Paisaje con valla

Estaba ordenando cajas para colocar en un mismo lugar los dibujos cuando reencontré una media docena de óleos que había hecho hace tiempo. Hasta ahora, todos los dibujos antiguos venían del tiempo que estuve en el estudio de Crespo Joglar, pero estos óleos son anteriores.
Mi segundo profesor de dibujo (del primero no recuerdo el nombre, pero recibí de él un curso de verano en el Museo Evaristo Valle; fue mi primer aprendizaje en serio) fue Diego F. Columé. Profesor de música y pintor (tiene ganados varios certámenes de pintura rápida), durante una época enseñó música en la Escuela de Música de Gijón (ahora Conservatorio) y pintura en su casa. Al final, dejó las clases de pintura, pero sus clases fueron las que me hicieron comprender lo que hay detrás de un dibujo; él me dio la base para poder mejorar después. También fue un buen amigo. Hace tiempo que no le veo, pero espero que le vaya bien.
La mayoría de los dibujos que hacía eran a lápiz, ya fuesen copias de foto o bodegones al natural. Pero casi al final hice algo de óleo. Para ser sinceros, nunca me sentí cómodo con esa técnica. Por entonces, había hecho muy pocos trabajos en color, así que mi impresión negativa puede ser causada sólo por falta de experiencia; pero incluso ahora tengo muy poco interés por hacer óleo.
El dibujo que muestro está basado en una foto de su archivo. Éste óleo es el mejor de los que hice, y lo cierto es que me gusta su luminosidad y contraste. Sin embargo, siempre creí que necesitaba un mayor detalle: las pinceladas no son muy concretas, y el óleo está demasiado diluido. Aún así, el resultado es fiel a lo que me decía Diego en sus clases: el dibujo no se trata de hacer líneas, sino de mostrar luces y sombras.