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¡¡ AMIGOS EN LINEA !!
¿Es posible querer a alguien que nunca has visto?
En este mundo cibernético tenemos personas que vienen
y van, es realmente interesante, tenemos algo en común,
comenzamos nuevas relaciones sin importar de dónde
somos, compartimos detalles de nuestras vidas,
nos contamos penas y alegrías.
Eventualmente comienzas a apreciar a quienes te
acercas más, es una especie de familia aquellos que
comparten tu ciber-vida: casados, solteros,
jóvenes o viejos o en algún lugar intermedio.
Compartimos una vida "on-line" con aquellos que nunca
hemos visto, con lo cual nuestros amigos, esposas y esposos
no entienden, ya que ellos no están envueltos con nosotros
cuando estamos en la tierra cibernética, no pueden
comprender cómo la amistad germina entre nosotros,
ellos jamás comprenderían cuán amigos podemos ser,
cuánto bien nos podemos hacer compartiendo
estos ratos entre ciber-amigos.
Todos tenemos seres queridos cerca o viviendo
en nuestros hogares y aún en medio de ellos, a veces
nos sentimos solos. Pero ahora existen los amigos "on-line"
que iluminan tu vida, que comparten tu soledad en
medio de la multitud y te arrancan una sonrisa simplemente
con la llegada de sus mails.
Buenos Diiias...Permiiiso,se puede?..Un matecito? jajaja..Perdón!,soy Asi,vió?.
Que cierto lo que escribistes.Esto On-Line es así de simple y Maravilloso.Aunque te diré que se encuentra de Todo un Poco en este Mundillo Cibernético.Estan los que Escriben con el Corazón y los que Falsean...Yo tengo la suerte de sentir lo que trasmiten y me doy cuenta perfectamente,a Quienes les abro Mi Corazón.Hasta ahora no me fué tan mal.Más Vale Pocos y Buenos y NO Muchos y Vacios!.
Y es increible la Magia que se crea através de esto.El Anonimato nos permite poder mostrarnos tal cual somos y Que Bueno que es Recibir Afecto de Personas que Nunca Conoceremos.No Importa si Nuestros Afectos Reales No Nos entienden..Me Basta con entenderme Yo Misma.Todo el Cariño que Recibo de Este Medio,No tiene Precio.Gracias Por tú Saludo y seguiré Visitando tú Casita,si es que No molesto.Te Dejo Saluditos.-Charo.
Hola Gaucho, entré y cuando vi de que iba tu actualización, sali para coger un enlace.
Monimon, que anda por aqui, la veo a diario, vino detrás de mi jajajaj, creo un blog para que participaramos todos nosotros, y colaboraramos. Mi primer artículo, trato precisamente de la amistad en internet, ¿te interesa leerlo?? bien te dejo el enlace si así lo deseas.
http://mercadodepulgas.blogcindario.com/2009/01/00006.html
Esas fueron mis palabras entonces, y no quito ni una coma, si no que las reafirmo.
Tu nietita lindisima .... Anda que no la quieres ni nada.
Besitos, cielo
hola amigo k bonito texto es cierto los amigos de imternet aunke no nos veamos llegamos a kerenos mucho y la gente k esta a nuestro alrededor no entienden como puedes tener grandes amigos a traves de una pantalla te mando muchos besitoss y decirte k pases una feliz tarde
Te regalo unas flores del jardín de UMa.
Nunca descuides el jardin de la amistad.
Augurios y buenos cielos
UMa y Chamali
Hola Gaucho tu siempre me sorprende con tus lindas
poesias de amor, pero este texto reflaja totalmente
la realidad de lo que es el mundo del ciber-amigo
solo nosotros, los que compartimos estos cruces de
comentarios llenos de tanto cariño y ternura podemos
entender el significado de la palabra ciber-amigo
se crean sin darnos cuenta unos lazos de amistad
que incluso ni uno mismo se lo puede creer, quizas
porque llena ese espacio que esta un poco
vacio, abrir la puerta de nuestra casa virtual y
encontrar a tantos ciber-amigos es magico, guardemos
esta magia en lo mas profundo de nuestro corazon..
Te deseo un magico fin de semana y te envio miles de
besos desde el otro extremo del mundo...
LOLA
Un tren de números
Un tren de juguete
subido a los raíles,
viaja por el mundo
como" corre ve y dile".
La máquina resopla
echando anillos de humo,
arrastra diez vagones
desde el cero y el uno...
El cero es un rosquillo
que dice "cómeme,"
si tu no te lo comes
yo lo voy a coger.
El uno es un soldado
con una gran nariz,
parece resfriado,
¡amén! ¡Jesús! ¡hachís!.
El dos es un patito
nadando en una charca,
persigue a mamá pata
que se le escapa.
El tres es un gusano
que trabaja en el circo,
baila sobre su cola
intentando dar un brinco.
El cuatro es una silla
que han puesto boca abajo,
si tú quieres sentarte
te va a costar trabajo.
El cinco es un policía
un poquito barrigón,
lleva puesta una gran gorra
para que no le dé el sol.
El seis es una guinda
toda vestida de rojo,
con un rabito muy largo
de donde yo la cojo.
El siete es un camino
que no tiene salida,
el coche gira y gira
y se aburre enseguida.
El ocho son las gafas
de la abuelita Lulú,
las ha dejado olvidadas,
¿se las devuelves tu?.
El nueve es un globito
que se ha comprado Juan,
y como lo ha perdido,
llora y llama a su mamá
NO A LA PORNOGRAFIA INFANTIL
hola guapeton q graciosa la imagen hace q pensar eh jejeje
besos patri
Hola Gaucho muchas gracias por tan linda poesia
que ayer me dejastes en mi casa virtual sobre la
amistad, como me gusto tanto aqui te dejo un trocito
de ella....
Amigos... seremos siempre amigos
para contar nuestras penas una a una
y tendremos así como testigos
al sol, al viento, a la noche, o a la luna....
Te deseo un feliz viernes y te envio miles de besos con todo mi cariño........
LOLA
Hola Gaucho, hoy una simpatica poesia.... me gusto. Pero lo que me llego al corazón, es que te unieras a este grupo de personas que cada jueves, lanzamos un grito contra el abuso de menores, mas concretamente contra la pornografia infantil.
Y por supuesto no podia ser menos, teniendo a tu dulce nieta como si de una diosa se tratara, de tanto amor como la profesas.
Un besito
Holaaa amigo, Bueno pues después de trabajar toda la tarde en ello, tengo el honor de invitarte a cenar al REFUGIO, he preparado un Menú de Gala, para celebrar que entre todos hemos conseguido que sea el Fotolog del Dia.
Así que ya sabes... hay cocktail de bienvenida y una variedad de platos que espero sean de tu agrado.
Gracias por colaborar conmigo, y muchos besos ... Montse.
aqui me tienes otra vez
q maravilloso retratito de dos niños
indefensos e inocentes, yo me sumo a ti...
besos gaucho,
ya lei tu poesia por ahi...
es bella,
y esto tb...
¿ Porque la gente Grita ?
Un día Meher Baba preguntó a sus mandalies lo siguiente:- ¿Por que la gente se grita cuando están enojados?:
Los hombres pensaron unos momentos:
Porque perdemos la calma - dijo uno - por eso gritamos.-
Pero ¿por qué gritar cuando la otra persona está a tu lado? - preguntó Baba - No es posible hablarle en voz baja? ¿Por qué gritas a una persona cuando estás enojado?
Los hombres dieron algunas otras respuestas pero ninguna de ellas satisfacía a Baba.
Finalmente él explicó:
Cuando dos personas están enojadas, sus corazones se alejan mucho. Para cubrir esa distancia deben gritar, para poder escucharse. Mientras más enojados estén, más fuerte tendrán que gritar para escucharse uno a otro a través de esa gran distancia.
Luego Baba preguntó:- ¿Qué sucede cuando dos personas se enamoran?
Ellos no se gritan sino que se hablan suavemente,¿por qué? Sus corazones están muy cerca.
La distancia entre ellos es muy pequeña.
Baba continuó - Cuando se enamoran más aún, qué sucede? No hablan, sólo susurran y se vuelven aun más cerca en su amor. Finalmente no necesitan siquiera susurrar, sólo se miran y eso es todo. Así es cuan cerca están dos personas cuando se aman.
Luego Baba dijo:-
Cuando discutan no dejen que sus corazones se alejen, no digan palabras que los distancien más, llegará un día en que la distancia sea tanta que no encontrarán más el camino de regreso.
Buenas noches amigo muy buena respuesta a la pregunta
que nos haces de el porque las personas se gritan..por
cierto la imagen es supertierna......
Te deseo un feliz jueves y te envio miles de besos
con todo cariño......
LOLA
GRITAN POR SU ENCIERRO ASI SE LIBERAN BESITOS DE NIÑEZ MARIA
q bueno q lo hayas visto
me alegra saber q estas ahi...
besos
Monica.
Hola amigo, gracias por tu visita y por esta cadena fantásticas palabras que siempre llenan mi corazón.
Pero hoy vine tambien para decirte que: Estoy super feliz, es la primera vez que me nombran FOTOLG DEL DIA , y quiero celebrarlo con todos vosotros amigos, porque esta es una distinción que corresponde también a todos, por el gran cariño y apoyo que me habeis brindado dia tras dia, acudiendo a este vuestro REFUGIO.
Muchos besos de Montse
Hola!!
como andas gaucho!!
lindo texto.
un beso
La religión del automóvil
I. Liturgia del divino motor
Con el dios de cuatro ruedas ocurre lo que suele ocurrir con los dioses: nacen al servicio de la gente, mágicos conjuros contra el miedo y la soledad, y terminan poniendo a la gente a su servicio. La religión del automóvil, con su Vaticano en Estados Unidos de América, tiene al mundo de rodillas.
Seis, seis, seis
La imagen del Paraíso: cada estadounidense tiene un auto y un arma de fuego. En Estados Unidos se concentra la mayor cantidad de automóviles y también el arsenal más numeroso, los dos negocios básicos de la economía nacional. Seis, seis, seis: de cada seis dólares que gasta el ciudadano medio, uno se consagra al automóvil; de cada seis horas de vida, una se dedica a viajar en auto o a trabajar para pagarlo; y de cada seis empleos, uno está directa o indirectamente relacionado con la violencia y sus industrias. Cuanta más gente asesinan los automóviles y las armas, y cuanta más naturaleza arrasa, más crece el Producto Nacional Bruto. Como bien dice el investigador alemán Winfried Wolf, en nuestro tiempo las fuerzas productivas se han convertido en fuerzas destructivas.
¿Talismanes contra el desamparo o invitaciones al crimen? La venta de autos es simétrica con la venta de armas, y bien podría decirse que forma parte de ella: los accidentes de tránsito matan y hieren cada año más estadounidenses que todos los estadounidenses muertos y heridos a lo largo de la guerra de Vietnam, y el permiso de conducir es el único documento necesario para que cualquiera pueda comprar una metralleta y con ella cocine a balazos a todo el vecindario. El permiso de conducir no sólo se usa para estos menesteres, sino que también es imprescindible para pagar con cheques o cobrarlos, para hacer un trámite o firmar un contrato. En Estados Unidos, el permiso de conducir hace las veces de documento de identidad. Los automóviles otorgan identidad a las personas.
Los aliados de la democracia
El país cuenta con la nafta más barata del mundo, gracias a los presidentes corruptos, los jeques de lentes negros y los reyes de opereta que se dedican a malvender petróleo, a violar derechos humanos y a comprar armas estadounidenses. Arabia Saudita, pongamos por caso, que figura en los primeros lugares de las estadísticas internacionales por la riqueza de sus ricos, la mortalidad de sus niños y las atrocidades de sus verdugos, es el principal cliente de la industria estadounidense de armamentos. Sin la nafta barata que proporcionan estos aliados de la democracia, no sería posible el milagro: en Estados Unidos, cualquiera puede tener auto, y muchos pueden cambiarlos con frecuencia. Y si el dinero no alcanza para el último modelo, ya se venden aerosoles que dan aroma a nuevo al vejestorio comprado hace tres o cuatro años, el autosaurio ése.
Dime qué coche tienes y te diré quién eres, y cuánto vales. Esta civilización que adora los automóviles, tiene pánico de la vejez: el automóvil, promesa de juventud eterna, es el único cuerpo que se puede cambiar.
La jaula
A este cuerpo, el de cuatro ruedas, se consagra la mayor parte de la publicidad en la televisión, la mayor parte de las horas de conversación y la mayor parte del espacio de las ciudades. El automóvil dispone de restoranes, donde se alimenta de nafta y aceite, y a su servicio están las farmacias donde compra remedios, los hospitales donde lo revisan, lo diagnostican y lo curan, los dormitorios donde duerme y los cementerios donde muere.
El promete libertad a las personas, y por algo las autopistas se llaman freeways, caminos libres, y sin embargo actúa como una jaula ambulante. El tiempo de trabajo humano se ha reducido poco o nada, y en cambio año tras año aumenta el tiempo necesario para ir y venir al trabajo, por los atolladeros del tránsito que obligan a avanzar a duras penas y a los codazos. Se vive dentro del automóvil, y él no te suelta. Drive-by shooting: sin salir del auto, a toda velocidad, se puede apretar el gatillo y disparar sin mirar a quién, como se estila ahora en las noches de Los Angeles. Drive-thru teller, drive-in restaurant, drive-in movies: sin salir del auto se puede sacar dinero del banco, cenar hamburguesas y ver una película. Y sin salir del auto se puede contraer matrimonio, drive-in marriage: en Reno, Nevada, el automóvil entra bajo los arcos de flores de plástico, por una ventanilla asoma el testigo y por la otra el pastor, que Biblia en mano os declara marido y mujer, y a la salida una funcionaria, provista de alas y de halo, entrega la partida de matrimonio y recibe la propina, que se llama Love donation.
El automóvil, cuerpo renovable, tiene más derechos que el cuerpo humano, condenado a la decrepitud. Estados Unidos de América ha emprendido, en estos últimos años, la guerra santa contra el demonio del tabaco. En las revistas, la publicidad de los cigarrillos está atravesada por obligatorias advertencias a la salud pública. Los anuncios advierten, por ejemplo: "El humo del tabaco contiene monóxido de carbono". Pero ningún anuncio de automóviles advierte que mucho más monóxido de carbono contiene el humo de los coches. La gente no puede fumar. Los autos, sí.
II. El ángel exterminador
En 1992 hubo un plebiscito en Amsterdam. Los habitantes de la ciudad holandesa resolvieron reducir a la mitad el espacio, ya muy limitado, que ocupan los automóviles. Tres años después se prohibió el tránsito de autos privados en todo el centro de la ciudad italiana de Florencia, prohibición que se extenderá a la ciudad entera a medida que se multipliquen los tranvías, las líneas de metro, las vías peatonales y los autobuses. También las ciclovías: pronto se podrá atravesar toda la ciudad sin riesgos, por cualquier parte, pedaleando en un medio de transporte que cuesta poco, no gasta nada, no invade el espacio humano ni envenena el aire, y que fue inventado, hace cinco siglos, por un vecino de Florencia llamado Leonardo da Vinci.
Mientras tanto, un informe oficial confirmaba que los automóviles ocupan un espacio bastante mayor que las personas en la ciudad estadounidense de Los Angeles, pero allí a nadie se le ocurrió cometer el sacrilegio de expulsar a los invasores.
¿A quién pertenecen las ciudades?
Amsterdam y Florencia son excepciones a la regla universal de la usurpación. El mundo se ha motorizado aceleradamente, a medida que han ido creciendo las ciudades y las distancias, y los medios públicos de transporte han cedido paso al coche privado. El presidente francés Georges Pompidou lo celebraba diciendo que "es la ciudad la que debe adaptarse a los automóviles, y no al revés", pero sus palabras cobraron sentido trágico cuando se reveló que habían aumentado brutalmente los muertos por contaminación en la ciudad de París, durante las huelgas de fines del año pasado: la paralización del metro había multiplicado los viajes en automóvil y había agotado las existencias de mascarillas antiesmog.
En Alemania, en 1950, los trenes, autobuses, metros y tranvías realizaban las tres cuartas partes del transporte de personas; actualmente, suman menos de una quinta parte. El promedio europeo ha caído al 25 por ciento, lo que es todavía mucho si se compara con Estados Unidos, donde el transporte público, virtualmente exterminado en la mayoría de las ciudades, sólo llega al cuatro por ciento del total.
Henry Ford y Harvey Firestone eran íntimos amigos, y ambos se llevaban de lo más bien con la familia Rockefeller. Ese cariño recíproco desembocó en una alianza de influencias que mucho tuvo que ver con el desmantelamiento de los ferrocarriles y la creación de una vasta telaraña de carreteras, luego convertidas en autopistas, en todo el territorio estadounidense. Con el paso de los años se ha hecho cada vez más apabullante, en Estados Unidos y en el mundo entero, el poder de los fabricantes de automóviles, los fabricantes de neumáticos y los industriales del petróleo. De las sesenta mayores empresas del mundo, la mitad pertenece a esta santa alianza o está de alguna manera ligada a la dictadura de las cuatro ruedas.
Datos para un prontuario
Los derechos humanos se detienen al pie de los derechos de las máquinas. Los automóviles emiten impunemente un cóctel de muchas sustancias asesinas. La intoxicación del aire es espectacularmente visible en las ciudades latinoamericanas, pero se nota mucho menos en algunas ciudades del norte del mundo. La diferencia se explica, en gran medida, por el uso obligatorio de los convertidores catalíticos y de la nafta sin plomo, que han reducido la contaminación más notoria de cada vehículo en los países de mayor desarrollo. Sin embargo, la cantidad tiende a anular la calidad, y estos progresos tecnológicos van reduciendo su impacto positivo ante la proliferación vertiginosa del parque automotor, que se reproduce como si estuviera formado por conejos.
Visibles o disimuladas, reducidas o no, las emisiones venenosas forman una larga lista criminal. Por poner tan sólo tres ejemplos, los técnicos de Greenpeace han denunciado que proviene de los automóviles no menos de la mitad del total del monóxido de carbono, del óxido de nitrógeno y de los hidrocarburos que tan eficazmente están contribuyendo a la demolición del planeta y de la salud humana.
"La salud no es negociable. Basta de medias tintas", declaró el responsable de transportes de Florencia, a principios de este año, mientras anunciaba que ésa será "la primera ciudad europea libre de automóviles". Pero en casi todo el resto del mundo, se parte de la base de que es inevitable que el divino motor sea el eje de la vida humana, en la era urbana.
Copiamos lo peor
El ruido de los motores no deja oír las voces que denuncian el artificio de una civilización que te roba la libertad para después vendértela, y que te corta las piernas para obligarte a comprar automóviles y aparatos de gimnasia. Se impone en el mundo, como único modelo posible de vida, la pesadilla de ciudades donde los autos mandan, devoran las zonas verdes y se apoderan del espacio humano. Respiramos el poco aire que ellos nos dejan; y quien no muere atropellado, sufre gastritis por los embotellamientos.
Las ciudades latinoamericanas no quieren parecerse a Amsterdam o a Florencia, sino a Los Angeles, y están consiguiendo convertirse en la horrorosa caricatura de aquel vértigo. Llevamos cinco siglos de entrenamiento para copiar en lugar de crear. Ya que estamos condenados a la copianditis, podríamos elegir nuestros modelos con un poco más de cuidado. Anestesiados como estamos por la televisión, la publicidad y la cultura de consumo, nos hemos creído el cuento de la llamada modernización, como si ese chiste de mal gusto y humor negro fuera el abracadabra de la felicidad.
III. Los espejos del Paraíso
La publicidad habla del automóvil como una bendición al alcance de todos. ¿Un derecho universal, una conquista democrática? Si fuera verdad, y todos los seres humanos pudieran convertirse en felices propietarios de este medio de transporte convertido en talismán, el planeta sufriría muerte súbita por falta de aire. Y antes, dejaría de funcionar por falta de energía. Nos queda petróleo para dos generaciones. Ya hemos quemado en un ratito una gran parte del petróleo que se había formado a lo largo de millones de años. El mundo produce autos al ritmo de los latidos del corazón, más de uno por segundo, y ellos están devorando más de la mitad de todo el petróleo que el mundo produce.
Por supuesto, la publicidad miente. Los numeritos dicen que el automóvil no es un derecho universal, sino un privilegio de pocos. Sólo el 20 por ciento de la humanidad dispone del 80 por ciento de los autos, aunque el cien por ciento de la humanidad tenga que sufrir las consecuencias. Como tantos otros símbolos de la sociedad de consumo, éste es un instrumento que está en manos del norte del mundo y de las minorías que en el sur reproducen las costumbres del norte y creen, y hacen creer, que quien no tiene permiso de conducir no tiene permiso de existir.
El 85 por ciento de la población de la capital de México viaja en el 15 por ciento del total de vehículos. Uno de cada diez habitantes de Bogotá es dueño de nueve de cada diez automóviles. Aunque la mayoría de los latinoamericanos no tiene el derecho de comprar un auto, todos tienen el deber de pagarlo. De cada mil haitianos, sólo cinco están motorizados, pero Haití dedica un tercio de sus importaciones a vehículos, repuestos y nafta. Un tercio dedica, también, El Salvador. Según Ricardo Navarro, especialista en estos temas, el dinero que Colombia gasta cada año para subsidiar la nafta, alcanzaría para regalar dos millones y medio de bicicletas a la población.
El derecho de matar
Un solo país, Alemania, tiene más automóviles que la suma de todos los países de América Latina y Africa. Sin embargo, en el sur del mundo mueren tres de cada cuatro muertos en los accidentes de tráfico de todo el planeta. Y de los tres que mueren, dos son peatones.
En eso, al menos, no miente la publicidad, que suele comparar al auto con un arma: acelerar es como disparar, proporciona el mismo placer y el mismo poder. La cacería de los caminantes es frecuente en algunas de las grandes ciudades latinoamericanas, donde la coraza de cuatro ruedas estimula la tradicional prepotencia de los que mandan y de los que actúan como si mandaran. Y en estos últimos tiempos, tiempos de creciente inseguridad, al impune matonismo de siempre se agrega el pánico a los asaltos y a los secuestros. Cada vez hay más gente dispuesta a matar a quien se le ponga delante. Las minorías privilegiadas, condenadas al miedo perpetuo, pisan el acelerador a fondo para aplastar la realidad o para huir de ella, y la realidad es una cosa muy peligrosa que ocurre al otro lado de las ventanillas cerradas del automóvil.
El derecho de invadir
Por las calles latinoamericanas circula una ínfima parte de los automóviles del mundo, pero algunas de las ciudades más contaminadas del mundo están en América Latina.
La imitación servil de los modelos de vida de los grandes centros dominantes, produce catástrofes. Las copias multiplican hasta el delirio los defectos del original. Las estructuras de la injusticia hereditaria y las contradicciones sociales feroces han generado ciudades que crecen fuera de todo posible control, gigantescos frankensteins de la civilización: la importación de la religión del automóvil y la identificación de la democracia con la sociedad de consumo, tienen, en esos reinos del sálvese quien pueda, efectos más devastadores que cualquier bombardeo.
Nunca tantos han sufrido tanto por tan pocos. El transporte público desastroso y la ausencia de ciclovías hace obligatorio el uso del automóvil, pero la inmensa mayoría, que no lo puede comprar, vive acorralada por el tráfico y ahogada por el esmog. Las aceras se reducen, hay cada vez más parkings y cada vez menos barrios, cada vez más autos que se cruzan y cada vez menos personas que se encuentran. Los autobuses no sólo son escasos: para peor, en muchas ciudades el transporte público corre por cuenta de unos destartalados cachivaches que echan mortales humaredas por los caños de escape y multiplican la contaminación en lugar de aliviarla.
El derecho de contaminar
Los automóviles privados están obligados, en las principales ciudades del norte del mundo, a utilizar combustibles menos venenosos y tecnologías menos cochinas, pero en el sur la impunidad del dinero es más asesina que la impunidad de las dictaduras militares. En raros casos, la ley obliga al uso de nafta sin plomo y de convertidores catalíticos, que requieren controles estrictos y son de vida limitada: cuando la ley obliga, se acata pero no se cumple, según quiere la tradición que viene de los tiempos coloniales.
Algunas de las mayores ciudades latinoamericanas viven pendientes de la lluvia y el viento, que no limpian de veneno el aire, pero al menos se lo llevan a otra parte. La ciudad de México vive en estado de perpetua emergencia ambiental, provocada en gran medida por los automóviles, y los consejos del gobierno a la población, ante la devastación de la plaga motorizada, parecen lecciones prácticas para enfrentar una invasión de marcianos: evitar los ejercicios, cerrar herméticamente las casas, no salir, no moverse. Los bebés nacen con plomo en la sangre y un tercio de los ciudadanos padece dolores crónicos de cabeza
-O usted deja de fumar, o se muere en un año -advirtió el médico a un amigo mío, habitante de la ciudad de México, que no había fumado ni un solo cigarrillo en toda su vida.
La ciudad de San Pablo respira los domingos y se asfixia los días de semana. Año tras año se va envenenando el aire de Buenos Aires, al mismo ritmo en que crece el parque automotor, que el año pasado aumentó en medio millón de vehículos. Santiago de Chile está separada del cielo por un paraguas de esmog, que en los últimos quince años ha duplicado su densidad, mientras también se duplicaba, casualmente, la cantidad de automóviles.-------------------------------------------------------------------------------
Tomado de:
Brecha, Montevideo, viernes 29 de marzo de 1996.
Hola menudo texto
pero valio la pena
leerlo me gusto
un beso de Luna
Hola cielo, ahora no tengo tiempo de leer todo el texto que pones hoy, pero lo paso a word y lo leere con calma, por eso no te lo comenteo ahora.
Espero que estes muy bien y veo que sigue por aqui, tu bella nietecita.
Tambien espero vieras un poco del enlace que te envie, y sintieras un poco como es mi vida.
Besitos cielo
vaya historia curuiosa jeje q bien veo tu log sigue asi
besos patri
La trama del tiempo
Tenía cinco años cuando se fue.
Creció en otro país, habló otra lengua.
Cuando regresó, ya había vivido mucha vida.
Felisa Ortega llegó a la ciudad de Bilbao, subió a lo alto del monte Artxanda y anduvo el camino, que no había olvidado, hacia la casa que había sido su casa.
Todo le parecía pequeño, encogido por los años; y le daba vergüenza que los vecinos escucharan los golpes de tambor que le sacudían el pecho.
No encontró su triciclo, ni los sillones de mimbre de colores, ni la mesa de la cocina donde su madre, que le leía cuentos, había cortado de un tijeretazo al lobo que la hacía llorar. Tampoco encontró el balcón, desde donde había visto los aviones alemanes que iban a bombardear Guernica.
Al rato, los vecinos se animaron a decírselo: no, esta casa no era su casa. Su casa había sido aniquilada. Ésta que ella estaba viendo se había construido sobre las ruinas.
Entonces, alguien apareció, desde el fondo del tiempo. Alguien que dijo:
Soy Elena.
Se gastaron abrazándose.
Mucho habían corrido, juntas, en aquellas arboledas de la infancia.
Y dijo Elena:
Tengo algo para ti.
Y le trajo una fuente de porcelana blanca, con dibujos azules.
Felisa la reconoció. Su madre ofrecía, en esa fuente, las galletitas de avellanas que hacía para todos.
Elena la había encontrado, intacta, entre los escombros, y se la había guardado durante cincuenta y ocho años
EDUARDO GALEANO
Hola cielo que linda historia
de añoranza y recuerdos
un beso de Luna
Necesitamos que nos dejes una palabra para llevarsela a:
<< El Libro que busca Palabras y Sueños>>.
Yo ya tengo la mia ... ¿cual es tu palabra elegida?
Augurios y buenos cielos
UMa y Chamali
recuerdos sonasi mas perdidos andan aveces besitos de paisajes maria
Hola Gaucho.
Que bella historia, y ambientada en Bilbao, una ciudad que adoro, por muchos motivos.
Que bien se te ve con tu nietecita. Estas hecho un abuelete genial y esa pequeña, se la ve superfeliz.
Si estuvieras mas cerca, te invitaria a la Media de Medina, seguro que te gustaria, Te dejo un enlace de la pasada edición (llovio para aburrir), y cuando salga la información de la proxima te la dejo, para que veas un poquito.
http://www.nortecastilla.es/20080420/deportes/atletismo/pablo-vega-vence-media-20080420.html
Besitos
Hola amigo, aquí estoy de nuevo después de esta
pequeña ausencia, pasaba por delante de la puerta
de tu casa virtual y he decido entrar a desearte una
feliz semana llena de mucho amor y felicidad y
darte miles de besos con todo mi cariño...
LOLA
Crimen robado
Héctor Galmés
SUBIÓ AL tranvía sin importarle qué destino llevaba, y se bajó en cualquier parte. Sintió bajo las suelas gastadas las turgencias de los adoquines calientes aún, después de aquel día bochornoso de diciembre. Se sentó en el cordón de la vereda para aflojarse las cintas de los zapatos y se quedó un rato allí, mirando las copas de los plátanos iluminadas por los altos faroles de la avenida. Nadie transitaba por las aceras sombrías. Puertas y ventanas estaban cerradas. Era casi medianoche. Pero esta vez vencería al insomnio; caminaría hasta el agotamiento, y cuando se tirara sobre la cama no lo incomodaría tanto el calor del colchón de lana ni los olores ácidos que subían de la cocina. No pedía más que poder dormir un par de horas de corrido. Nada más que un par de horas, hasta que algún anciano lo llamara para que le alcanzara el orinal, otro, para que le cambiara las sábanas empapadas, aquél, para que le diera la primera toma de su medicina, éste, ¿.ara que le masajeara la espalda. Le inspiraban aversión y también envidia, porque consideraba que era más llevadera que la suya, la existencia de aquellos desgraciados que no acababan de morirse (y cuando alguno expiraba, venía otro a reemplazarlo de inmediato).
Pasó un tranvía sin pasajeros, con el motorman tieso y el guarda adormilado. Tal vez fuera el último. Mejor así. Eso lo obligaba a caminar y a distenderse. Cuando el golpeteo de los hierros aún no se había ahogado en la distancia, oyó voces y risas medio contenidas. No logró averiguar de dónde procedían.
Posiblemente de alguna habitación a oscuras, con las ventanas abiertas de par en par y las celosías cerradas, o acaso de algún balcón donde trasnochaba gente sin sueño y agobiada por el calor. Se reían de él: un hombre sin perro. A esa hora no se podía salir sin perro, sin llamar la atención. El no tenía. Sólo un gato medio ciego que lo esperaba estirado sobre la colcha. Se arrimó a la pared y apuró el paso para escapar a las miradas curiosas.
Pasó junto a las verjas del Parque Central. Los grandes portones de hierro abiertos, como siempre. Contuvo el impulso de internarse por la avenida de plátanos y caminar hasta el monte de pinos junto al viejo estadio de madera. El lugar le traía recuerdos gratos: allí había ganado sus primeros reales ayudando a despachar naranjada durante los partidos de fútbol. Pero ahora estaba oscuro, demasiado oscuro. Aún se veía a ambos lados del portal restos de carteles de toros impresos en azul. Las últimas corridas se habían realizado el verano anterior, en el ruedo adyacente, pero esas lidias no tenían ningún interés para él porque se respetaba la vida del toro.
Siguió caminando. Ahora se aproximaba a las luces del Hospital Militar.
Más allá de la avenida Larrañaga, se espesaban las sombras y el silencio parecía definitivo. La mayor parte de los faroles estaban apagados o habían sido destrozados por pedradas certeras. Se le ocurrió que podría ser atacado por patoteros; pero quien podía adivinar que un caminante solitario se desplazaba en la tiniebla. Además no llevaba reloj y tenía poco dinero. Esas carencias lo ayudaban a sentirse seguro. Caminaba por la zona de mansiones rodeadas de jardines. El perfume de las plantas, confundido con el de la tierra húmeda, le hacía bien, lo reconciliaba momentáneamente con el mundo, pero más adelante, después de cruzar el camino Propios, volvió a sentir la sensación sofocante. Se desplazaba por veredas desniveladas; los jardines eran más pequeños, hasta que ya no hubo jardines sino series de casas de una planta. El mismo frente repetido, idénticas puertas, de doble hoja, altas y angostas y con llamador de bronce; el escalón de mármol, gastado en el medio, las rejillas de los respiraderos de los sótanos, todas iguales. Había más luz que en el sector de las mansiones, pero sólo servía para mostrar la fealdad de las casas de clase media. En una esquina acababan de cerrar un bar; por debajo de la cortina metálica salía un torrente de
agua jabonosa con creolina.
Tenía la boca reseca. Buscó un caramelo de menta en el bolsillo del pantalón, le quitó la envoltura de celofán, se lo llevó a la boca y lo chupó lentamente. Se sucedían puertas cerradas. No todas. A media cuadra de distancia, la luz de un zaguán proyectaba un rectángulo amarillo sobre la vereda. Quiso mirar, por curiosidad, por tratarse de la única puerta abierta. Un novio se estaría despidiendo, o visitas de última hora; tal vez hubiera enfermos y esperaban al médico... Quedó inmóvil en medio del rectángulo amarillo, fascinado por aquel cuadro. Tuvo intención de llamar a los de adentro. A través de los vidrios de la puerta cancel vio dos mujeres, al final de un largo pasillo. Escuchaban por la radio un vals de Canaro. Una de ellas hacía tejido de ganchillo y la otra, con un codo apoyado en el borde de la mesa leía una revista. No supo qué hacer: si golpear el llamador, o abrir la cancel y gritarles, o huir antes de que alguien lo viera.
Imposible huir. Lo retenía una atracción irresistible. Se atrevió a trasponer el umbral. No cabía duda de que el hombre estaba muerto. Tenía la serenidad de los mártires de las estampas. No presentaba señales de lucha. El asesino lo había tomado de sorpresa. Conservaba los anteojos en su lugar; bajo los cristales de aumento, montados en armazón de metal plateado, brillaban unos ojos muy claros, como esferas de agua.
La herida en el costado izquierdo sangraba poco, tal vez la impresión y no la herida había puesto fin a la vida del anciano, sobre cuya calva se posaba una mosca.
El arma homicida, una sevillana de hoja labrada y mango de hueso, había sido abandonada sobre el escalón, junto al marco de la puerta, por el criminal, acaso involuntario; se trataría de un rapiñero inexperto, o simplemente de un loco.
Se agachó para recoger el arma; sintió deleite al empuñarla, y la acercó al pecho del muerto para probar el filo en uno de los tiradores que levantó hasta que el elástico se cortó y sonó como un latigazo.
Cuando alzó la cabeza vio la cara desfigurada por el espanto tras los cristales de la cancel. Mientras la mujer gritaba como loca, él se incorporó pesadamente, cerró la sevillana, la guardó en el bolsillo y se retiró sin prisa. Dobló la primera esquina y anduvo hasta dar con un boliche abierto en el que dos parroquianos comentaban con el dueño la persecución y entrada a puerto del acorazado alemán. Se hizo servir una cerveza y la bebió de a sorbitos. Se sentía reanimado, con el convencimiento de que a él tampoco le hubiera faltado coraje para ultimar al hombre. Y de haberlo hecho, hubiera confesado lisa y llanamente y aun inventado agravantes, aunque más no fuera para mortificar a los ancianos que se horrorizarían de pensar que habían convivido tanto tiempo con un criminal; y ya no podrían dormir, y si lo lograban tendrían pesadillas en las que él los visitaría noche a noche empuñando una gran navaja. Pero, pensándolo bien, en la cárcel la pasaría mejor, mucho mejor. Podría dormir largas siestas, comería siempre a la misma hora, y se haría de amigos, por qué no. Además le darían la oportunidad de aprender un oficio. La cocinera, era seguro, iría a visitarlo los domingos y le llevaría golosinas y cigarrillos.
Estaba decidido: se haría cargo de esa muerte.
Héctor Galmés
El País Cultural Nº 235
6 de mayo de 1994
CARRUAJES ANTIGUOS CUAL ANTAÑO TARDIOS Y DE LEJANIA ESPERANZA DEL QUE ESPERA BESITOS DE ESPERANZA MARIA
Hola Gaucho.
En primer lugar, cambia el fondo, fondo rojo con letras rojas, es dificil de escribir, no se ve.
No sabia que el Pais, llegara hasta allí, soy asidua lectora de ese diario de siempre, y este relato, lo conocia desde hace tiempo, aunque siempre es interesante leer aquello que esta bien escrito y bien redaztado, amen de una historia interesante.
Bueno que no veo.
Besitos
Hola interesante relato
me gusta tu fondo en blanco y negro
bonita si señor
un beso de Luna
Este es un video casero realizado por mi Hija mas chica la yoli es en base a fotografias tomadas durante competencias de 10k realizadas en montevideo ,canelones,punta del este y,piriapolis la intencion es demostrar que no solo de pan vive el hombre tambien existe la amistad el deporte como terapia de salud y esparcimiento vivir plenamente ese es el fin.
hola
gracias por ese lindo
poema
espero q pase un buen
fin de semana
dehando
huella
stom56
www.metroflog.com/stom56
En mi mundo de sueños e ilusiones voy almacenando recuerdos ...
¿Quiere ser parte de ellos?
Augurios y buenos cielos
UMa y chamali
el videocito genial eso a correr y a no parar pues los ultimos seran los primeros genialgracias por estar y existir mil gracias amigo besitos de cariño maria
Bueno, el entrenamiento y la constancia, hacen que se superen los tiempos, eso es evidente, pero tambien el entrenamiento en exceso, puede acarrear problemas fisicos.
Creo que lo mejor seria que cada uno conociera sus propios limites, lo que en el atletismo, y concretamente en el medio fondo, es muy dificil, ya que siempre os exigir mas y mas, y eso puede traeros problemas.
Yo llevo mucho tiempo organizando la media y conviviendo con corredores de Medio fondo y gran fondo, y he visto autenticas burradas, pero siguen con lo mismo. Espero que no seas de ese tipo, y que sea una diversion para ti.
Besitos
Gracias...
Gracias...
por estar conmigo, por ser como eres
por regalarme lo bueno o malo de ti...
Perdón...
si te he ofendido, si alguna vez te he humillado
si en algún momento
yo me equivoque...
Quiero que sepas...
que soy humano y al igual que tú débil pude ser,
pero con todo y mis defectos y errores, jamás te fallé...
Pero he de pedirte...
que me permitas amarte solo un poco...
que me permitas con tu cuerpo elevarme...
hacia el mismo cielo que hoy mi gloria es....
Que no me niegues
la dicha de sentir tu calor, y que junto a tu ser...
disfrute del amor
que aun emana en mi piel...
Permíteme...
estar a tu lado, tomar tus labios una vez mas...
no sentir tu abandono...pues no lo podré soportar...
pues no sabes que te amo y siempre.....
TE HE DE AMAR...
PARA POESIA 26
hola amigo k bello poema para nuestra maria yo desde aki le digo maria no te bayas todos aki te kieren mucho por favor no te bayas
un beso amigo feliz tarde
Gaucho, gracias.
Esto es una familia, lo has ido comprobando poco a poco. Maria es excepcional, la persona que siempre esta allí cuando se la necesita. Ahora necesitamos demostrarla, nuestro amor, nuetra amistad, nuestro cariño, que vea que no esta sola, que la necesitamos.
Y esta es la mejor manera.
Muchos besitos
Gracias Gaucho, eres un amigo...
besos
Que tal amigo?. Yo también estoy confundida y ciertamente desolada, por esta situación tan repentina, pero debemos respetar sus deseos y sus motivos.
En el Refugio de una forma u otra sigue estando y seguirá estando ... siempre .... Maria.
Besos.
Hola cielo que precioso poema para poesia
eso es lo que es ella poesia
un besazo de Luna
La guerra
Eduardo Galeano
Seré curioso. A mediados del año pasado, mientras esta guerra se estaba incubando, George W. Bush declaró que «debemos estar listos para atacar en cualquier oscuro rincón del mundo». Irak es, pues, un oscuro rincón del mundo. ¿Creerá Bush que la civilización nació en Texas y que sus compatriotas inventaron la escritura? ¿Nunca escuchó hablar de la biblioteca de Nínive, ni de la torre de Babel, ni de los jardines colgantes de Babilonia? ¿No escuchó ni uno solo de los cuentos de las mil y una noches de Bagdad?
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¿Quién lo eligió presidente del planeta? A mí, nadie me llamó a votar en esas elecciones. ¿Y a ustedes?
¿Elegiríamos a un presidente sordo? ¿A un hombre incapaz de escuchar nada más que los ecos de su voz? ¿Sordo ante el trueno incesante de millones y millones de voces que en las calles del mundo están declarando la paz a la guerra?
Ni siquiera ha sido capaz de escuchar el cariñoso consejo de Günter Grass. El escritor alemán, comprendiendo que Bush tenía necesidad de demostrar algo muy importante ante su padre, le recomendó que consultara a un sicoanalista en lugar de bombardear Irak.
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En 1898, el presidente William McKinley declaró que Dios le había dado la orden de quedarse con las islas Filipinas, para civilizar y cristianizar a sus habitantes. McKinley dijo que habló con Dios mientras caminaba, a medianoche, por los corredores de la Casa Blanca. Más de un siglo después, el presidente Bush asegura que Dios está de su lado en la conquista de Irak. ¿A qué hora y en qué lugar recibió la palabra divina?
¿Y por qué Dios habrá dado órdenes tan contradictorias a Bush y al Papa de Roma?
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Se declara la guerra en nombre de la comunidad internacional, que está harta de guerras. Y, como de costumbre, se declara la guerra en nombre de la paz.
No es por el petróleo, dicen. Pero si Irak produjera rabanitos en lugar de petróleo, ¿a quién se le ocurriría invadir ese país?
Bush, Dick Cheney y la dulce Condoleezza Rice, ¿habrán renunciado realmente a sus altos empleos en la industria petrolera? ¿Por qué esta manía de Tony Blair contra el dictador iraquí? ¿No será porque hace 30 años Saddam Hussein nacionalizó la británica Irak Petroleum Company? ¿Cuántos pozos espera recibir José María Aznar en el próximo reparto?
La sociedad de consumo, borracha de petróleo, tiene pánico al síndrome de abstinencia. En Irak, el elixir negro es el menos costoso y, quizá, el más cuantioso.
En una manifestación pacifista, en Nueva York, un cartel pregunta: "¿Por qué el petróleo nuestro está bajo las arenas de ellos?"
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Estados Unidos ha anunciado una larga ocupación militar, después de la victoria. Sus generales se harán cargo de establecer la democracia en Irak.
¿Será una democracia igual a la que regalaron a Haití, República Dominicana o Nicaragua? Ocuparon Haití durante 19 años y fundaron un poder militar que desembocó en la dictadura de Francoise Duvalier. Ocuparon Dominicana durante nueve años y fundaron la dictadura de Rafael Leónidas Trujillo. Ocuparon Nicaragua durante 21 años y fundaron la dictadura de la familia Somoza.
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La dinastía de los Somoza, que los marines habían puesto en el trono, duró medio siglo, hasta que en 1979 fue barrida por la furia popular. Entonces, el presidente Ronald Reagan montó a caballo y se lanzó a salvar a su país amenazado por la revolución sandinista. Nicaragua, pobre entre los pobres, tenía, en total, cinco ascensores y una escalera mecánica, que no funcionaba. Pero Reagan denunciaba que Nicaragua era un peligro; y mientras él hablaba, la televisión mostraba un mapa de Estados Unidos tiñéndose de rojo desde el sur, para ilustrar la invasión inminente. El presidente Bush, ¿le copia los discursos que siembran el pánico? ¿Bush dice Irak donde Reagan decía Nicaragua?
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Títulos de los diarios, en los días previos a la guerra: "Estados Unidos está pronto a resistir el ataque".
Récord de ventas de cintas aislantes, máscaras antigás, píldoras antirradiaciones... ¿Por qué tiene más miedo el verdugo que la víctima? ¿Sólo por este clima de histeria colectiva? ¿O tiembla porque presiente las consecuencias de sus actos? ¿Y si el petróleo iraquí incendiara el mundo? ¿No será esta guerra la mejor vitamina que el terrorismo internacional está necesitando? -------------------------------------------------------------------------------
Nos dicen que Saddam Hussein alimenta a los fanáticos de Al Qaeda. ¿Un criadero de cuervos para que le arranquen los ojos? Los fundamentalistas islámicos lo odian. Es satánico un país donde se ven películas de Hollywood, muchos colegios enseñan inglés, la mayoría musulmana no impide que los cristianos anden con la cruz al pecho y no es muy raro ver mujeres con pantalones y blusas audaces.
No hubo ningún iraquí entre los terroristas que voltearon las torres de Nueva York. Casi todos eran de Arabia Saudita, el mejor cliente de Estados Unidos en el mundo. También es saudita Bin Laden, ese villano que los satélites persiguen mientras huye a caballo por el desierto, y que dice presente cada vez que Bush necesita sus servicios de ogro profesional.
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¿Sabía usted que el presidente Dwight D. Eisenhower dijo, en 1953, que la "guerra preventiva" era un invento de Adolfo Hitler? Afirmó: "Francamente, yo no me tomaría en serio a nadie que me viniera a proponer una cosa semejante".
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Estados Unidos es el país que más armas fabrica y vende en el mundo. Es, también, la única nación que ha arrojado bombas atómicas contra la población civil. Y siempre está, por tradición, en guerra contra alguien.
¿Quién amenaza la paz universal? ¿Irak?
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¿Irak no respeta las resoluciones de la Organización de Naciones Unidas (ONU)? ¿Las respeta Bush, que acaba de propinar la más espectacular patada a la legalidad internacional? ¿Las respeta Israel, país especializado en ignorarlas?
Irak ha desconocido 17 resoluciones de la ONU. Israel, 64. ¿Bombardeará Bush a su más fiel aliado?
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Irak fue arrasado, en 1991, por la guerra de Bush padre, y hambreado por el bloqueo posterior. ¿Qué armas de destrucción masiva puede esconder este país masivamente destruido?
Israel, que desde 1967 usurpa tierras palestinas, cuenta con un arsenal de bombas atómicas que le garantizan la impunidad. Y Pakistán, otro fiel aliado que además es un notorio nido de terroristas, exhibe sus propias ojivas nucleares. Pero el enemigo es Irak, porque "podría tener" esas armas. Si las tuviera, como Corea del Norte proclama que las tiene, ¿se anima-rían a atacarlo?
¿Y las armas químicas y biológicas? ¿Quién vendió a Saddam Hussein las cepas para fabricar los gases venenosos que asfixiaron a los kurdos, y los helicópteros para arrojar esos gases? ¿Por qué Bush no muestra los recibos?
En aquellos años, guerra contra Irán, guerra contra los kurdos, ¿era Saddam menos dictador de lo que es ahora? Hasta Donald Rumsfeld lo visitaba en misión de amistad. ¿Por qué los kurdos son conmovedores ahora, y antes no? ¿Y por qué sólo son conmovedores los kurdos de Irak, y no los kurdos mucho más numerosos que sacrificó Turquía?
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Rumsfeld, actual secretario de Defensa, anuncia que su país usará "gases no letales" contra Irak. ¿Serán gases tan poco letales como esos que Vladimir Putin usó, el año pasado, en el teatro de Moscú, y que mataron a más de cien rehenes?
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Durante unos cuantos días, Naciones Unidas cubrió con una cortina el Guernica de Picasso, para que esa desagradable escenografía no perturbara los toques de clarín de Colin Powell.
¿De qué tamaño será la cortina que esconderá la carnicería de Irak, según la censura total que el Pentágono ha impuesto a los corresponsales de guerra?
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¿Adónde irán las almas de las víctimas iraquíes? Según el reverendo Billy Graham, asesor religioso del presidente Bush y agrimensor celestial, el paraíso es más bien chico: mide nada más que mil 500 millas cuadradas. Pocos serán los elegidos. Adivinanza: ¿Cuál será el país que ha comprado casi todas las entradas?
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Y una pregunta final, que pido prestada a John Le Carré:
¿Van a matar a mucha gente, papá?
Nadie que conozcas, querido. Sólo extranjeros.
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Tomado de: La Jornada, México, D.F., miércoles 19 de marzo de 2003.
Hola muy interesante texto
siempre gueeras y mas guerras
haber si alguna vez paran ya
linda imagen
un beso de Luna
Yo quiero seguir compartiendo sueños ... ¿me acompañas?
Augurios y buenos cielos
Chamali
una imagen y un fondo geniales y si es cierto todo eso de las guerras por eso pedimos un mundo mejor sin guerras ya esta bien no crees?
besos patri
¿conoces a poesia26? pues dice que se va asi que si quieres unirte a nuestra campaña o apoyarnos dilo
muuuuuuuuuuaaaaaaaaaaaaakkkkkkkkk para ti
Una aventura nocturna
Sylvia Simonet
Pablo y Andrés eran dos hermanitos que vivían en el campo. Todos los días salían juntos a recorrer los alrededores de la casa, pues había lugares muy pintorescos e interesantes. Muy cerca se levantaba un cerro, de poca altura pero escarpado y pedregoso y más lejos había una pradera atravesada por una cañada.
Los hermanitos disfrutaban de sus correrías y acostumbraban a recoger todo lo que les llamaba la atención: hoy una piedra de forma curiosa, mañana lindas semillas, otro día hongos o quizás plumas que algún ave había perdido. Cerca de la cañada encontraban caparazones de tortuga, caracoles, cucharillas del agua
Todo les interesaba y nunca volvían con las manos vacías.
Un día, bajaban la ladera del cerro, cuando vieron un cacto espinoso, de esos que llaman erizos, de tamaño poco común. Sin dudarlo mucho, lo sacaron del lugar y se lo llevaron consigo, sosteniéndolo de las raíces para no pincharse. En su casa, la mamá les proporcionó una maceta para plantarlo, maceta que los hermanitos colocaron en el alféizar de la ventana de su dormitorio. Observando el cacto con atención, descubrieron en su parte superior unos pequeños botones: eran los pimpollos de la planta.
En los días subsiguientes los botones aumentaron de tamaño. La mamá dijo: -Pronto florecerá.
Pablo y Andrés esperaban con impaciencia el momento de poder ver las flores que nacerían de esa planta tan espinosa y de aspecto tan hosco. Finalmente, una soleada mañana abrieron unas hermosísimas corolas de color amarillo azafrán, para la gran satisfacción de los dos niños, que llenaron de elogios a su cacto.
Esa noche, cuando ya se habían acostado y estaban a punto de dormirse, oyeron suaves voces que los llamaban desde la ventana:
-¡Pablo
! ¡Andrés
!
Muy sorprendidos se levantaron y se acercaron a la ventana. Y ¡oh, sorpresa! ¿Quiénes les hablaban sino las flores del cacto?!
-¿Qué pasa? ¿Qué quieren?-atinó a preguntar Andrés, que era un poco más decidido que Pablo.
-Queremos pedirles que nos ayuden.
-¿Qué los ayudemos? ¿A ustedes?
-Sí, sucede que hoy es el primer plenilunio de verano, y como sabrán, es la noche que los espíritus de la naturaleza, a los que los hombres llaman a veces hadas, recorren los campos y en esa ocasión las flores los agasajamos con un baile.
-¿Con un baile? ¿Las flores bailan?
-Sí, esa noche sí. Y ya verán de qué manera. Porque lo que queremos pedirles a ustedes es que nos devuelvan a nuestro lugar en el cerro para que podamos participar de la fiesta.
Pablo y Andrés se miraron.
-Podemos llevar el cacto de nuevo al lugar donde lo encontramos- dijo Andrés.
-¿Habrá tiempo?- preguntó su hermano.
-Sí. Lo hay- se apresuraron a contestar las flores.-La luna aún no está demasiado alta en el cielo. Pero debemos apresurarnos.
-Bueno, vamos- dijeron los niños.
Tratando de no hacer ruido, porque sospechaban que sus padres no estarían muy de acuerdo con una escapada nocturna, los niños abrieron la puerta que daba al jardín. La luna llena iluminaba con una luz plateada que permitía verlo todo sin necesidad de linternas o faroles. Andrés llevaba la maceta con el cacto y Pablo le seguía. Avanzaron por el sendero, cruzaron el portón y después caminaron por el campo hasta llegar al cerro. Allí depositaron el cacto entre unas piedras y esperaron la llegada de las hadas.
Y porque eran niños inocentes y además estaban dotados de natural imaginación, les fue dado contemplar a estos fantásticos seres y aún hablar con ellos.
Las hadas se presentaron después de medianoche, cuando la luna estaba cerca del cenit. Tenían la apariencia de hermosos ángeles de largos cabellos verdes y estaban coronadas con diademas de luciérnagas, que brillaban más que los diamantes de cualquier rey de la Tierra.
Todas las flores del campo se habían congregado para saludarlas y bailar en su honor, cosa que hicieron con inigualable gracia y habilidad. Pablo y Andrés miraban fascinados el maravilloso espectáculo.
Más tarde, las hadas hablaron con los niños y les explicaron que el baile recordaba un hecho sucedido hacía muchísimo tiempo. Representaba cómo las propias hadas habían pintado las flores silvestres con los colores más bellos del universo, para que de ese modo los campos y los montes se vieran engalanados como el mejor de los jardines. Así fue que los rojos más vibrantes fueron asignados a los ceibos y los plumerillos, los celestes y los lilas más delicados a los camalotes y los cardos, los amarillos más intensos a los aromos y los cactos, mientras que se concedió el azul al huraño canutillo, el rosado a los tiernos macachines, el púrpura a las portulacas que crecen entre las piedras. Estas flores y muchas más nombraron las hadas a los niños, que las escuchaban con profunda atención. También añadieron que tales bellezas sólo se ofrecen al que sabe buscarlas con amor y dedicación, porque la naturaleza, con ser generosa, es también celosa de sus tesoros y los oculta a quienes no se lo merecen.
Avanzada la noche, llegó la hora de dar por finalizada la fiesta y todos se despidieron con gran pena de Pablo y Andrés, que hubieran querido continuar en tan extraordinaria compañía. Pronto el campo quedó desierto y sólo permaneció el cacto junto a los niños.
-Será mejor que dejemos el cacto aquí- dijo al fin Pablo.
-Sí, será mejor que quede en el cerro. Es su hogar- concordó Andrés.
A la mañana siguiente, cuando los hermanitos contaron a su mamá los extraordinarios acontecimientos de la noche, ella los miró sonriendo y dijo:
-Ustedes lo han soñado todo, niños. Eso no ha sucedido realmente.
Y fue tan convincente en las razones que les dio, que Pablo y Andrés quedaron desconcertados y hasta llegaron a pensar que su aventura nocturna no había sido más que un sueño.
Pero más tarde, al comentar el asunto entre ellos, recordaron un detalle que los hizo cavilar, y fue éste: si todo había sido un sueño, ¿cómo se explicaba el hecho de que los dos habían soñado lo mismo?
Sylvia Simonet
"Nina-Minina y otros cuentos", edición de A.U.L.I.
Hoooo, pues es cierto, amigo. Una coincidencia que "explica una realidad soñada".
Me encantó tu relato, y el fondo, es de una ternura muy especial.
Besos, majo.
CUENTOS COMO LOS QUE LEIA DE NIÑA DE BARCO DE VAPOR LINDOS GENIAL ME HACIAN SOÑAR BESITSO DE AZUL MARIA
Hola Gaucho, como cada dia paso a saludarte, y deleitarme con esos relatos tan magnificos que seleccionas para nosotros. Procuro no perdermelos, pese al cansancio del duro trabajo en el que estoy inmensa ahora.
Me gusta el pajarraco, muy chulo
Besitos
cuento precioso
asi como tu pagina
lindo todo todo
asias por pasarte besuq
lindo dia
besitos
´´´´´´´´´´´¶--OlAsSs
´´´´´´´´´´¶¶--KoMo TaY??
´´´´´´´´´¶¶¶--SpErO q Bn PoZ
¶¶¶´´´´´¶¶´¶--oIe Me PzAbA x AcA pA sAlUdArTe PuEz
´¶¶¶¶¶¶¶¶´´¶--y ezo poz
´´´¶¶´´´´´¶¶¶¶¶¶¶¶¶´´´´´´´¶--OiE pAsAtE
´´´´´¶¶´¶¶´´´´¶¶¶¶´´´´´´´¶¶--PoR mI lOg
´´´´¶¶´´´´´¶¶¶´´´´´´´´´´¶¶¶--PlIzZZ
´´´¶¶´¶¶¶¶´¶´´´¶¶¶´´´´´¶¶´¶-BuEnO y EzO pOz
´´¶¶¶¶¶´´¶¶´¶´´´¶¶¶¶¶¶¶¶´´¶
´¶¶´´´´´´´´¶¶¶´´´´¶¶´´´´´´´¶¶¶¶¶¶¶¶´´´´´´´
´´´´´´´´´´´´¶¶´´´´´´¶¶´¶¶´´´´¶¶¶¶´´´´´´´´
´´´´´´´´´´´´´´´´´´´¶¶´´´´´¶¶¶´´´´´´´´´´´
´´´´´´´´´´´´´´´´´´¶¶´¶¶¶¶´¶´´´´´CuIdAtE
´´´´´´´´´´´´´´´´´¶¶¶¶¶´´¶¶´¶´´´´´mUxO
´´´´´´´´´´´´´´´´¶¶´´´´´´´´¶¶¶´´´´mUxO
´´´´´´´´´´´´´´´´´´´´´´´´´´´¶¶´´´´´´ATTE:jOhAnS_JaBiThAa
nekowin@hotmail.com
aDiOzZzZzZzzZ
Serie negra
Me llamo Philip Mármol y soy detective privado, oficio duro, si los hay. Por un lamentable error de combinaciones aéreas, llegué una noche a este arrabal sudamericano. Estaba en el aeropuerto de Los Ángeles, aguardando un vuelo para Filadelfia y bebiendo ginger ale con un bourbon en el bar. Es lo último que recuerdo. Algo debió suceder para que yo abordase un Jumbo que hizo escala en Curazao, Río, San Pablo y finalmente me depositó -todavía con mi vaso en la mano- en esta desconocida Montevideo. Afortunadamente tenía encima mis últimos doscientos dólares y mi 45 bajo el sobaco. Hechos los trámites migratorios, llené mi vaso con una mezcla de vodka ruso y ron de Jamaica y tomé un taxi en dirección al centro de la ciudad. En el viaje comprobé que mis frecuentes investigaciones en México me sirvieron para dominar un poco de español. El chofer mencionó cosas como "crisis", "chicoria", "pálida" y "dónde vamos a parar" que me hicieron recordar los lejanos tiempos de la Gran Depresión en el Sunset Boulevard. Al llegar, gasté mis primeros veinticinco dólares para pagar ese corto viaje. Añoré mi viejo Packard y me dije por primera vez: ¡qué mierda estoy haciendo aquí!(En castellano en el original)
Tomé una habitación en un hotelucho de la calle Mitre y antes de subir a instalarme compré una botella de whisky, Sólo un trago podía aislarme de la sordidez del lugar. Recordé que en Filadelfia debían estar aguardándome y me sonreí. Me habían pagado por adelantado y aquí estaba yo, gastando a cuenta y a punto de embriagarme nuevamente.
Al otro día, después de ducharme y afeitarme, decidí probar mi profesión en una ciudad desconocida pero que comenzaba a agradarme. Desayuné dos ginn fizz en el "Jauja" (un bodegón folclórico instalado junto al hotel) y me dispuse a alquilar una oficina. Al final de la tarde conseguí una en el único rascacielos de la ciudad, un edificio deplorable llamado "Palacio Salvo", que me recordó un postre helado que sirven en una heladería de la 42 y Broadway. Deposité cien dólares como garantía y cincuenta como alquiler adelantado para el primer mes. Con mis últimos veinticinco tendría que vivir hasta que apareciera el primer cliente.
Jugaba al ajedrez contra mí mismo cuando unos débiles golpes me desconcentraron, justo en el momento en que estaba a punto de darme jaque. Shit -pensé y luego dije: ¡adelante!.
La puerta de la oficina se abrió y una mujer alta, delgada, elegante y hermosa disipó por completo mi interés en el juego. Con felinos movimientos se acercó a mi escritorio y me miró desde la profundidad de sus ojos verdiazulados. Había en su aspecto un esplendor sofisticado y a la vez decadente. Conjeturé que era la esposa de un millonario infiel, del cual quería obtener un rápido divorcio. O tal vez una viuda acosada por los herederos de la fortuna de su marido.
-¿El señor Mármol? -dijo en tono impersonal.
-Sí, encanto, Mármol, Philip Mármol. ¿En qué puedo servirla? -dije, espantando con el pie una cucaracha que corría en diagonal por la habitación.
La mujer extrajo de su cartera una especie de carné y dijo con firmeza:
-Dirección General Impositiva, _Mármol. Muéstreme sus libros.
Mi nariz dió un respingo y sus orificios ventearon un asunto turbio.
-¿Impositiva? ¿Libros? De qué se trata, explíquese -dije, poniéndome de pie.
-Según el letrero de la puerta Ud. realiza una actividad o profesión que puede catalogarse de liberal y afectada a las normas impositivas previstas por la ley...
-Basta, querida -le dije tomándola fuertemente por el talle-. Este asunto apesta. Todavía no he realizado un solo trabajo y ya están fastidiándome con los condenados impuestos. Dígale a su patrón que no le pagaré un mugriento dólar hasta que no los gane.
Le dije eso hipnotizándola con mi mirada gris acero, y cuando estaba a punto de besarla alguien dijo:
-Quieto, Mármol. Suelte a esa mujer.
Me volví y vi a un hombrecillo de gafas sin montura y sobretodo, que sostenía varias carpetas en sus brazos. Estaba sofocado y jadeante.
La dama se apartó con gesto brusco y comentó:
-Es Bermúdez, mi colega de inspección. Se atrasó porque tuvo que subir por las escaleras.
Yo miré a Bermúdez como si se tratara de una rata leprosa. Su aspecto de sicario alcahuete era tan repulsivo como su olor a transpiración. Conteniendo mi natural violencia intenté arreglar la situación con un billete de diez dólares, aunque bien podría haber despachado al sujeto y a la mujer. Fue inútil. Mi empresa no tenía la documentación en regla. Ni siquiera tenía documentación. Labraron un acta, acordaron una multa y redactaron una citación. También estamparon una denuncia por desacato e intento de soborno.
Cuando se fueron, la partida de ajedrez había dejado de interesarme. Bajé y me metí en el primer bar que encontré.
Media docena de martinis me devolvieron el buen humos.
A tres días de haber gastado mi último dólar el hambre me hacía ver visiones. Si ese día no ganaba algún dinero, por la noche saldría a revolver latas de basura, cuando no a mendigar. Sin embargo, por fin apareció un cliente. Era un hombre maduro, rechoncho y de aspecto triste. Hablaba con acento alemán y sus ademanes eran delicados. Nos presentamos y en silencio lo escuché.
-Estoy desesperado, Mármol. Mi pequeña Katia ha desaparecido.
Su hija -pensé- la niña se metió en líos. Un buen caso. Típico padre desesperado.
-Hace una semana que no se nada de ella, y las autoridades poco han podido hacer. He recorrido los sitios que frecuentaba...
-Clama -dije, experiente en este tipo de relaciones caóticas, típicas de un padre desesperado- explíqueme: cuándo la vio por última vez y en dónde.
-Habíamos paseado por el parque a la una de la mañana y volvíamos a mi departamento a meternos en la cama. Fue el viernes pasado. Yo vivo en Pocitos, a media cuadra de la Plaza Gomensoro.
Caramba -me dije- no es la hija, es la amiguita. Un asunto turbio. Tal vez apareció un amante más joven. El típico hombre maduro abandonado por su gatita adolescente.
-¿Cuándo notó su ausencia? -dije, haciendo garabatos caóticos en mi libreta de anotaciones.
-La dejé un instante para abrir la puerta de calle y cuando volví, la pequeña Katia ya no estaba. ¡Oh! Mármol, de sólo acordarme me desespero. Era una noche tan inclemente. Recorrí cuadras y cuadras buscándola, pero fue inútil. Jamás la volví a ver...
Era la situación clásica. El abandono en un momento de hastío y arrepentimiento. La loca carrera hasta la esquina donde una portezuela se abre y un automóvil arranca raudo hacia la libertad. Unos brazos jóvenes que consuelan y tranquilizan y el final en un motel de la ruta, bebiendo un cognac después de ducharse,
-Cómo es ella, descríbamela.
-Hermosísima, Señor Mármol. Ojos negrísimos, carita delicada, bucles sobre la frente, nariz respingada, afable y saltarina como pocas. Una maravilla, ganadora de varios concursos.
Una muñequita de lujo, modelo quizá. Una típica morocha, menudita pero atenta a todas las artes amatorias. Pobre gordo, pensé, mientras destrozaba mi pluma Parker haciendo trazos insensatos sobre la dura madera del escritorio.
-Tranquilícese, amigo. Yo me encargaré de que su Katia aparezca. A propósito, ¿tendría una foto?
-¡Oh, sí, Señor Mármol! -dijo el gordo con expresión esperanzada, y me tendió una fotografía tomada con Polaroid. Mi pluma se terminó de destrozar cuando contemplé el simpático retrato de una perra Cocker Spañiel gris y negra, acurrucada entre los brazos de mi cliente.
-¿Verdad que es hermosa, Señor Mármol?
-Sí -dije secamente, a punto de estrujar el retrato hasta hacerlo papilla-, y mi tarifa por encontrar a Katia son veinticinco dólares por día, más la bebida.
El gordo recuperó su foto y se encogió de hombros, perdiendo su mirada en el vacío.
-Olvídelo Mármol. Por ese dinero compro veinte cachorros recién nacidos. Le agradezco su atención, buenas noches.
-Hagamos diez dólares en total, si se la encuentro -retruqué, mientras mi ex cliente desaparecía.
Al borde del coma por inanición, al otro día vendí mi famosa "45". Apenas si obtuve el equivalente a treinta dólares y una dolorosa sensación de vacío bajo mi axila izquierda. Pero por fin pude comer y saciar el apetito de búfalo que me consumía. En ese pintoresco lugar llamado "Mercado del Puerto" engullí dos "parrilladas" y media completas y cuatro litros de vino tinto. Recuperadas las fuerzas, volví a la espera de nuevos clientes.
Los días subsiguientes no mejoraron las perspectivas de mi negocio. Me visitó gente extraña con propuestas desconcertantes. Un grupo de dirigentes de un club de fútbol (que nosotros conocemos como soccer, y es el deporte más popular en estas tierras), vino a contratar mis servicios para que les encontrara un número nueve guapo, goleador y barato. El dueño de una agencia de publicidad, preso ya de la más atroz depresión, me imploró que recuperara la totalidad de sus clientes, los cuales había perdido en su totalidad en el término de seis meses. Un comerciante que vendía a crédito me propuso una comisión por cada cuota que lograra cobrar, siempre y cuando yo amenazara de muerte a sus deudores. Todo aquello era pura basura, por lo cual preferí seguir jugando al ajedrez y destrozando lapiceras contra la madera del escritorio. Finalmente acepté una propuesta de una emisora de radio local. El trabajo consistía en investigar en plena calle, interrogando a los lugareños, qué radio escuchaban. Sin embargo mi cliente no aprobó mi método de amenazar con romperle las piernas a quien no me diera la respuesta correcta. A los dos días fui despedido.
No aparecieron más clientes. No pude pagar más el alquiler de la oficina y la abandoné. Fui echado del hotel por mal pagador. Gasté mis últimos dólares en beber quince grappas con limón (típica bebida autóctona). En mi primer noche de vagabundo, una razzia terminó por arrojarme violentamente a un sucio calabozo. El encuentro con los polizontes me recordó mis buenos tiempos en Los Ángeles. Sus modales, también.
Los malos tiempos no duran para siempre. Ahora tengo una ocupación decente que me permite seguir subsistiendo. Vendo papeletas para la "Zona Azul", especie de parking extendido por todo el centro de la ciudad. Es un oficio duro, pero comparado con el de investigador privado, es un juego de niños. Trabajo de lunes a viernes y gano cuatro pesos por cada boleta que vendo. Según mis cálculos deberé vender más de seis mil quinientas para poder pagar mi pasaje de regreso a Los Ángeles. Lo que más extraño es el ginger ale con bourbon que preparan en el bar del aeropuerto.
Hugo Burel
"El humor está de Feria". Editado en 1983
holllllllaaaaaaaaa bella imagen y bello imagen besos patri
esa estraña casa da que pensar es como de cuento o de feria me gusta ese ingenio besitos de poesia maria
esta muy bueno tu blog....
me encantan tus imagenes
saludos..
besos
Gracias cielo por ese poema tan bello
que dejaste en mi log
eres un sol
un beso de Luna
vine a leer esta historia
soy aficionada a lo policial
y esta tuya esta preciosa!
besos tardíos gaucho!
Moni.
EL NEGRITO DEL PASTOREO
Serafín J. García
Es sin duda ésta la más conocida de cuantas leyendas circulan por la campaña uruguaya, cuyos habitantes -sobre todo las mujeres- creen a pies juntillas la existencia de su protagonista, como asimismo en la sobrenatural facultad que le permite realizar hallazgos milagrosos cada vez que sus devotos se lo solicitan.
Esta ingenua creencia, de hondo arraigo popular y vigencia permanente, contra la cual nada ha podido el curso de los años, tuvo su origen en tiempos muy remotos, y desde entonces la tradición oral se ha encargado de irla perpetuando entre nuestros criollos, a lo largo de muchísimas generaciones, y con una fidelidad que mueve a asombro.
Cuenta la leyenda en cuestión que durante la época de la dominación española, cuando las primitivas estancias de estas tierras carecían de alambrados divisorios, y su vastísima área estaba delimitada naturalmente por arroyos y ríos, vivió en una de ellas un negrito esclavo, de cuerpo endeble y ojos descomunales, cuya misión era cuidar las ovejas que integraban la hacienda del establecimiento.
Durante el día las llevaba de un lugar a otro, a la manera de los pastores europeos y asiáticos, buscándoles, a fin de que se alimentaran mejor, aquellas zonas donde las pasturas eran más jugosas y tiernas. Y antes de que oscureciera las conducía hasta la espesa arboleda donde acostumbraban a pernoctar, al amparo de lluvias y vientos.
Cierta tardecita se entretuvo el niño saboreando pitangas y chalchales maduros en el monte, y al regresar lo sorprendió la noche en el camino. Una noche de tormenta, cuyas tinieblas sembraron la inquietud y el miedo en el rebaño. Y también en el corazón del pastorcillo. Entonces, para colmo de males, se le extravió al niño una oveja. Y fue precisamente una ovejita negra como él, la única de ese color que había en toda la majada, y por ello mismo la preferida de su adusto patrón.
Cuando éste se enteró de lo ocurrido, mandó al pequeño y azorado pastor en busca del animal extraviado, con la orden terminante de no retornar sin él.
La noche se había vuelto aún más tenebrosa. En el cielo no se veía ni una sola estrella. Y los campos que integraban la estancia eran inmensos. Encontrar en tales circunstancias una oveja negra parecía cosa imposible. Sin embargo el negrito regresó con la que buscaba antes del amanecer, extenuado el frágil cuerpecillo, pero los enormes ojos zahoríes más alegres y brillantes a consecuencia del triunfo.
Nadie supo jamás de qué medios se valió el pequeñuelo para encontrar la oveja. Según algunas versiones, lo ayudaron las luciérnagas con sus farolitos de luz verdosa. Según otras, fueron las enigmáticas lechuzas -para cuyos ojos la noche no tiene ningún secreto- quienes guiaron sus pasos entre las tinieblas. Y él, por su parte, siempre guardó un hermético silencio acerca de lo ocurrido.
Pero lo cierto es que desde entonces, según afirman con ingenua convicción nuestros paisanos, cuantos pierden algún objeto en el campo le encomiendan la búsqueda al servicial Negrito del Pastoreo, encendiéndole un cabito de vela para que así pueda ver mejor entre las sombras nocturnas, pues es siempre por la noche que realiza sus fabulosos hallazgos.-------------------------------------------------------------------------------
GARCÍA, Serafín (Cañada Grande, departamento de Treinta y Tres, 1905-Montevideo, 1985)-Cofundador y primer Presidente de Honor de A.U.L.I., académico, escritor muy conocido en el ámbito popular por su poemario Tacuruses se enorgulleció escribiendo para niños, hecho que le hizo merecedor de Mención de Honor del Premio Andersen por Piquín y Chispita. Premio Nacional de Literatura es autor ampliamente disfrutado por El totoral, Blanquita, Leyendas y supersticiones y sus Aventuras de Juan el Zorro que él mismo adaptó para el sector más joven.
hola jamas me habian dicho cosas tan bonitas como las q tu m has escrito solo decirte gracias por tu visita q maravilloso log tienes de verdad q la felicidad t acompañe siem`pre
bessos
muakkkkkkkkk
patri
t agrego vale?
Hola Gaucho........... hoy me has sorprendido gratamente jajajaj
Venga presenta a estos maratonianos y al granujilla que los acompaña ,jajajaj, que lo pones ahí y no identificamos. (la nena ¿Es tu nietecita?)
El tema que has elegido, un poema hecho canción, muy bonito.
Y la leyenda, bonita, aunque no me imagino a todas las mujeres creyendo que existen de verdad.
Besitos
Hola amigo!
Muy buena la historia que hoy compartes.
Te dejo mi saludo y espero que disfrutes
de esta tarde de viernes, besos
Tema muy muy del interior del alama, y de las costumbres arraigadas, que nunca morirán.
Solo lamento no conocer mas profundamente estas raices, para captarlas en todoa de extensión, pero te felicito por traerlas hasta aquí.
Que tengas un muy feliz fin de semana.
LINDA HISTORIA TIERNECITA PARA SABOREARLA Y DELEITARSE BESITOS DULCES MARIA
Pedro Figari
(Montevideo, 1861-1938) Pintor uruguayo. Fue un abogado destacado que impulsó la abolición de la pena de muerte en el Uruguay e intervino públicamente como diputado, miembro del Consejo de Estado y presidente del Ateneo de Montevideo. Una de sus preocupaciones principales fue la enseñanza artística del momento, que él consideraba inadecuada. Luego de presentar un proyecto referido a la reforma de la misma, fue nombrado director de la Escuela de Artes y Oficios en 1915.
Sus avanzadas ideas sobre la educación que debía implantarse en esta institución lo vincularon al movimiento inglés Arts and Crafts. Planteó la formación de artesanos-artistas que no fueran simples obreros sino creadores pensantes; promovió el trabajo práctico en talleres y creó algunos nuevos como el de mimbrería. Asimismo intentó imponer un tipo de diseño que rescatara las formas de la flora y la fauna nativas, estimulando su conocimiento entre los estudiantes. El apoyo que recibió para realizar todas estas profundas transformaciones no fue suficiente y renunció al cargo dos años después de haberlo ocupado. También escribió ensayos como el titulado Arte, estética e ideal (1912).
En 1917 Figari abandonó todas sus actividades para dedicarse de lleno a la pintura, pues hasta entonces había sido un "pintor de fin de semana" y contaba con una obra apenas conocida fuera del ámbito familiar. En 1921 se trasladó a Buenos Aires, donde permaneció cuatro años, y desde allí viajó a París, ciudad en la que residió nueve años, convirtiéndose en un atento observador de las vanguardias artísticas que se desarrollaban en la capital francesa
pajuerano
Me encontré, no sin sorpresa por cierto, con don Ramón y doña Micaela en un salón de exposiciones de pintura avanzada, en la rue de Seine. Confieso que cuentan con mi simpatía, y que fue con verdadero regocijo que los halle así, de improviso, en el corazón parisino, después de haberlos dejado en su estancia del Quebracho Viejo, donde me parecieron fondeados definitivamente.
Al manifestarles yo mi sorpresa, me contó don Ramón, que es persona muy "leída", lo propio que "la patrona", como decía él al referirse a su mujer, que ya no se podía vivir allá con los relatos de los viajeros, los que no eran mas que: Si viera! Si viese! y que quedaban así muy desaventajados, por lo cual decidieron venir a ver, para tener una noticia propia, y poder contestar, según corresponda. Esto del "según corresponda" lo decía doña Micaela, para completar la frase de don Ramón.
- Y que tal; que impresión han recogido? -pregunte yo por curiosidad.
- Que diga Ramón.
- Por qué yo? Habla tu, Micaela; habla nomás -dijo don Ramón dándole animo y empleando un tono que tenia dentro algo de cariño y a la vez algo de autoridad.
Doña Micaela, como buena criolla, sentía un gran respeto por el marido, y, por entre la comezón de sus chistes y chacotas, comenzó a decir:
- A mi me parece que hay mucho de bambolla; pero, ni me atrevo a decirlo. Solo a Ramón y a Ud. se lo digo, porque si lo digo por ahí me achuran!...
- Decile lo otro; eso que vos sabes, -agrego don Ramón.
Doña Micaela, al oír tal exhortación, desbordándose dijo:
- Ramón no quiere creerlo, pero a mi me parece que hay mucha falsificación, y que casi todo huele a postizo. Las cosas, por aquí, no se ofrecen al natural, como ofrecemos nosotros: Adónde están los churrascos al natural, esos si, legítimos, pura uva?
- No exageres! -interrumpió don Ramón- La carne no es mala; pero la echan a perder con tanto adobe y a la fuerza de mixturas. Yo he notado que por aquí no gusta lo sencillo y legitimo, según nos gusta a nosotros.
- Si; no hay que hacerle; por aquí es puro vulevu con soda! -exclamo triunfal doña Micaela-, y hasta las mujeres parecen figurines, mas bien que mujeres. -Al decir esto hizo un gesto de arrogante opulencia...
- Y que tal, misia Micaela, que impresión le hacen las artes? -pregunté yo para cambiar de conversación.
Don Ramón se rascó la nuca, mientras doña Micaela iba aguantando la risa, y le saltaban los rollos retozones por debajo del vestido.
- Que diga Ramón! -dijo ella, entre dos bufidos de hilaridad.
- Deci vos; no andes mañereando, pues! -contestó don Ramón, deseoso de entrar en materia.
- De lo que hay aquí, -pregunto doña Micaela,- quiere que le hable?
- Si, -dije yo,- ya que estamos aquí, dígame su impresión.
- Mire, en confianza se lo voy a decir, y con toda franqueza, -se apresuró a contestar doña Micaela,- a mi me parece que todo esto es un nido de urracas y cotorras! -Esto lo dijo ya formalizada, y hasta con cierto despecho, como si le quisieran tomar el pelo.
- No, no es para tanto, -añadió don Ramón- Hay un poco de extravagancia, eso si, pero se comprende la intención: es para dar que hablar.
Esto lo dijo don Ramón como quien hace una concesión a regañadientes.
- Y entonces, -interrumpió misia Micaela- vamos a cuentas: los cuadros son para dar que hablar o son para ver?
- No, eso no: pueden ser para las dos cosas a la vez, -afirmo don Ramón.
- Eso no, che -asevero doña Micaela- si todavía se da que hablar con los cuadros, donde vamos a parar? Con el gramófono, el radio, el jazz y todavía con esto, el mundo todo se vuelve pura charla, cotorreo, ruido y nada mas. Vaya una vida, si le quitan la sustancia! Yo, que quiere que le diga, prefiero los hechos a las palabras, no te parece Ramón?
- Si, -dijo don Ramón, animado por la esposa:- mejor es el pan-pan, vino-vino, y, además, menos inmoralidad. -Esto lo agregó en tono sentencioso, en tanto que misia Micaela le tocaba disimuladamente con el codo, como para contenerlo.
Intervine entonces, conciliador, y les dije:
- Vean que los tiempos han cambiado; y no hay que encarar las cosas así, tan a lo trágico; en nuestros días que son de mayor liberalidad y mangancha. Además, para esta pintura hay que tomar distancia, y hay que mirar hasta comprender lo que nos dice el artista. Vean aquel desnudo, es delicioso...
Don Ramón se emplazó convenientemente, hizo canuto con las manos, y lo propio hizo doña Micaela.
- Y aquellas rayas azules y verdes cruzadas al pecho, que son? -preguntó doña Micaela.
- Los senos, -conteste.
No lo hubiera dicho! Como si hubiese proferido una indecencia, misia Micaela, sublevada, exclamó:
- Vaya una zafaduría!
Se miraron don Ramón y doña Micaela; hicieron una especie de evolución militar, en silencio; se tomaron del brazo, y haciéndome una leve inclinación de cabeza, se dirigieron a la puerta con gran dignidad, y siguieron graves, y pulcros.
Hola Gaucho.
Que bello tema y que historia mas interesante nos pones hoy.
Quiero agradecete especialmente el poema que pusiste en mi espacio, me ha llegado al corazón.
Y tienes razon, un abrazo, es una expresion universal de cariño, no necesita palabras ni interpretacion alguna, el gesto lo dice todo por si solo.
Un gran abrazo para ti
Hola cielo que linda historia nos dejas hoy
gracias por eso bello poema en mi log
eres un cielo
un beso de Luna
Hola Gaucho, gracias por tus visitas y tus poemas.
ahora mismo no tengo tiempo de leer tu escrito ni de ver el video, tengo que salir rapido,
luego me pasaré,
besos
muy bueno
te saludo
asias por visitar
lindo tu flog
ten un lindo dia
besitos
el tiempo nos enseña a caminar y atropezar besitos dulces maria
Las Piedras Hotel
Lo presentía desde que vino. Nada bueno podía pasar, por eso sentía un dolor en el estómago desde la mañana.
Ahora era tarde. El azul oscuro de la noche entraba en la pieza verde.
La cama destendida y cansada era apenas un mueble más del lugar. Allá abajo las bocinas locas y estridentes parecían reírse de algo, de alguien.
Se ríen de mí, pensó; me lo merezco. Quién me ordenó venir; yo me lo busqué desde aquel día de noviembre.
Sintió caminar en el pasillo. Las voces susurrantes parecían detenerse justo ante la puerta. Otra vez el dolor. Miró con ojos ávidos a su alrededor y vio la difusa luz de la portátil marrón, las sábanas lilas caídas en la alfombra gris y las almohadas violetas amontonadas sobre un lado de la cama de dos plazas. En el otro lado, su rostro de ojos y boca abierta, quieto.
Las voces se perdieron hacia otra habitación y de nuevo se quedó sola, ensimismada, pensando cómo salir de esta situación atroz y tan irreal. Sin darse cuenta caminó en pasos largos y nerviosos hasta la mesa negra donde estaba colgada la camisa y el saco azul, a cuadros grises, de paño. Sobresalía de su bolsillo superior un pañuelo rojo y azul. Era ridícula y de mal gusto la combinación. En un impulso desmedido introdujo su mano blanca en el bolsillo interior y sacó la billetera de cuero negro. La abrió. Observó en el portarretrato la sonrisa grande y tierna que salía de sus ojos negros. Estaban quietos pero bailaban, no como esos de la cama que estaban quietos, solamente quietos. Sus dedos largos y tiernos, como él decía, separaron los compartimientos, y fue observando el orden imperante en algo tan sencillo. Los billetes (tenía bastante dinero) estaban ordenados por valores, todos con la efigie de los próceres para el mismo lado; en otro compartimiento tenía con sumo orden un buen número de cheques, todos diferidos y para cobrar, y en el último y más pequeño tenía dos papeles amarillos; parecían recetas de médico. Estaban doblados en orden. La curiosidad se apoderó de sus actos y los desdobló. Miró instintivamente hacia la cama violeta y, como nada había cambiado, se atrevió a leerlas sin temores.
LL, para el jueves tengo la mercadería que te gusta. No es cara. Llamá. Yo.
Era una oferta de algo que quería comprar, y ella pensó que podía ser cosa importante; qué vergüenza!; sintió que se ruborizaba toda. La otra nota amarilla seguía en su mano temblorosa pronta para ser leída; si era similar a la anterior no tenía importancia. Otra vez las voces que se acercaban por el pasillo; eran nuevas. Se paralizó casi gimiendo. Se colocó la mano en la boca cerrada como intentando afirmar su silencio. Sintió contra sus labios algo que le rozaba fuerte, se sobresaltó de nuevo y miró con ojos locos su mano; eran las notas amarillas.
Otra vez las voces caminaron y se fueron; sin darse cuenta se observó por primera vez en el espejo del ropero marrón. Si no fuera por lo dramático de la situación, sería cómico. Todo el cabello largo y despeinado caía sobre su busto y espalda. El sostén negro cubría sus grandes senos; el blanco vientre descubierto y, en su ancha cintura, la pollera negra que llegaba hasta las angulosas rodillas. Ahí finalizaba el espejo. No tenía medias ni se había colocado los zapatos de tacos altos. Ahora se ruborizó de coqueta. Se dio cuenta y miró hacia la cama. Todo estaba quieto. Otro estremecimiento. Sin saber qué hacer con todos los malos pensamientos hacia ella desatados; en forma distraída leyó la otra nota amarilla.
LL, para el jueves tengo nueva mercadería; es un poquito más cara que la anterior porque tiene mayores dimensiones.
Por favor no la deteriores como a la otra; es en serio, si no, no te consigo más. Llamá. Yo.
No sé para qué leo ésto que no me interesa. Dobló las dos notas en forma ordenada, como estaban, y las introdujo en el compartimiento. Cerró la billetera y la colocó en el bolsillo del saco. Mientras, pensaba en aquél día de noviembre; por qué tuvo que meterse en ésto; tomó un cigarrillo de la caja que estaba encima de la mesa y se lo colocó en la boca. Se asombró del gesto; hacía cinco años que no fumaba. Pensando en lo alterada que estaba, buscó el encendedor de LL. Cuando lo vio se estremeció nuevamente. Lo tenía apretado en su mano inerte y marrón que colgaba hacia la alfombra. Las ganas de fumar se multiplicaron. Recordó que, además del encendedor rojo, tenía otro que había comprado antes de llegar al hotel. Lo buscó en el saco, no estaba; en los bolsillos de la camisa italiana, tampoco; en el pantalón azul; dónde lo guardó?. Ah, en el maletín. Lo había dejado contra la pared, en orden. Era de cuero marrón repujado y tenía sus iniciales labradas: L. L.
Lo abrió rápidamente; el cierre amarillo silbó al desprenderse y dejar al descubierto su contenido. En el compartimiento principal dos carpetas azules caratuladas; expedientes; una agenda común y una caja de cigarrillos rubios.
Dónde lo puso?, yo vi cuando lo compró. La desesperación y la ansiedad no le habían dejado observar que el portafolios tenía otro compartimiento. Introdujo la mano y al tacto descubrió las formas del ansiado artefacto; lo asió y cuando retiró la mano atrajo sin quererlo un par de hojas escritas. Centró su atención en el azul que le permitió lumbre para su cigarrillo y aspiró con fuerza. Sintió un escozor en la garganta y un vahído le nubló la visual; sin hacerse esperar la tos resonó en el cuarto mientras el humo volaba hacia la ventana. Se asustó de la convulsión, pero sintió un placer enorme de volver a fumar. Se atrevió ahora con desenfado a mirar hacia la cama donde LL yacía quieto como una estatua caída.
Con el cigarrillo entre los dedos se sentía fortalecida y parecía que pensaba mejor. Fue un accidente, algo natural y, pensándolo bien, se murió de la mejor manera, haciendo el amor, gozando; no sufrió nada. Ojalá todo el mundo se muriera así. Por qué tengo miedo?. Se murió solo; quiero decir: yo no le hice ningún daño, no soportó tanto amor.
Mejor llamo al conserje y le explico lo ocurrido, llamamos a un médico y se acabó.
Miró la brasa roja que se terminaba cerca del filtro y le quemaba los labios cuando lo acercaba. Lo depositó en el suelo; rápidamente lo recogió, se paró, caminó hacia el baño y lo tiró en la pileta.
Qué tonta soy!; casi provoco un incendio. Ahí la completaba. Qué nervios que tengo.
Mecánicamente encendió otro cigarrillo. Parece que me calman, me dejan pensar mejor. Sus ojos claros (como las aguas del Caribe, le decía LL) se posaron en las hojas que habían salido del portafolios cuando extrajo el encendedor. Estaban ahí, se mostraban. Lo más difícil será la explicación a los hijos. Difícil, espantoso. Todo el mundo se enterará. Voy a quedar como una cualquiera. Es horrible. En la oficina sospechan que salimos juntos, pero excepto Helena, nadie sabe nada. Ahora todos estarán enterados. Que espantoso, me quiero enloquecer. Por qué existió ese nueve de noviembre?. Qué hago?. Llamo a Helena; de dónde si en la habitación no hay teléfono?. Si voy hasta recepción?. No. Mientras ordenaba sus ideas, miró varias veces hacia el lecho y varias veces se sintió acompañada, como sin miedo a nada. Entre la angustia y seguridad que por primera vez sentía comenzó a leer las notas que encontró en el portafolios.
Eran cartas de LL a Yo.
Yola querida, hace como dos semanas que no conversamos y realmente te extraño mucho. Bien sabes mis excentricidades, "rayes" según vos, realmente no me preocupan, me encantan.
Algunas veces pienso que soy un degenerado, un pervertido: no!. Soy un tipo derecho, que hago lo que siento y quiero. Mi forma de ser feliz es ésta, trabajo todo lo que puedo, para tener lo que quiero. La gente precisa dinero, yo le presto y después lo cobro, con ello obtengo muy buenas ganancias, más que el mísero sueldo de la oficina y me doy los gustos que un tipo de mi edad se tiene que dar. Entre esos gustos está ayudar a mis hijos, cuando no se ponen moralistas insoportables; y lo otro es conseguir mercadería con "grandes montañas". Te estarás preguntando para qué te cuento lo que ya sabés; será el desgaste senil. No; como te digo al comienzo, hace mucho que no puedo conversar contigo en un mano a mano de esos, y como tengo necesidad de comunicarme, te escribo. Estoy un poco aburrido de la soledad. Creo que por eso voy a claudicar de la promesa aquella de cuando murió Haydée, mi señora; que no quería más pareja, solo las que no comprometen. Hace doce años; es bravo esto. Entonces, y aquí comienzo lo que quería comunicarte, el otro día, el nueve de noviembre después de mucho pensarlo, invité a una compañera de trabajo, Antonia, a tomar un café y charlar. Ya sé que es una rara solterona, pero es agradable y se conserva muy bien. Además no es tan vieja, tiene cuarenta y nueve. Lo pensó un poco, se ruborizó y aceptó. Pasamos como cinco horas conversando, y vos sabés como soy yo, creo que le conté mi vida en cinemascope; seguro sólo lo que se puede, y ella también me contó bastante de la de ella, cuando pudo, y es más fértil de lo que aparenta. Realmente me cayó muy bien, mejor que bien. Estoy asombrado. Espero que no te rías de mí porque no te lo perdonaría, víbora.
Creo que estoy contento, me parece que sentí violines de nuevo, te quiero mucho, chau.
PD: No suspendo las mercaderías, cuanto más grandes mejor. Chau. LL.
Quedó pálida y pensativa. Quién era Yo o Yola, con la cual LL tiene (perdón, tenía) tanta confianza y tanta amistad como para contar todo lo que había estado leyendo?.
Así que soy agradable, me conservo bien y soy una solterona rara; buena definición señor LL!. Se quedó asombrada de lo liviano de su pensamiento, en medio de la situación tan comprometida que estaba viviendo. LL no existía, era un cadáver encima de una cama lila encerrado con ella en ese cuarto de hotel de cuarta. Qué importa ahora si soy rara o agradable.
Antonia, te estás volviendo loca!, se escuchó.
Sin embargo, y a pesar de todo, una satisfacción le corría por el más recóndito interior; se sentía contenta con ella y había escuchado violines; qué romántico. Lo que no podía disculpar tan fácilmente era eso de que no era tan vieja; qué atrevido!. Es verdad que todas las veces que salimos, siempre, hasta llegar a la cama, el rol protagónico lo tenía él, después me lo cedía. Siempre me contaba de su vida, de lo importante y feliz que fue su infancia, de sus amigos de aquella época, que todavía conservaba; se hablaban, se reunían todos los fines de año. Como los quiere y los magnifica, a pesar de que no se ven casi nunca. Su adolescencia llena de deportes y desgracias familiares, en un país que se venía a pique, en un mundo que se reponía de la guerra.
Después el trabajo, conseguido por el político amigo y los negocios; nunca me dijo cuáles; ahora me entero que prestaba dinero. Un prestamista sin alma ni corazón; después el casamiento con Haydée su única novia en serio, los hijos, un varón y una nena, el casal hasta el accidente. Venían de un asado en el campo y no sabe ni cómo ni cuándo el Ford blanco estaba dando vueltas en el aire y prendiéndose fuego. Él salió despedido, pero Haydée quedó atrapada. Doce años. Eras un buen hombre, dijo volviendo los ojos a la cama lila.
Nunca me dijiste tampoco cuál era esa mercadería "de grandes montañas" que te consigue "Yo" y que te gusta tanto. Con un gesto tierno se acercó por primera vez al cuerpo inerte y le acarició el grueso cabello negro. Se sobresaltó cuando su mano caliente rozó la frente helada. Se separó y gimió nuevamente.
Qué hago LL?. Llamo al conserje?. Yo no hice nada!. Te acordás que la semana pasada, cuando estuvimos aquí por segunda vez, te dije que para algunas cosas te necesitaba muchísimo y vos te reíste con esa picardía tan machista contestando "Seguro, para algunas cosas!". Qué zumbón; realmente te necesito para apoyar mi brazo lleno de desconfianza e incertidumbre en tu brazo firme.
Encendió otro cigarrillo, continuó pensando en sus pocos encuentros íntimos, fueron tres, después de la salida del 9 de noviembre, cuando te dije que era una solterona por querer serlo, pero no virgen, que me gustaban los hombres pero no para vivir con ellos sino para disfrutar con ellos, tus ojos brillaron de deseo y se apagaron de asombro.
-No te gusta vivir en pareja?.
-No me gusta ser la parte gris de la pareja.
-Cómo la parte gris?.
-La rutina, esa, la rutina ruidosa y aburrida, donde se depositan todas las responsabilidades hogareñas.
-Las tareas se reparten.
-Entre quiénes: entre la mujer y la mujer.
-No, entre los dos.
-Cómo?. Mirá LL, si quieres disfrutar conmigo los momentos que podemos y tenemos ganas, me encanta la idea, pero no te hagas problemas por las formalidades. Me gustás y estoy sola. Pero estoy sola porque elegí, desde hace muchos años; cuando murió mi madre, al principio fue duro, pero ahora es dulce, aunque a veces duele. También tuve una infancia feliz en un país distinto y violento, me entregué con todo a mi primer novio, allá en el viejo barrio, y un día se fue porque encontró una virgen nueva; de las amigas de aquel tiempo no veo a ninguna asiduamente. Algunas veces nos encontramos por ahí haciendo compras; casi todas están gordas, llenas de várices y de hijos.
A la oficina entré por concurso y por necesidad; me compré un apartamento, que no es para compartir; tuve unos cuantos amigos íntimos, de lecho, amantes, que me dejaron recuerdos, malos y buenos. Cuando estoy muy deprimida, voy a conciertos, recitales, leo o duermo. Tengo muchos familiares, hermanos, tías, sobrinos y primos, que veo en vacaciones en la casa de la playa. Son buenos tipos pero no los soporto más que un enero. Pienso que mi futuro todavía no está escrito. Esa soy yo.
-Eres como pensé.
-Si?.
-Sí. Qué te parece si el sábado vamos a bailar?.
-El sábado es mañana.
-Bueno, mañana.
-No tengo nada que hacer, además de regar las plantas.
Un bocinazo estridente que subió, la volvió a la realidad angustiosa y tibia. Era la primera vez que tenía un hombre solo y completo para ella. Ahora estaba más tranquila, LL dormía el sueño más largo a su lado. Hasta el sueño era de ella. Sí, de ella, la gris, la rutinaria administrativa de una oficina pública. Y gracias a aquel nueve de noviembre conoció a LL, hoy suyo, solamente suyo. Pero qué hacer con él.
Yola querida, como te conté en la anterior que todavía tengo conmigo, Antonia me regaló un concierto de cuerdas completo, desde Vivaldi hasta Ramírez, y realmente no tiene nada de solterona, es una Mujer con todo lo que necesita una Mujer. Bella, discreta, inteligente, buena amante y además tiene unas hermosas y grandes montañas.
Estoy contento, raramente contento, no me animo a decir feliz, capaz que ocurre algo malo. Vos sabés cómo soy de dramático. Si fueras hombre te contaría detalles más íntimos, pero qué lástima, eres mujer, Yola, me estaré enamorando?. A los sesenta?. No, debo estar más viejo!. Espero que nos veamos pronto; si esto continúa, me parece que no voy a necesitar más mercadería de grandes proporciones; con las de Antonia, Edipo baila una danza sagrada permanente.
Espero encontrarte, así nos tomamos algo para festejar el nuevo cielo. Te quiero mucho. Chau.
LL
LL eres un cretino. Nadie me había hecho algo semejante. Despierta. Tú no estás muerto, estás dormido. Estás enamorado de mí, eres un tierno, despierta. Yo también me estaba enamorando de ti. No me importa que seas un inmundo prestamista usurero, ni que tengas sesenta años, ni que te gusten las jovencitas de grandes montañas. Te acepto como eres, pero no puedo permitir que te mueras. No, eso no.
Se retiró del espejo mirándose los senos, y recordó cuando LL buscaba la redondez mórbida y su boca se posaba en ellos, dándole unos tiernos besos y luego lamía con lentitud aquellas redondeces plenas de vida y succionaba con cuidado los erectos pezones, dejándola en el espacio más ignoto del placer mientras su voz firme y entrecortada repetía:
-Mamá, mamita, mamá.
El pensamiento la transportó a esos momentos y se sintió húmeda y ansiosa. Los pezones estaban erectos y avergonzada abrió los ojos al notar el estímulo sobre su cuerpo. Sin darse cuenta estaba mirando hacia el lecho lila, donde LL seguía quieto y esperando. Avanzó de nuevo hacia él y ahora sin temor a la muerte, colocó sus grandes montañas rosadas y sueltas en los labios fríos y quietos.
Tabaré Arapí en su libro "Entre cuentos, historias y canciones"
Ediciones IDEAS - 1994
Que bonito tema nos has puesto, no le conocia, pero es super tierno y romantico. El escrito le copio para leerlo tranquila en casa, que ahora ya casi me voy para alla.
Veo que ya tienes hasta peticiones para hacer poesia... todas las personas que veo por aqui, son gente increible, muy buena gente, y grandes amigas.
Cuidamelas, que son especiales, aunque se que tu nos cuidas con mucho amor, y siempre nos das grandes satisfacciones.
¿Tu bien cielo?, veo que sigues montado en el lapicero jajajaj, eso es buena señal.
Bueno Gaucho, que ya cierro para ir a mi casa, que ya va siendo horita.
BEsitos cielo
hola
espero q te encuentres muy bien
y gracias por ese precioso
poema
nos vemos
te cuidas
MUY BUEN VIDEO BESITOS DULCES MARIA
vaya que poema!
gracias
esos son mis grandes tesoros de Mi@,
lo pondré en mi blog, si tu lo permites
es precioso
saludos gaucho!
PD: contestame la pregunta??? xfavor...
genial.
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<a href="Buena receta.
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Trabajo en <a href="https://shop.miele.com.mx/">Miele</a>">Miele</a>
El mar seco
Llegamos a San Luis cerca de las once de la mañana, a fines de noviembre. El sol estaba fuerte. La casa de bloques sin revocar, y tenía techo de paja quinchada.
Sólo se veía una puerta, modesta, gris. Como colgada, una ventana sin pintar, color óxido.
Madre golpeó con los recuerdos, llena de temor y ternura. Yo miraba la construcción de la casa, que además de precaria era fuerte y larga; parecía un cuadrilátero gris y áspero.
La puerta de lata se abrió con un chillido lento y apareció una gran cabeza, cubierta por un largo cabello gris y en el centro unos estrábicos ojos marrones, rodeados por una barba también gris que parecía proteger una boca de labios gruesos, llena de dientes amarillos y babas.
Apenas moviendo los ojos, como el sol mueve la arena, nos habló desde su lengua grande.
-Pasen.
Madre levantó el bolso de lona verde, me miró como diciendo "vamos", y caminamos hacia la puerta ahora más abierta.
Cargué la mochila verde oliva y caminé mirándole a los ojos que se habían quedado quietos. Luego volvieron a extraviarse y uno quedó mirándome.
Cuando llegué a la puerta dio un pequeño paso al costado para que pudiera pasar; sentí su olor a mar.
La casa estaba caliente, las paredes eran grises. En el recibidor había una mesa redonda, con base de madera de barril de cerveza y cuatro sillas de madera de mar sin lustrar.
Una gran red llena de telas cubría la pared del oeste y un timón de madera mandaba luces desde el este.
Alargando los ojos por una abertura redonda pude ver el dormitorio con dos cuchetas marineras y más al fondo una caldera encima de un calentador. Sin más trámites nos dijo, en forma imperativa y cortante:
-Dejen los bolsos, están en su casa.
Pensé que iba a decir "están en su barco".
Otra vez sus desviados ojos estaban en mí. Se quedaron quietos y llenos de profundidad, había en ellos una luz intensa pero serena, como el mar cuando se mira de la orilla. Desde ese profundo aparecieron breves destellos anunciando, en su inexpresivo y lejano todo, que había algo que lo alegraba.
Madre, arrastrando el bolso, pidió permiso para pasar al baño. Le señaló el lugar, afuera de la casa.
Me senté en una de las sillas de madera dejando mi mochila en el suelo. Tenía una piedra en la media que me estaba molestando hacía rato. Sin demora, me quité las zapatillas altas, la media de lana y localicé el pequeño objeto torturador. Mi pie izquierdo quedó libre y aliviado.
Cuando levanté la vista, vi que me estaba observando en silencio y su ojo estaba como loco.
-Te gusta mi pie?. Si querés te muestro los dos.
Se sonrió tiernamente, y dijo:
-Tal vez.
Desde el fondo Madre gritaba:
-Ana, no querés pasar al baño?.
-Ahora no, mamá!. Me quité la otra zapatilla y la media, y quedé descalza.
-Te gusta más ahora?.
-Tal vez.
-No querés tocarlos?.
Sus ojos se convirtieron en un abismo.
-Ana, podés venir?.
-Voy, mamá!.
Cuando pasé junto a él, sentí que sus dedos gruesos se apoyaron en mi cabello.
-Te gusta mi pelo también?.
-Tal vez.
-Y esto? -le mostré mi trasero-. Lo querés tocar?.
-Tal vez.
-Esta noche.
Seguí despacio, ágil, mostrándole mis piernas bien torneadas de adolescente en celo.
Cuando volví del cuarto de baño estaba mirando las arañas o el timón; tenía un aire de marino, no de pescador, no de hombre, no de solo. Ya sé: tenía pinta de alucinado.
Me gustaba su cabello gris, sus piernas grandes y me fascinaba su mirada desviada. Se animaría esta noche?. Mamá duerme rápido. Ojalá salga la luna. Cuántas veces habrá navegado?. Tiene olor a mar. Debe haber llegado al fondo. Debe tener otra casa en la isla. Los caracoles azules deben ser suyos; por eso no aparecen por la playa. Las noctilucas serán sus amantes. Esta noche voy a convertirme en noctiluca.
-Ana, me podés ayudar con los bolsos?.
-Sí.
-Ana. Nos vamos a quedar aquí por un tiempo..., hasta que consiga trabajo. Te pido por favor que no molestes a tu tío. Es raro pero es bueno.
-Es marino?.
-A veces. Es de todo!.
La luna brillaba sin corona detrás del monte de eucaliptos.
El canto de la noche estaba en su apogeo y él estaba sentado contra la acacia amarilla del fondo navegando por el cielo. Esperando.
-Vine descalza. Tocá!.
-Ahora no.
-Cuándo?.
-Cuando yo diga. Ahora estoy soñando.
-Entonces me voy?.
-No. Quedate aquí, soñá conmigo.
-Qué sueño?.
-Lo que quieras.
-No puedo.
-Sí, podés. Sentate aquí.
-En tu falda?.
-Sí.
-Bueno.
Me senté sobre sus fuertes piernas mirando sus ojos. Suave, pero con firmeza, me cambió de posición; quedé con la espalda en sus ojos y la luna en los míos.
-Por qué así?.
-Así se sueña mejor.
-En qué soñamos?.
-En lo que quieras.
-Se pueden contar los sueños?.
-Se pueden.
-Entonces esperá que ya empiezo.
-Bueno.
-Estamos en el fondo del mar, en una caverna submarina; una tonina nos llevó hasta allí. Estamos desnudos y nos reímos de la gente que no sabe soñar. Vos me acaricias los pies y yo te aliso la barba. Yo me vuelvo noctiluca y te enciendo. Vos me hacés tu amante, como a las otras.
-Qué otras?.
-Las otras noctilucas amantes que tenés.
-No tengo.
-Es un sueño.
-En mi sueño no tengo amantes.
-No te gustan.
-En este sueño no están.
-Dónde están?.
-En el mar interior.
-Y eso, qué es?.
-Es un mar seco.
-Un mar seco?. Es otro sueño?.
-No. Existe.
-Tiene pies?.
-Tiene.
-Te gusta besarlos?.
-Me gusta.
-Por qué no los besás?.
-Ahora?.
-Sí, ahora.
-Tenés que venir conmigo.
-Vamos.
Caminaron despacio hacia la luna tomados de la cintura, caminaron sin cansancios, sin apuros, hasta llegar al mar seco.
La atrajo lentamente hacia él, le quitó el short de tela vaquero recortado en flecos que le afirmaba los muslos y sus redondeces, luego le quitó la camisa azul, dejando libre su espalda larga y los hombros caídos, mientras los incipientes senos apuntaban a sus ojos.
Esperó las caricias de las manos grandes del marino y abrió las piernas nuevas esperando el encuentro.
Entonces vio cómo sus ojos estrábicos se transformaban en grandes faros, su boca en una gran caverna a la cual iba entrando desnuda y brillante, como una nueva noctiluca amante.
En las rocas de los corralitos alguien gritaba:
-Ana, Ana!. Dónde estás?. Ana...!
Tabaré Arapí en "Entre cuentos, historias y canciones". Editado en 1994.
Hola interesante historia
un beso de Luna
que lindo cuento lo leo y me parece vivirlo
un excelente párrafo para relatar la historia
bastante comprometida...siempre quiero el resto..
lo haces muy bien y vuelvo, siempre regreso,
besos
pasa por mi log...si?
Hola! Bello paisaje el de tu imagen
y más bello el texto que nos dejas.
Que pases un bonito día, besos
Gaucho, mi trabajo, ahora en su epoca mas alta, no me deja mucho tiempo. 12 horas trabajando ininterrumpidamente, ni siquiera para comer, frente a un ordenador, me deja hecha polvo, tanto la vista como la mente. Pero no quiero dejar de pasar para que sepas que estoy bien, y para ver que estas bien tu.
Disculpame, si algun dia no puedo hacerlo, pero entenderas que primero es la obligacion.
Pero que conste que no te olvido
¿Me perdonaras???????
Besitos cielo
el mar siempre es el mar seco omojado es mar mi mar besitos dulces maria
A la deriva
Horacio Quiroga
El hombre pisó algo blanduzco, y en seguida sintió la mordedura en el pie. Saltó adelante, y al volverse con un juramento vio una yararacusú que arrollada sobre sí misma esperaba otro ataque.
El hombre echó una veloz ojeada a su pie, donde dos gotitas de sangre engrosaban dificultosamente, y sacó el machete de la cintura. La víbora vio la amenaza, y hundió más la cabeza en el centro mismo de su espiral; pero el machete cayó de lomo, dislocándole las vértebras.
El hombre se bajó hasta la mordedura, quitó las gotitas de sangre, y durante un instante contempló. Un dolor agudo nacía de los dos puntitos violetas, y comenzaba a invadir todo el pie. Apresuradamente se ligó el tobillo con su pañuelo y siguió por la picada hacia su rancho.
El dolor en el pie aumentaba, con sensación de tirante abultamiento, y de pronto el hombre sintió dos o tres fulgurantes puntadas que como relámpagos habían irradiado desde la herida hasta la mitad de la pantorrilla. Movía la pierna con dificultad; una metálica sequedad de garganta, seguida de sed quemante, le arrancó un nuevo juramento.
Llegó por fin al rancho, y se echó de brazos sobre la rueda de un trapiche. Los dos puntitos violeta desaparecían ahora en la monstruosa hinchazón del pie entero. La piel parecía adelgazada y a punto de ceder, de tensa. Quiso llamar a su mujer, y la voz se quebró en un ronco arrastre de garganta reseca. La sed lo devoraba.
¡Dorotea! alcanzó a lanzar en un estertor. ¡Dame caña!
Su mujer corrió con un vaso lleno, que el hombre sorbió en tres tragos. Pero no había sentido gusto alguno.
¡Te pedí caña, no agua! rugió de nuevo. ¡Dame caña!
¡Pero es caña, Paulino! protestó la mujer espantada.
¡No, me diste agua! ¡Quiero caña, te digo!
La mujer corrió otra vez, volviendo con la damajuana. El hombre tragó uno tras otro dos vasos, pero no sintió nada en la garganta.
Bueno; esto se pone feo murmuró entonces, mirando su pie lívido y ya con lustre gangrenoso. Sobre la honda ligadura del pañuelo, la carne desbordaba como una monstruosa morcilla.
Los dolores fulgurantes se sucedían en continuos relampagueos, y llegaban ahora a la ingle. La atroz sequedad de garganta que el aliento parecía caldear más, aumentaba a la par. Cuando pretendió incorporarse, un fulminante vómito lo mantuvo medio minuto con la frente apoyada en la rueda de palo.
Pero el hombre no quería morir, y descendiendo hasta la costa subió a su canoa. Sentóse en la popa y comenzó a palear hasta el centro del Paraná. Allí la corriente del río, que en las inmediaciones del Iguazú corre seis millas, lo llevaría antes de cinco horas a Tacurú-Pucú.
El hombre, con sombría energía, pudo efectivamente llegar hasta el medio del río; pero allí sus manos dormidas dejaron caer la pala en la canoa, y tras un nuevo vómito de sangre esta vezdirigió una mirada al sol que ya trasponía el monte.
La pierna entera, hasta medio muslo, era ya un bloque deforme y durísimo que reventaba la ropa. El hombre cortó la ligadura y abrió el pantalón con su cuchillo: el bajo vientre desbordó hinchado, con grandes manchas lívidas y terriblemente doloroso. El hombre pensó que no podría jamás llegar él solo a Tacurú-Pucú, y se decidió a pedir ayuda a su compadre Alves, aunque hacía mucho tiempo que estaban disgustados.
La corriente del río se precipitaba ahora hacia la costa brasileña, y el hombre pudo fácilmente atracar. Se arrastró por la picada en cuesta arriba, pero a los veinte metros, exhausto, quedó tendido de pecho.
¡Alves! gritó con cuanta fuerza pudo; y prestó oído en vano.
¡Compadre Alves! ¡No me niegue este favor! clamó de nuevo, alzando la cabeza del suelo. En el silencio de la selva no se oyó un solo rumor. El hombre tuvo aún valor para llegar hasta su canoa, y la corriente, cogiéndola de nuevo, la llevó velozmente a la deriva.
El Paraná corre allí en el fondo de una inmensa hoya, cuyas paredes, altas de cien metros, encajonan fúnebremente el río. Desde las orillas bordeadas de negros bloques de basalto, asciende el bosque, negro también. Adelante, a los costados, detrás, la eterna muralla lúgubre, en cuyo fondo el río arremolinado se precipita en incesantes borbollones de agua fangosa. El paisaje es agresivo, y reina en él un silencio de muerte. Al atardecer, sin embargo, su belleza sombría y calma cobra una majestad única.
El sol había caído ya cuando el hombre, semitendido en el fondo de la canoa, tuvo un violento escalofrío. Y de pronto, con asombro, enderezó pesadamente la cabeza: se sentía mejor. La pierna le dolía apenas, la sed disminuía, y su pecho, libre ya, se abría en lenta inspiración.
El veneno comenzaba a irse, no había duda. Se hallaba casi bien, y aunque no tenía fuerzas para mover la mano, contaba con la caída del rocío para reponerse del todo. Calculó que antes de tres horas estaría en Tacurú-Pucú.
El bienestar avanzaba, y con él una somnolencia llena de recuerdos. No sentía ya nada ni en la pierna ni en el vientre. ¿Viviría aún su compadre Gaona en Tacurú-Pucú? Acaso viera también a su ex patrón mister Dougald, y al recibidor del obraje.
¿Llegaría pronto? El cielo, al poniente, se abría ahora en pantalla de oro, y el río se había coloreado también. Desde la costa paraguaya, ya entenebrecida, el monte dejaba caer sobre el río su frescura crepuscular, en penetrantes efluvios de azahar y miel silvestre. Una pareja de guacamayos cruzó muy alto y en silencio hacia el Paraguay.
Allá abajo, sobre el río de oro, la canoa derivaba velozmente, girando a ratos sobre sí misma ante el borbollón de un remolino. El hombre que iba en ella se sentía cada vez mejor, y pensaba entretanto en el tiempo justo que había pasado sin ver a su ex patrón Dougald. ¿Tres años? Tal vez no, no tanto. ¿Dos años y nueve meses? Acaso. ¿Ocho meses y medio? Eso sí, seguramente.
De pronto sintió que estaba helado hasta el pecho. ¿Qué sería? Y la respiración también...
Al recibidor de maderas de mister Dougald, Lorenzo Cubilla, lo había conocido en Puerto Esperanza un viernes santo... ¿Viernes? Sí, o jueves . . .
El hombre estiró lentamente los dedos de la mano.
Un jueves...
Y cesó de respirar.
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hola
cool tu flog
me encanta las obras de quiroga
saludos
mary
ufff, que fuerte es este relato, no hay duda que esta expresado por una pluma tan especial como la de Horacio Quiroga.
Magnífico amigo, pero me has hecho sufrir mucho leyendo esta publicación.
Te deseo una semana llena de tranquilidad y felicidd.
Besos.
Querido Gaucho.
Tremenda historia nos traes hoy, aunque volvere a leerla, pues lo he hecho desde el trabajo, un poco sobresaltada.
Ahora tengo menos tiempo, mi trabajo me absorbe, y tengo en exceso, con lo que incluso tengo que meterle horas extras para poder cumplir con los plazos, pero como verás me paso por aqui en cuanto que tengo un respiro.
Espero que te encuentres perfectamente, y que ese animo siga para arriba, que te quiero ver feliz y sonriente ¿Vale?
Y ya sabes aunque tarde un poquito, aqui estaré cada dia para darte un fuerte abrazo y un besote grandote
jajaja
q cool lo q me pisiste d elos gatos
la verdad esq lo sabia porq los amo
tengo 4
XD
saludossss
ATARDECER CREPUSCULAR DE MIS OJOS CEGADORES TU MIRAR BESITOS DULCES MARIA
para una diosa que sienpre esta junto ami a pesar de la distansia
Muy buena elección amigo.
Con Sabina puedes tener la seguridad de acertar siempre, pues -por lo menos a mí- todos sus temas son un verdadero y fantástico lujo escucharlos.
Besos majo, que disfrutes de un feliz fin de semana.
Hola gaucho.
solo saludarte, pues ya te deje mi comentario antes por aqui.
Que tengas un bellisimo domingo
Besitos
Hola AMIGO! Precioso el tema de Sabina,
es un poeta que dice mucho en las letras
de sus canciones.
Siento mucho no haber podido pasar ayer por aquí
pero la conexión va fatal.
Espero que tengas un bonito domingo, besos
Hola amigo paso ha dejarte mis saludos y decirte que durante unos 15 dias estare ausente, pues gracias a Dios por fin salio la fecha de las oposiciones, me examino el dia 25 de este mes y debo de aprovechar al máximo estos dias que me quedan....te dejo con sumo cariño en tu casa virtual estas palabras como despedida....
Hay un punto en tu vida,
en el que te das cuenta:
quién importa,
quién nunca importó,
quién no importa más,
y quién siempre importará.
de modo que no te preocupes
por la gente de tu pasado
hay una razón por la que
no estarán en tu futuro.......
Feliz comienzo de semana y te envio miles de besos con todo mi cariño nos vemos pronto......
LOLA
lindo video de joaquin genial besitos dulces maria
El nuevo Sacerdote, recién asignado a su primer ministerio para reabrir una iglesia en los suburbios de Brooklyn, New York, llegó a comienzos de octubre entusiasmado con su primera oportunidad.
Cuando vio la iglesia se encontró con que estaba en pésimas condiciones y requería de mucho trabajo de reparación. Se fijó la meta de tener todo listo a tiempo para oficiar su primer servicio en la Nochebuena.
Trabajó arduamente, reparando los bancos, empañetando las paredes,
pintando, etc., y para el 18 de diciembre ya habían concluido con casi todos los trabajos, adelantándose a la meta trazada.
El 19 de diciembre cayó una terrible tempestad que azotó el área por dos días completos.
El día 21 el sacerdote fue a ver la iglesia. Su corazón se contrajo cuando vio que el agua se había filtrado a través del techo, causando que una área considerable de pañete, de unos 20 pies por 8 pies cayó de la pared frontal
del santuario, exactamente detrás del pulpito, dejando un hueco que empezaba como a la altura de la cabeza.
El sacerdote limpió el desastre en el piso, y no sabiendo que mas hacer sino posponer el servicio de Nochebuena, salió para su casa.
En el camino notó que una tienda local estaba llevando a cabo una venta del tipo "mercado de pulgas", con fines caritativos, y decidió entrar.
Uno de los artículos era un hermoso mantel hecho a mano, color hueso,
con un trabajo exquisito de aplicaciones, bellos colores y una cruz bordada
en el centro.
Era justamente el tamaño adecuado para cubrir el hueco en la pared frontal.
Lo compró y volvió atrás camino a la iglesia.
Ya para ese entonces había comenzado a nevar.
Una mujer mayor iba corriendo desde la dirección opuesta tratando
de alcanzar el autobús, pero finalmente lo perdió. El sacerdote la invitó a esperar en la iglesia donde había calefacción, por el próximo autobús que tardaría 45 minutos mas en llegar.
La señora se sentó en el banco sin prestar atención al pastor mientras,
este buscaba una escalera, ganchos, etc., para colocar el mantel como tapiz
en la pared. El sacerdote apenas podía creer lo hermoso que lucía y como cubría todo el área de problema.
Entonces el miró a la mujer que venía caminando hacia abajo, desde el pasillo del centro.
Su cara estaba blanca como una hoja de papel.
"Padre, ¿Donde consiguió Ud. Ese mantel?
" El padre le explicó.
La mujer le pidió revisar la esquina inferior derecha para ver si las iniciales
EGB aparecían bordadas allí.
Si estaban..
Estas eran las iniciales de la mujer
y ella había hecho ese mantel 35 años atrás, en Austria.
La mujer apenas podía creerlo cuando el pastor le contó como acababa de obtener el mantel.
La mujer le explicó que antes de la guerra ella y su esposo tenían
una posición económica holgada en Austria. Cuando los Nazis llegaron,
la forzaron a irse. Su esposo debía seguirla la semana siguiente.
Ella fue capturada, enviada a prisión y nunca volvió a ver a su esposo
ni su casa.
El pastor la llevó en el carro hasta su casa y ofreció regalarle el mantel,
pero ella lo rechazó diciéndole que era lo menos que podía hacer.
Se sentía muy agradecida pues vivía al otro lado de Staten Island
y solamente estaba en Brooklyn por el día para un trabajo de limpieza
de una casa.
Que maravilloso fue el servicio de la Nochebuena!
La iglesia estaba casi llena.
La música y el espíritu que reinaban eran increíbles.
Al final del servicio, el sacerdote despidió a todos en la puerta
y muchos expresaron que volverían.
Un hombre mayor, que el pastor reconoció del vecindario,
seguía sentado en uno de los bancos mirando hacia el frente,
y el padre se preguntaba porque no se iba.
El hombre le preguntó donde había obtenido ese mantel
que estaba en la pared del frente, porque era idéntico al que su esposa había hecho años atrás en Austria antes de la guerra y como podía haber dos manteles tan idénticos?
El le relató al padre como llegaron los Nazis y como el forzó a su esposa
a irse, para la seguridad de ella, y como el estaba dispuesto a seguirla, pero había sido arrestado y enviado a prisión. Nunca volvió a ver a su esposa ni su hogar en todos aquellos 35 años.
El pastor le preguntó si le permitiría llevarlo con el a dar una vuelta.
Se dirigieron en el carro hacia Staten Island, hasta la misma casa donde el padre había llevado la mujer tres días atrás.
El ayudó al hombre a subir los tres pisos de escalera que conducían al apartamento de la mujer, tocó en la puerta y presenció la mas bella reunión de Navidad que pudo haber imaginado.
Una historia real - ofrecida por el Padre Rob Reid, quien dice que Dios trabaja en forma silenciosa.
Le pedí a Dios bendecirte cuando oraba hoy, para guiarte y protegerte según vayas por tu camino... Su amor está siempre contigo, por eso, cuando el camino que estés cruzando parezca difícil en extremo encomiéndaselo a Dios, y El hará el resto.
Las casualidades no existen, hay una razón,
que sólo conoce Dios, por la cual te hago llegar este mensaje.
Sean bendecidos por Dios...
Anónimo
Maravilloso, amigo mío. A pesar de que comencé a leer, creyendo encontrar -como siempre- una bella narración, ésta ademas de umplir estos preceptos es además una historia real con unos matices de bondad y de casualidad infinita ... tantos como los caminos del Señor.
Besos, amigo y gracias por saber traer estas maravillas a tu casa.
solo paso mi querido amigo, tengo varias firmitas que dar..
tu has puesto Tu nieve!
maravillosa!!!
los españoles está tapados en nieve...que belleza!
beso.
Hola amigo, otro bello relato que nos dejas hoy,
es una historia preciosa.
Espero que estes bien y te deseo una feliz noche.
Besos
Buenas noches paso muy rapidito a desearte un
feliz fin de semana y a enviarte miles de besos
y abrazos con todo mi cariño...
LOLA
preciosa historia...
Le pedí a Dios bendecirte cuando oraba hoy, para guiarte y protegerte según vayas por tu camino... Su amor está siempre contigo, por eso, cuando el camino que estés cruzando parezca difícil en extremo encomiéndaselo a Dios, y El hará el resto.
un beso.
El hombre que contaba historias
[Cuento. Texto completo]
Oscar Wilde
Había una vez un hombre muy querido de su pueblo porque contaba historias. Todas las mañanas salía del pueblo y, cuando volvía por las noches, todos los trabajadores del pueblo, tras haber bregado todo el día, se reunían a su alrededor y le decían:
-Vamos, cuenta, ¿qué has visto hoy?
Él explicaba:
-He visto en el bosque a un fauno que tenía una flauta y que obligaba a danzar a un corro de silvanos.
-Sigue contando, ¿qué más has visto? -decían los hombres.
-Al llegar a la orilla del mar he visto, al filo de las olas, a tres sirenas que peinaban sus verdes cabellos con un peine de oro.
Y los hombres lo apreciaban porque les contaba historias.
Una mañana dejó su pueblo, como todas las mañanas... Mas al llegar a la orilla del mar, he aquí que vio a tres sirenas, tres sirenas que, al filo de las olas, peinaban sus cabellos verdes con un peine de oro. Y, como continuara su paseo, en llegando cerca del bosque, vio a un fauno que tañía su flauta y a un corro de silvanos... Aquella noche, cuando regresó a su pueblo y, como los otros días, le preguntaron:
-Vamos, cuenta: ¿qué has visto?
Él respondió:
-No he visto nada.
FIN
Hola amigo! Muy bonito el cuento
de Oscar Wilde.
Espero que estes bien, que pases
una bonita tarde, besos
hola amigo una bonita imagen y unabella historia te dejo mis saludos k tengas una feliz tarde muchos besitoss
Hola cielo la historia me gusto
pero la verdad no la entendi
un besazo de Luna
me encanta oscar wilde gran literato genial besitos dulces maria
Hola Gaucho:
Bellisimas palabras me dejas en mi casita, me han llegado al corazón.
Si tu necesitas de mis mensajes, yo necesito de las tuyas. Eres mi contador de historias, mi narrador de sueños.
Si alguna vez ando falta de tiempo, hay un espacio que no me puedo pasar sin visitar, y es el tuyo. Pues tus narraciones tan hermosas me llegan muy dentro.
Tu eres Zorro, ya esta puesto, pero te dejo el enlace, pincha y veras, luego cuando llegue a casa, que puedo, te lo mando por privado para que lo tengas.
No es para adivinar el futuro, si no para determinar la personalidad.
Dime si acertaron contigo, conmigo, soy Jaguar, acertaron.
http://fotolog.miarroba.com/diosadelpoderio/el-zorro-la-espada-y-la-rosa-274/
Besitos Gaucho
EL GIGANTE EGOÍSTA
EL GIGANTE EGOÍSTA
Todas las tardes, a la salida de la escuela, los niños se habían acostumbrado a ir a jugar al jardín del gigante. Era un jardín grande y hermoso, cubierto de verde y suave césped. Dispersas sobre la hierba brillaban bellas flores como estrellas, y había una docena de melocotones que, en primavera, se cubrían de delicados capullos rosados, y en otoño daban sabroso fruto.
Los pájaros se posaban en los árboles y cantaban tan deliciosamente que los niños interrumpían sus juegos para escucharlos.
-¡Qué felices somos aquí!- se gritaban unos a otros.
Un día el gigante regresó. Había ido a visitar a su amigo, el ogro de Cornualles, y permaneció con él durante siete años. Transcurridos los siete años, había dicho todo lo que tenía que decir, pues su conversación era limitada, y decidió volver a su castillo. Al llegar vio a los niños jugando en el jardín.
-¿Qué estáis haciendo aquí?- les gritó con voz agria. Y los niños salieron corriendo.
-Mi jardín es mi jardín- dijo el gigante. -Ya es hora de que lo entendáis, y no voy a permitir que nadie mas que yo juegue en él.
Entonces construyó un alto muro alrededor y puso este cartel:
Prohibida la entrada.
Los transgresores serán
procesados judicialmente.
Era un gigante muy egoísta.
Los pobres niños no tenían ahora donde jugar.
Trataron de hacerlo en la carretera, pero la carretera estaba llena de polvo y agudas piedras, y no les gustó.
Se acostumbraron a vagar, una vez terminadas sus lecciones, alrededor del alto muro, para hablar del hermoso jardín que había al otro lado.
-¡Que felices éramos allí!- se decían unos a otros.
Entonces llegó la primavera y todo el país se llenó de capullos y pajaritos. Solo en el jardín del gigante egoísta continuaba el invierno.
Los pájaros no se preocupaban de cantar en él desde que no había niños, y los árboles se olvidaban de florecer. Solo una bonita flor levantó su cabeza entre el césped, pero cuando vio el cartel se entristeció tanto, pensando en los niños, que se dejó caer otra vez en tierra y se echó a dormir.
Los únicos complacidos eran la Nieve y el Hielo.
-La primavera se ha olvidado de este jardín- gritaban. -Podremos vivir aquí durante todo el año.
La Nieve cubrió todo el césped con su manto blanco y el Hielo pintó de plata todos los árboles. Entonces invitaron al viento del Norte a pasar una temporada con ellos, y el Viento aceptó.
Llegó envuelto en pieles y aullaba todo el día por el jardín, derribando los capuchones de la chimeneas.
-Este es un sitio delicioso- decía. -Tendremos que invitar al Granizo a visitarnos.
Y llegó el Granizo. Cada día durante tres horas tocaba el tambor sobre el tejado del castillo, hasta que rompió la mayoría de las pizarras, y entonces se puso a dar vueltas alrededor del jardín corriendo lo más veloz que pudo. Vestía de gris y su aliento era como el hielo.
-No puedo comprender como la primavera tarda tanto en llegar- decía el gigante egoísta, al asomarse a la ventana y ver su jardín blanco y frío. -¡Espero que este tiempo cambiará!
Pero la primavera no llegó, y el verano tampoco. El otoño dio dorados frutos a todos los jardines, pero al jardín del gigante no le dio ninguno.
-Es demasiado egoísta- se dijo.
Así pues, siempre era invierno en casa del gigante, y el Viento del Norte, el Hielo, el Granizo y la Nieve danzaban entre los árboles.
Una mañana el gigante yacía despierto en su cama, cuando oyó una música deliciosa. Sonaba tan dulcemente en sus oídos que creyó sería el rey de los músicos que pasaba por allí. En realidad solo era un jilguerillo que cantaba ante su ventana, pero hacía tanto tiempo que no oía cantar un pájaro en su jardín, que le pareció la música más bella del mundo. Entonces el Granizo dejó de bailar sobre su cabeza, el Viento del Norte dejó de rugir, y un delicado perfume llegó hasta él, a través de la ventana abierta.
-Creo que, por fin, ha llegado la primavera- dijo el gigante; y saltando de la cama miró el exterior. ¿Qué es lo que vio?
Vio un espectáculo maravilloso. Por una brecha abierta en el muro los niños habían penetrado en el jardín, habían subido a los árboles y estaban sentados en sus ramas. En todos los árboles que estaban al alcance de su vista, había un niño. Y los árboles se sentían tan dichosos de volver a tener consigo a los niños, que se habían cubierto de capullos y agitaban suavemente sus brazos sobre las cabezas de los pequeños.
Los pájaros revoloteaban y parloteaban con deleite, y las flores reían irguiendo sus cabezas sobre el césped. Era una escena encantadora. Sólo en un rincón continuaba siendo invierno. Era el rincón más apartado del jardín, y allí se encontraba un niño muy pequeño. Tan pequeño era, no podía alcanzar las ramas del árbol, y daba vueltas a su alrededor llorando amargamente. El pobre árbol seguía aún cubierto de hielo y nieve, y el Viento del Norte soplaba y rugía en torno a él.
-¡Sube, pequeño!- decía el árbol, y le tendía sus ramas tan bajo como podía; pero el niño era demasiado pequeño. El corazón del gigante se enterneció al contemplar ese espectáculo.
-¡Qué egoísta he sido- se dijo. -Ahora comprendo por qué la primavera no ha venido hasta aquí. Voy a colocar al pobre pequeño sobre la copa del árbol, derribaré el muro y mi jardín será el parque de recreo de los niños para siempre.
Estaba verdaderamente apenado por lo que había hecho.
Se precipitó escaleras abajo, abrió la puerta principal con toda suavidad y salió al jardín.
Pero los niños quedaron tan asustados cuando lo vieron, que huyeron corriendo, y en el jardín volvió a ser invierno.
Sólo el niño pequeño no corrió, pues sus ojos estaban tan llenos de lágrimas, que no vio acercarse al gigante. Y el gigante se deslizó por su espalda, lo cogió cariñosamente en su mano y lo colocó sobre el árbol. El árbol floreció inmediatamente, los pájaros fueron a cantar en él, y el niño extendió sus bracitos, rodeó con ellos el cuello del gigante y le besó.
Cuando los otros niños vieron que el gigante ya no era malo, volvieron corriendo y la primavera volvió con ellos.
-Desde ahora, este es vuestro jardín, queridos niños- dijo el gigante, y cogiendo una gran hacha derribó el muro. Y cuando al mediodía pasó la gente, yendo al mercado, encontraron al gigante jugando con los niños en el más hermoso de los jardines que jamás habían visto.
Durante todo el día estuvieron jugando y al atardecer fueron a despedirse del gigante.
-Pero, ¿dónde está vuestro pequeño compañero, el niño que subí al árbol?- preguntó.
El gigante era a este al que más quería, porque lo había besado.
-No sabemos contestaron los niños- se ha marchado.
-Debéis decirle que venga mañana sin falta- dijo el gigante.
Pero los niños dijeron que no sabían donde vivía y nunca antes lo habían visto. El gigante se quedó muy triste.
Todas las tardes, cuando terminaba la escuela, los niños iban y jugaban con el gigante. Pero al niño pequeño, que tanto quería el gigante, no se le volvió a ver. El gigante era muy bondadoso con todos los niños pero echaba de menos a su primer amiguito y a menudo hablaba de él.
-¡Cuánto me gustaría verlo!- solía decir.
Los años transcurrieron y el gigante envejeció mucho y cada vez estaba más débil. Ya no podía tomar parte en los juegos; sentado en un gran sillón veía jugar a los niños y admiraba su jardín.
-Tengo muchas flores hermosas- decía, pero los niños son las flores más bellas.
Una mañana invernal miró por la ventana, mientras se estaba vistiendo. Ya no detestaba el invierno, pues sabía que no es sino la primavera adormecida y el reposo de las flores.
De pronto se frotó los ojos atónito y miró y remiró. Verdaderamente era una visión maravillosa. En el más alejado rincón del jardín había un árbol completamente cubierto de hermosos capullos blancos. Sus ramas eran doradas, frutos de plata colgaban de ellas y debajo, de pie, estaba el pequeño al que tanto quiso.
El gigante corrió escaleras abajo con gran alegría y salió al jardín. Corrió precipitadamente por el césped y llegó cerca del niño. Cuando estuvo junto a él, su cara enrojeció de cólera y exclamó:
- ¿Quién se atrevió a herirte?- Pues en las palmas de sus manos se veían las señales de dos clavos, y las mismas señales se veían en los piececitos.
-¿Quién se ha atrevido a herirte?- gritó el gigante. -Dímelo para que pueda coger mi espada y matarle.
-No- replicó el niño, pues estas son las heridas del amor.
-¿Quién eres?- dijo el gigante; y un extraño temor lo invadió, haciéndole caer de rodillas ante el pequeño.
Y el niño sonrió al gigante y le dijo:
-Una vez me dejaste jugar en tu jardín, hoy vendrás conmigo a mi jardín, que es el Paraíso.
Y cuando llegaron los niños aquella tarde, encontraron al gigante tendido, muerto, bajo el árbol, todo cubierto de capullos blancos.
OSCAR WILDE
hola Hola!!
como estas?? como has pasado las fiestas??
x aca todo lindo...
comiendo mucho!!!
jejej
un beso
hola bella imagen y una historia muy bonita espero k te haigan dejado muchas cositas los reyes yo te regalo mi amistad y te mando muchos besos para ti y desearte k tengas un feliz dia
Oh Gaucho, si puedes superar esta historia, crearas magia en tu flog. Es divina, tan enternecedora y maravillosa.
He leido a Oscar Wilde, pero este relato para nada. Me ha encantado.
Mi querido Gaucho, por nada del mundo me perderia tus relatos.
Un besito
DE NIÑA SOLIA VER LOSDIBUJOS DEL GIGANTE EGOISTA ME ENCANTABA SOÑAR CON AQUEL BUEN GIGANTE ESITOS DULCES MARIA
H Qué tal amigo?. Sólo pasé para desearte felices sueños.
Disculpame, pero ya es demasiado tarde para hacerte un buen comentario, y prefiero aplazarlo par un mejor momento, en que disponga del tiempo que tú te mereces.
Volveré. Besitos.