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Un reguero de cirios morados iluminan con la tenue luz de la cera, el camino. Yá se huele a incienso, yá se escuha el racheo. Ahora todo el mundo vive en silencio, admira y brota del alma el rezo. Jesús está presente, Jesús el del Gran Poder, que ímprime a los presentes su Amor y Aliento...
Bonita escultura.