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Añoro tu mirada desnudándome
Y la fuerza que al amar
Pones amándome.
Deseo el tacto de tus manos
Que al posarlas en mí
Me ciegan de pasión.
Y con la misma ilusión
Si más vidas tuviera
Seguiría amándote
Con eterna obsesión.
Necesitaría muchas oras de escritura para describir la niñez
de José Carlos, quizás en un futuro lo haga pero,
en este caso, he de centrarme más partiendo desde el
comienzo en la Universidad. Primer día, asignatura de
matemáticas. Según me fue contando, los alumnos
que repetían curso, le adjudicaron un mote al profesor,
<El Canario> Solían referirse
a el como quien era un hueso duro de roer que no
lo querían ni los perros. Pues bien, resultó que <No era
tan fiero el león como lo pintaban> muy al contrario,
José Carlos, al finalizar la clase, comentó
con los demás alumnos lo buen profesor que a él le pareció.
No tardó mucho en hacer amigos,
le dieron entrada en el grupo de los distinguidos, no
porque fuesen más inteligentes sino por que eran de los
catalogados como <Hijos de papá> Dicho de otra manera que
su paso por la Universidad se prolongaba más de lo usual,
y que dicho de otra forma bastante <Ñoños>
Como ya se comentó José Carlos era muy vivaz y en su sagacidad
pronto supo que los fines de semana los pasaría sin apuros
gracias a sus recientes amigos. Y así fue, según se iba
avanzando en el curso, sus nuevos amigos se dieron cuenta de
que Carlos, como ellos le llamaban, tenía las cualidades
necesarias para ayudarles en los atascos de alguna asignatura.
¡Valla que les echaba una mano! y ¡Valla que disfrutaba
los domingos a costa de sus amigos!.
Particularmente no creo que esto fuese malo, pienso que,
para que los listos triunfen, debe haber otros que no lo son,
al menos así se presupone según la ley sobre el
principio de contrarios.
<Vivaz-Ñoño> <Listo-Torpe> Etce
Espero que sea de vuestro agrado,
lo vi apropiado para mi actualización.
El rocío en la Aurora
Sus pétalos humedece
Emanando a toda ora
La fragancia envolvente
de grandes amores.
Y el mío
Noche tras noche
Su lujuría me enloquece
Derramándo sobre mí
La sabia de su amor
A veces tierno, a veces tosco
Y a veces
De mil colores.
Original 18/06/2012 manuel+tu_3
Y yo te vi marchar.
Y mis lágrimas
Se fundieron con el mar.
No quise decirte adiós,
Bien lo sabe Dios.
Mi alma sufría
Y sin poderlo evitar
Triste y en silencio.
te vi marchar.
Ya habían pasado seis largos años en los que José Carlos
machacándose los codos sobre el pupitre de las escuelas y
echando humo por su cabeza cuando se sentó, por primera
vez, con catorce años, en las grandes bancadas de la
Universidad. Le pareció de una seriedad impresionante nada
parecida a lo pasado anteriormente.
Ahora necesito aparcar por un tiempo la vida escolar de mi
buen amigo y contaros algo más de lo que le fue sucediendo
en el plano personal. Dejando a parte los primeros cuatro
años en los que no recuerda muy bien y los que puede
recordar prefiere olvidarlos, empezaré contando los hechos
más relevantes de su niñez tal y como los vivió.
Retomando esos diez años de pos-guerra en los que la
escasez de alimentos era evidente, le llega a la memoria
un hecho que aunque para algunos les puede parecer cómico,
a los otros será lo contrario ya que pueden haber pasado
por situaciones similares.
Un buen día muy temprano, al igual que cada mañana, por la
puerta de la casa donde vivían sus abuelos maternos con sus
seis hijos solteros, pasó el pastor con su rebaño de
ove-jitas y corderillo y ¡Ya podéis imaginar lo que pasó!
Uno de los corderillos acabó en los platos que, en la
horade la cena, se puso sobre la mesa. Como quiera que el
domicilio de sus padres estaba relativamente cerca,
se les avisó del festín y, como se suele decir, esa noche
se ceno de caliente.
Por aquel entonces José Carlos contaba con cinco añitos.
Le causó una gran carcajada cuando riendo me dijo.- Sabes
Manuel, ya de niño mordía las tetas de las mujeres a pares.
En un principio me quede a cuadras (modismo-Sorprendido)
Viendo mi asombro, aunque me contagió sus risas se explicó
diciéndome.- No pienses mal amigo mío, mi abuela era muy
joven y mi madre también, con una diferencia de nueve
meses, tuvieron un bebe cada una, mi tía teresa que, a la
vez, es hermana de leche y a mi mismo. Lo que no es tan
normal es que yo, con cinco años, cuando llegaba la hora de
la merienda, dejaba de jugar con mis amigotes y al llegar
a casa decía.- ¡Mana Teta! y merendaba, pero si no
estaba mi madre, decía.- ¡Abuela Teta! no podía quedar
sin la merienda; Los dos nos hartamos de reír.
¡Este José Carlos era y es un chiste personificado! Lo que
sigo contando es ya para no levantarse del suelo. Cuando
paramos de reír, ¿Sabéis por donde me salió? agarraros fuerte
por que me dijo.- ¡Ah! otra cosa, sabes como me bautizaron,
yo sonreí y siguió diciéndo.- Sonríe que vas a reírte mucho
más cuando te lo cuente, al llegar a la iglesia llevaba
puesto un pantalón corto de color azul cielo con tirantes
del mismo color y una camisa de color blanco de manga corta,
pero lo más gracioso es que, en vez de los tradicionales
peucos, llevaba puestos unas sandalias grises del
número treinta y dos y también, que después de mojarme
la cabeza con el agua vendía me dieron una bolsita de
caramelos; Aquí tenía seis añitos. Menos mal que para la
comunión mi traje de almirante de la marina
era el que más lucía de todos los demás niños.
José Carlos se matriculó en el Instituto para su
preparación y posterior ingreso en la Universidad de
Ciencias Empresariales. Su carácter se fue formando como
el de un niño vivaz, inquieto y extrovertido. Tenia mucha
prisa para todo, en su pensamiento solo cabía estudiar,
estudiar y más estudiar. Aprender lo suficiente para
emprender negocios propios y mejorar el estatus social de
su familia. Como ya leímos anteriormente, sus inquietudes,
le hicieron madurar más rápido que a los niños de su edad
y, en cierto modo ya empezó a cobrar por sus servicios a
otros alumnos al ayudarles a realizar los deberes.
Este hecho lo cultivó durante los cuatro años que permaneció
en el instituto. Quiero hacer mención que José Carlos con
trece años terminó el bachillerato y que después de aprobar
el selectivo en la convocatoria de junio de 1953 ingresó
en la universidad para empezar a estudiar la Carrera de
Perito Mercantil según Plan de Estudios 1922.
También quiero mencionar que la preparación del Selectivo
y comienzo de Primero de Carrera lo hizo durante los tres
meses de vacaciones estivales. Tanto fue el interés que
José Carlos puso en su preparación que sus padres, a
instancias del médico, tuvieron que dosificarle
las horas de estudios diarias.
Los primeros pasos en el aprendizaje escolar se los impartió
el maestro de turno en la zona que, por aquel entonces,
tenía ubicado su domicilio. Sonriendo seguía contándome, la
cantidad de veces que le castigó, y lo hacía con la fusta
que le serbia de puntero para señalar los temas en la
pizarra, eso era la costumbre por la época, el castigo
consistía en diez palmetazos en cada palma de la mano o bien
cara a la pared con tres libros en cada mano con los brazos
en cruz, otro de los castigos menos dolorosos pero más
aburridos eran escribir en la pizarra cien veces <No volveré
a hacer, esto o aquello, según fuese el motivo del castigo>
en lo referente a los palmetazos, otro niño le indicó la
forma para que no dolieran tanto, esta formula, era abrir
dientes de ajo y friccionarlos con las manos como si te las
lavases, curiosamente no sabía la razón pero funcionaba.
A partir de ese día, siempre llevaba una cabeza de ajos en
los bolsillos del pantalón. No es que fuese travieso, más
bien que el profesor tenía muy malas pulgas y no dejaba
pasar nada por insignificante que pudiera ser. Después de
dos años peleándose con el libro, si digo El libro puesto
que solo había uno. Se contemplaba en él todos los temas de
la educación primaria. Fuera aparte la asignatura de
educación física y pintura o dibujo artístico. La religión
era obligatoria hasta el punto de darnos una especie de
cartilla en la que, el párroco de la iglesia, estampaba un
sello todos los domingos y fiestas de guardar, teniendo que
presentar los lunes el control de asistencia al profesor.
José Carlos fue un niño muy despierto como estudiante, su
coeficiente intelectual superaba al de sus compañeros de
clase hasta el punto de ayudar a Muchos alumnos a realizar
los deberes diarios. Claro está que no pedía nada por ello
pero como agradecimiento, cada beneficiario aportaba una
cantidad dineraria que le permitía disponer, los fines de
semana, de lo necesario para divertirse y comprar
chucherías. Así transcurrió los dos años de primaria a cargo
de Don Paco que así le llamaban al profesor, José Carlos lo
recuerda como muy estricto pero también muy buen maestro y
le estara siempre agradecido de haberle guiado hasta su
Incorporación al instituto con un libro de escolaridad
altamente satisfactorio.
Se trata de un hombre que, aparentemente, no le
importa nadie que no sea el mismo.
A medida que se adentra en su lectura se cambia
de opinión ¿Oh...no?
INTRODUCCION
La lectura de esta novela se recomienda puesto que,
todas y cada de las situaciones que se describen, son
transcripción fidedigna de la realidad.
Tengo la seguridad de que cuando inicien su lectura no
la dejaran, al menos, hasta la mitad de su final.
Agradeciendo por ser leído, dedico esta primera edición
a Mi otro Yo. Y Teniendo la certeza que, habrá otras
muchas, no quiero ocupar vuestro tiempo y os dejo
citando una de mis frases preferidas que, sin duda,
aparecerá a lo largo de la narrativa.
< No es más feliz quien más amor recibe si no el que más
tiene para dar>
CAPITULO I
En primer lugar debo hacer referencia a su título.
"Como el Ave Fénix" una frase que, lamentablemente y,
por cortos espacios de tiempo, tuvo que oírse y sigue
oyéndola José Carlos principal protagonista de esta
historia. En la medida que se adentre en su lectura,
se entiende el porque del título.
Aunque tarde, he decidido contar de manera clara y
concisa, valiéndome del idioma escrito, La biografía
completa de José Carlos, también pretendo que se legue a
la misma conclusión, a la que llegué yo, al confesarme la
historia de su vida. Realmente el entorno y las
circunstancias si pueden alterar, e incluso cambiar
el destino de hombres y mujeres de cualquiera que sea
el país de origen, raza o religión.
Me enorgullece tener un amigo con los valores éticos
y morales como los habidos en José Carlos y, lejos de
recusarle, siento admiración. Como buen capricornio,
sabe salir airoso de todas y cada una de las situaciones,
más o menos, complicadas que le surgan.
Si al finalizar la lectura, vuestro pensamiento es igual
al mío, cabe la posibilidad de que sea meritorio el
convertirse en un "Bets-Seller" El "sueño" de todo escritor,
cuando escribe para el gran público, siempre es el mismo,
hacer llegar su mensaje a todos los lectores.
Si el sueño se convierte en realidad, no cabe duda,
ha de ser...un Bets-Seller.
CAPITULO II
Hemos de situarnos en Valencia del Cid cuatro meses antes
de finalizar la Guerra Civil Española (1939)
Aunque los tiempos que corrían por aquel entonces no eran
en modo alguno deseado ni para nuestro peor enemigo,
mi querido amigo abrió los ojos por primera vez, un 16 de
enero en el seno de una familia humilde pero de buen corazón.
Tan solo su madre acudió al registro civil quedando el bebe
registrado con el nombre de su marido padre del niño.
Por fortuna el bebe creció y después de tres generaciones,
al día de hoy, le siguen llamándo José Carlos.
En toda contienda bélica se cometen los actos más atroces
maquinados, por mentes calenturientas, deseosas del poder
absoluto. La representación gráfica de este capítulo es el
"Apocalipsis" el enfrentamiento de dos fuerzas titánicas
destruyendo el mundo y como consecuencia la extinción de
todo ser vivo.
CAPITULO III
En el siglo XXI estas fuerzas titánicas se dan por llamarse
fuerza nuclear y, así como la Biblia lo representa a su
manera hoy, se esconde en un maletín el llamado pulsador
rojo. La Guerra Civil Española no pudo ser más destructora,
edificios, puentes, museos, hospitales, etc., se queda
empequeñecido por el hecho de ser, incluso entre miembros de
la misma familia, quienes por el enfrentamiento, acabaron
matándose unos a otros.
Debo hacer este recordatorio para seguir con los diez años
de pos-guerra en los que tubo que crecer José Carlos.
Un hecho que le marcó para siempre fue elencarcelamiento
de su padre, por temas políticos, y su condena de muerte por
fusilamiento la que, por recomendación de amistades se le
conmuto, cumpliendo cuatro largos años en prisión. Así, tal
y como se presentaba el panorama familiar, no hace falta
tener mucha imaginación para entender la infancia tan dura
que soporto José Carlos.
Me contaba que tiene un vago recuerdo de haber visitando
a su padre en la cárcel y en brazos de su madre. Otro de
los recuerdos que le llegan, son los regalos que le hacia,
al trabajar la madera, hasta darle forma representando
juguetes.