER A LA ESCUELA CON LA MAESTRA MIS AMIGOS ESA NIÑA RUBIA QUE ME GUSTABA TANTO LOS RECREOS CON LA PELOTA
Juan José Morosoli
Máximo exponente de las letras minuanas
Nace un 19 de enero de 1899 en Minas, Departamento de Lavalleja, y muere un 29 de diciembre de 1957.
Hijo de un inmigrante suizo de profesión albañil, concurre a la escuela sólo hasta cuarto año, cuando debe abandonarla para comenzar a trabajar.
Posteriormente, en 1920 (luego de trabajar en la librería de su tío) se instala con un pequeño café en 25 de mayo y Washington Beltrán. Poco tiempo después establece el Café Suizo, donde se reunían aquel legendario grupo de Escritores Minuanos integrado por José María Cajaraville, Valeriano Magri, Julio Casas Araújo, y el propio Morosoli.
Son en 1923 sus primeras incursiones en el periodismo, bajo el seudónimo "Pepe". A partir de allí, colabora con varias publicaciones, entre ellas: "La Unión" de Minas, y los Montevideanos "El Día", "Mundo Uruguayo", y "Marcha".
Entre 1923 y 1928 escribe varias obras de teatro.
En 1928 publica dos libros de poemas: un volumen colectivo - junto a Magri, Cajaraville y Casas Araújo - titulado "Bajo la misma Sombra", y otro, unipersonal titulado "Los Fuegos".
En 1929 contrae matrimonio con Luisa Lupi, unión de la que nacen sus hijas María Luz y Ana María.
En 1932 publica el volumen de narrativa "Hombres".
En 1936 aparece la que será su obra mayor: "Los albañiles de los Tapes".
Luego, en 1944 aparece "Hombres y Mujeres", seguido en 1947 por la primera edición de "Perico", en 1950 "Muchachos", y en 1953 "Vivientes".
Con posterioridad a su muerte, aparece, en 1959 "Tierra y Tiempo", año en que le es otorgado, en forma póstuma, el Premio Nacional de Literatura.
La Fundación "Lolita Rubial", crea en 1991, la medalla "Morosoli" - Símbolo del Movimiento Cultural Minuano, y en 1995, la Estatuilla "Morosoli" y el Premio "Morosoli" - Homenaje a la Cultura Uruguaya.
Hoy, unánimemente, la Crítica Literaria lo considera uno de los grandes de las Letras Uruguayas.
Arenero
Juan José Morosoli
Estas arenas del Santa Lucía sí que son arenas!... ¿Y las aguas? Andan siempre entre las piedras. No conocen el barro...
Además dan de beber a una ciudad. Perico deseaba irse un día aguas abajo y conocer bien el río. Lo que se dice bien. Porque un río debe tener cosas para ver que no se acaban nunca. Lo piensa ahora que está paleando arena, llenando la carreta para ir al pueblo.
En el cauce lento se levanta una suave niebla. Los bueyes alientan un vaho que asciende en la amanecida. El fueguito carrero calienta la pava ennegrecida. Vuelan rectos hacia el cielo los aguateros, y las tijeretas, cortando con golpes de cola las últimas estrellas.
Hay arena más fina en el mar le dije un día.
¿El mar? El no lo había visto. Pero conocía a un hombre que viajó por él. Nunca le había hablado de las arenas del mar.
Le llevé un puñado un día.
La miró y dijo simplemente:
-Esto no es arena. Es polvo. No ensucia las manos pero no es arena. Arena es esto!
Levantó del río un puñado, la extendió en la palma de la mano:
Se puede poner en la boca. Es dulce y fresca.
Paleaba y paleaba Perico. La mañana comenzaba a levantar árboles contra el sol que estaba creciendo tras el bosque.
El mar sería lindo. Pero no tenía árboles. Los barcos no eran sino carretas. No necesitaban caminos para viajar. Y terminaba:
Mi padre, que era carrero, iba así por los campos. Las estrellas lo guiaban. El será arenero toda la vida. Le gusta mucho el río, las arenas, los árboles. Cuando a uno le gusta una cosa y puede serlo no precisa más...
Todo es lindo. La mañana y la tarde... ¿Y el mediodía? Guardar bajo las arenas una sandía, y luego partirla, y comerla y beberla mientras arden las cigarras en el talar crespo y gris.
¿Y la noche? Hay un rato que el río no canta. Oye.
Creo que el agua se queda quieta y no va a ningún lado. Oír esto es lindo. Es más lindo que oír los ruidos.
Claro, oír el silencio tiene que ser lindo.
Y sacar arena de donde se debe sacar. No es cuestión de sacar y sacar. No. Hay que sacar la que el río no necesita. Y para esto hay que conocer bien el río, que es una cosa viva y está en su cauce como un cuerpo vivo en el aire, y se va por donde necesita ir.
Y Perico hace en la vida lo que desea hacer. Va por ella como un río por la tierra. Cumple su misión con respeto de sacerdote por su religión. Pero él no sabe esto. Lo hace así porque él también tiene arena dulce y rubia en el fondo. Perico es como un río.
Juan José Morosoli
Gracias por tu visita.
Paso con un poco de prisa, así que me llevo el texto para poder leerlo luego con tranquilidad.
Espero que estés muy bien.
Besitos, cielo, que tengas un bonito dia
Hola cielo.
Creo que me entendiste mal, no hay que olvidarlo. Como dijo Federica Montseny " el pueblo que olvida su historia, está condenado a repetirla".
Lo que intenté decirte, es que aunque despues la historia ponga a cada uno en su lugar, el mal está hecho ya y no se puede deshacer.
No estaré fisicamente en Valencia, está demasiado lejos, pero si estaré representada por las protectoras.
Besitos, cielo, que tengas un bonito dia
hoolis!
ay! si oi es el dia del libro..jaja
i descuida, no te voi a morder..jaja!!
soi vegetariana (solo "cazo" animales) jajajaja!!!!!
pasaa..!
kisses kisseS!
byE!
hola guapeton q bonito texto sabias palabras los libros son lo mejor q uno se puede imagianr muakkkkkkkkkkkkkkkkkkkkkkkkkkkkkkkkkkkkkkkkkkkkkkkkkkkkkkkkkkkkkkkkkkkkkkkkkkkkkkkkkkkkkkkkkkkkk patri
Hola cielo como siempre
excelente historia
un beso de Luna