Gijón tiene varios edificios de estilo modernista, también conocido como art-noveau. Concretamente, en el cruce de la calle Cabrales con Menéndez Valdés, a un par de metros de la Plaza del Parchís, hay uno. No es particularmente destacable, pero no es feo; sin embargo, está situado de tal modo en el cruce que pasa desapercibido.

Aún así, tiene una pequeña joya en su fachada: una botonera de portal original. Igual no es el nombre más adecuado, pero no puedo llamarla portero electrónico porque no tiene micrófono. La placa es metálica, posiblemente de bronce (podría ser cobre, pero lo dudo), y tiene todos los ornamentos de una pieza modernista: curvas, volutas imitando lazos, y una efigie femenina con el cabello suelto dominando el conjunto. La fachada tiene rugosidad, una especie de gotelé blanco, que se alisa alrededor de la placa. A su lado hay una zona de cemento desnudo, que muestra una puertita de hierro; imagino que podría ser una especie de tapa de registro, para los empalmes de los cables.

Puedes pasar durante años, incluso décadas, pasando delante de las cosas y no darte cuenta de lo que tienes delante; y de repente, ¡Bam! Ahí está. No he hecho la prueba, por un mínimo de prudencia, pero no estoy muy seguro de que aún funcione. Lo que me hace agradecer aún más que hayan decidido conservarlo.

Es otra acuarela de tamaño foto, y estoy satisfecho de su ejecución... excepto por uno de los lados, que está más cargado de azul de lo que quería. Un fallo de ejecución, por un pincel más cargado y más seco de lo necesario. Pero bueno, tiramos adelante.