Acabamos la visita al pueblo de Belén con esa pareja de mujeres conversando en la plaza como si no hubiera un mañana, y el molino. Luego viene ya el centro de toda esta parafernalia, el portal con el Misterio, al que asisten varios ángeles y algunos pastores adelantados.

Bueno, pues como la plaza de Belén está llena a rebosar, vamos a ir conociendo al vecindario. En primer lugar, María y José, desolados ante la ingrata noticia del posadero. En la segunda foto, un grupo de forasteros juega a las cartas con alegría desbordante, junto al molino que veremos mañana. La tercera foto nos presenta una cena al aire libre que está preparando otro grupo de forasteros. La cuarta, la conversación entre dos amiguetes que coinciden junto a la posada. En la última foto os presento al herrero del pueblo con su mujer y su hijo, que le llevan unas viandas para hacerle más llevadero el trabajo. ¿Y ese otro gatete que asoma al fondo? ¿A que es chulo?

Aquí van varias vistas del pueblo de Belén, con su población autóctona, ajena al bullicio de los forasteros que han ido a empadronarse, y algún niño entregado al juego. Al final tenéis la plaza con la posada y todo un hervidero de gente divirtiéndose, conversando y en plan lúdico. A la puerta de la posada, José y María, con su hatillo, reciben del posadero, escoba en mano, la mala noticia de que no hay habitaciones; todo ello bajo la atenta mirada de un gato. La mayor parte de estas figuras, como puede apreciarse por su estilo e indumentaria, son napolitanas, una auténtica maravilla artesanal.

A la entrada del pueblo de Belén, esta familia se dirige a la posada. Seguramente habrán viajado hasta allí, como muchos otros, para cumplir la orden de empadronamiento.

Ahí va el pueblo de Belén, que iremos viendo poco a poco. En la primera foto, un plano lejano con su palomar típicamente zamorano en primer término. En la segunda foto, ese risco que domina la parte "habitada" del pueblo.