miarroba
El fotolog de elgauchobesuqueiro
LAS HORMIGAS ,....

Las hormigas, mi jefe y el sueño del día después
Ayer tarde, a la puerta de la oficina, mi jefe me pilló aplastando hormigas con la punta del bastón. No me llamó por mi nombre, sólo dijo al salir del portal: "¡Estás acabando con la especie!", con una media sonrisa irónica mientras seguía su camino, a paso rápido, por la acera. No me dio tiempo a reaccionar. Aparte de poner cara de sota, apenas acerté a balbucear una palabras inconexas, del tipo: "Sí… bueno…, la naturaleza ya se sabe… hay tantas". Tampoco me dio tiempo a decirle que apenas había acertado con tres o cuatro hormigas. El autobús que estaba esperando se demoró aún un par de minutos, en los que no pude apartar la vista de la fila de hormigas, indiferente en apariencia al exterminio sufrido antes de que mi jefe les salvase el pellejo.
Una vez en el salón de casa, me senté en el sillón que hay frente al balcón y creo recordar no me atreví a salir a pesar del calor sofocante. Incapaz de pensar en otra cosa, me concentré en el hormiguero que amenaza con traspasar el umbral. Tenía previsto luchar contra él con un insecticida líquido potentísimo, como otras veces, pero preferí dejarlo para otro día. Luego me di una ducha fría. Cuando llegó mi mujer, le propuse dar un paseo sin pensar –¿o sí?– en la posibilidad de tener que enfrentarme a más procesiones de insectos, como sucedió. Estábamos parloteando acerca del aire fresco que no terminaba de correr –el calor seguía siendo insoportable– cuando vi que por la caña del bastón ascendían dos ejemplares de buen tamaño: un par de movimientos bruscos fueron suficientes para proyectarlos al vacío, pero entonces… Sí, fue entonces cuando descubrí el hormiguero. Justo debajo del banco: era grande y estaba rodeado de restos de frutos secos. ¡No son tontas ni nada!, le dije a mi mujer. Pero ella no se inmutó y siguió hablándome de un paciente que había recibido esa misma tarde en su consulta: "Tiene fobia a las arañas y… también a su suegra", apostilló.
Dormí a pierna suelta y, a la mañana siguiente, mi cabeza parecía limpia de fragmentos de sueños y visiones apocalípticas. "Cielo cubierto, ambiente húmedo y posibilidad de tormentas", pronosticaban para la jornada. En ese momento no me di cuenta de la influencia positiva que podría tener el fenómeno atmosférico sobre el suceso de la tarde anterior, eso sí, de ser ciertas las previsiones metereológicas. La jornada de trabajo no fue dura, aún así estuve bastante ocupado con un reportaje sobre "especies en extinción" que mi jefe me había encargado tres días antes para la edición del miércoles y que me hizo recordar el suceso del día anterior. "Las coincidencias nunca vienen solas y, además, no siempre resultan coincidentes", creo que pensé con alivio al comprobar que las hormigas no figuraban en la lista que el jefe me había pasado junto a las fotos.
No salí de la oficina en toda la mañana: comí frugalmente frente al ordenador y tampoco me pasé por la terraza. Recuerdo que no crucé muchas palabras, por no decir ninguna, con mis compañeros. Cuando salí al exterior, a última hora de la tarde, vi que no había llovido ni gota y que el calor era aún más sofocante que el día anterior. Estaban allí: bajaban en hilera por el bordillo de la jardinera y avanzaban por la retícula que dibujan los baldosines. Rodeado de hormigas, inmóvil, "agarrotado", me alarmé. El autobús no llegaba… Giré la cabeza y vi una sombra en el portal: es la suya. "Si, es la del jefe, no hay duda. He de actuar como si nada. No hay nada sospechoso en mi actitud. Sólo estoy esperando el autobús y, además, hasta mañana no tengo que entregarle el dichoso reportaje", imagino que pensé.
La sombra se demoró aún unos instantes que me parecieron interminables, interrumpidos, "¡al fin!", por el ruido sordo del compresor de las puertas. Subí sin mirar, piqué el billete y me senté justo detrás del cristal ahumado de la cabina del conductor. En la parada siguiente no subió ni bajó nadie, ni en la otra, ni tampoco en la de la plaza... Miré hacia atrás y vi que el autobús estaba desierto: "¡A estas horas no es normal!, dije. Miré por la ventanilla y la calle estaba desierta: "Ni un alma". Entonces sonó un fuerte crujido procedente de la trampilla del conductor: una pata peluda salía de la trampilla, una antena y… unos ojos gigantes… "¡NO!"

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Primeraluna ï¿½ El 29/12/2008 a las 09:29

Hola me gusto tu historia
un besazo de Luna
feliz comienzo de semana

Foto de diosadelpoderio
diosadelpoderio ï¿½ El 29/12/2008 a las 10:37

Jajaja, sorprendente final. Según iba leyendo, iba formando en mi mente el posible final de la historia, y para nada era el que me has dado. Sorprendida gratamente por tus preciosas narraciones, vuelvo a mi espacio, donde estoy felicitando a mis grandes amigos virtuales, y donde de seguro tu tendras un espacio, como lo tienes en este corazón.

Besitos

Foto de akira57
akira57 ï¿½ El 29/12/2008 a las 21:37

Buenas noches amigo paso simplemente a dejarte mi saludos
mas sinceros y decirte.......

¡¡Que esta noche vieja, la magia sea tu mejor traje,
tu sonrisa el mejor regalo, tus ojos el mejor destino,
y tu felicidad mi mejor deseo!!

Un fuerte abrazo de tu amiga con cariño...

LOLA

Foto de poesia26
poesia26 ï¿½ El 29/12/2008 a las 22:33

a las hormigas no hay que dañar ardua tarea la de cosechar para el invierno besitos de año nuevo maria

Última foto del fotolog de themisfits1977
themisfits1977 ï¿½ El 30/12/2008 a las 07:53

gracias x haber pasado muy linda la poesia!!! k tengas feliz año!!!

Foto de diosadelpoderio
diosadelpoderio ï¿½ El 31/12/2008 a las 10:09

Hola Gaucho, que gusto que pasaste por mi casa, para felicitarme. Quiero transmitirte mis mejores deseos para este año que comienza, que la paz, el amor y la felicidad, colmen tu corazón y tu casa, para transmitirselo a todos los que ames.
Que las lagrimas que derrames, sean solo de felicidad.

Ocupas un lugar en el corazon de esta española.

Un besito

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