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Una visita a mi taller, todos en silencio escuchando mis palabras.
Pero yo no podía dejar de nirarla.
Ella se dio cuenta y movió su mano de manera casi imperceptible.
Ese brevísimo gesto...
Y tal vez no. Ella no creerá en las plabras de consuelo, su tristeza es muy profunda.
Ella posa, silencio en el taller, solo interrumpido por Mahler y su Sinfonía Titán. Sahumerios que aroman y la imagen de ella que va tomando forma en otro papel, porque en el primer papel ya está plasmada.
Hace muchos años, decíamos: "Hagamos el amor y no la guerra"
Claro, eramos inocentes y en nuestro pensar creíamos que seríamos escuchado; pero no, los fabricantes de armas no quieren el amor, sino las guerras.
Y llenan sus arcas, con la muerte de inocentes.
Él me protege de las inclemencias, de las energías negativas, ronronea mientras se frota en mis piernas cuando pide su alimento.
Erika lo bautizó Lampone.