Cuando era niño, yo me refugiaba todos los domingos en un Cristo Crucificado, que se encuentra en una Parroquia de la Unidad Santa Marina en el Callao, cuando salía de ahí, todo mal desaparecía de mí además de los problemas que tenía parecía insignificante al lado del sacrificio de nuestro Salvador. Me habían formado en la Doctrina Católica en el Colegio Particular San Antonio de Varones y apoyaba a los sacerdotes como acolito en la Santa Misa. Luego Ingrese a la Universidad y le pedía apoyo para salir con bien de todas mis asignaturas. En los momentos de mucho dolor por la pérdida de un hermano muy querido, a los pocos meses de su deceso de mi querido hermano Alberto, precisamente en el mes de Mayo del año 1980, conseguí mi primer trabajo dentro de miles postulantes para un cargo administrativo, dicho trabajo me sirvió para poder apoyar a mi familia y a mis estudios. He pasado muchas dificultades en ese transcurso de mi vida, pero siempre le he pedido apoyo y él nunca me ha fallado. Solamente le pedía que Yo quería ayudar a mi prójimo para que vuelvan sus ojos a Dios y él me da la fortaleza y la inteligencia necesaria para salir de cualquier problema que se me presenta. En mi vida de casado he tenido mucho dolor por la pérdida de mi esposa, ella se enfermo en el año 2002 y murió en el año del 2006, cuánto dolor y sufrimiento he pasado Yo y mi hijo por lo que paso mi esposa Margot, tuve que aprender hacer de médico, enfermero, técnico de enfermería y de todo hice para que saliera de dicha enfermedad, pero el cáncer nos venció, pero también nos acercamos mas al amor de Dios y yo mi esposa tuvimos un encuentro con él. Ella profundizo sus aprendizajes en la escrituras, así como yo buscamos el auxilio de Dios. El ingreso a la hermandad se lo debo a mi esposa, porque quería que yo fuese un buen Cristiano Católico, eso a ella le enorgullecía. Ahí he conocido a grandes personajes que aman al Señor de los Milagros, ellos me enseñaron todo lo que YO sé, son muchos hermanos Católicos del Señor de los Milagros que me enseñaron el trabajo desinteresado y a dedicación al trabajo de nuestra Fe. Para mí el Señor de los Milagros, está vivo y él necesita de nuestro ser, para llevar un poco de esperanza y amor a los más necesitados que se presenten en el recorrido por donde él pasa. He visto, tantas actitudes de amor en las familias, en los hospitales en resumen tantos Milagros. Yo me siento uno más y con la ayuda de mis demás hermanos, hacemos su voluntad en la ciudad de Trujillo.
Con bastante aprecio mi testimonio de Fe.
Abel Guillermo Campos Elescano
Hermano del Señor de los Milagros de Trujillo
