PRIMAVERA ROJA!

Net-Art del huerto!

Que tengais un buen dia!
Salud!
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DISCURSO DE UNA COMUNISTA! en el dia de ayer!
Nos hemos reunido hoy aquí para celebrar el Primero de Mayo, porque hace ahora 120 años, la Asociación Internacional de Trabajadores decidió instaurar ese día como un día de lucha internacional de la clase obrera. Y lo hizo en memoria de un pequeño grupo de obreros revolucionarios norteamericanos, que el 1 de mayo de cuatro años antes había organizado en Chicago una jornada de huelga obrera y de movilización popular reclamando una jornada de ocho horas de trabajo en una época en que lo “natural” era trabajar 12, 14 o 16 horas diarias.

Al iniciar su lucha, que en aquellos momentos a muchos les parecía una entelequia imposible de conseguir, este pequeño grupo de obreros revolucionarios norteamericanos estaba contribuyendo a poner en marcha la organización del movimiento que más, y para mejor, ha cambiado al mundo en toda su historia. Recordarlos hoy es recoger el testigo de su lucha y de su ejemplo: nada es imposible bajo los cielos si uno se atreve a escalar las más altas montañas. La decisión y la indoblegable voluntad revolucionaria de un pequeño grupo de hombres por dar una batalla, y darla consecuentemente y hasta el final, es la primera condición para ganarla.

120 años después de aquello, la batalla por las 8 horas que inició ese grupo de obreros revolucionarios está en lo principal ganada. Pero además, tras ella, la clase obrera y los pueblos del mundo hemos ido ganando nuevas conquistas y avanzando hacia nuestro objetivo último de construir un mundo que ponga fin a la explotación del hombre por el hombre. Este es uno de los significados más importantes del 1 de Mayo: las batallas, si son justas, se ganan. Pero para ello es necesario que un grupo de personas, como los obreros de Chicago, den un paso al frente y se lancen a darla.

Una enseñanza que está presente también en la historia de nuestro propio Partiido. Lo hemos comprobado en las principales encrucijadas políticas de las últimas décadas. Hemos ganado batallas contra poderosos enemigos. Y en estos éxitos, la presencia de nuestro partido, a través de sus militantes y cuadros, ha jugado un papel decisivo.

En 1980, la decisión de nuestro Partido de llamar a todo el pueblo de las nacionalidades y regiones de España a oponerse al dictado de Washington de meternos en la OTAN y exigir la celebración de un referéndum, marcó de forma decisiva la vida política del país durante los siguientes 6 años. Y un pequeño partido comunista, nuestro partido, fue capaz de ganar esa batalla, teniendo durante todo ese tiempo en jaque a la oligarquía española y al hegemonismo yanqui, obligándole a algo insólito y que no ha vuelto a repetirse en ningún país del mundo: que en plena guerra fría EEUU tuviera que someter a un referéndum popular la integración de España en su maquinaria militar.

20 años después, en plena ofensiva de ETA, del Estado libre asociado de Ibarretxe y del proyecto de fragmentación de España desencadenado por la burguesía monopolista alemana, nuevamente un pequeño partido comunista, nuestro partido, dio un paso al frente llamando al pueblo a dar la batalla contra la línea nazifascista de los Arzallus, Egibar e Ibarretxe, defendiendo, en solitario frente al resto de la izquierda que defender la unidad de España es revolucionario y fragmentarla es lo que buscan las grandes potencias imperialistas. Hoy Arzallus está encerrado en el armario y el Estado libre de Ibarretxe ha quedado sepultado por la oleada de lucha y rechazo popular que nuestro partido ayudó a desencadenar.

Hoy nos enfrentamos a una nueva batalla política similar en su calado a estas dos que acabo de mencionar. Defender hoy los intereses de la clase obrera y de nuestro pueblo es enfrentarse al brutal proyecto de recortes y rebaja salarial que pretenden imponernos las burguesías más poderosas, los principales explotadores del planeta. Y a la clase obrera nos corresponde encabezar esta batalla, decisiva para nuestro futuro.

Pero que el proletariado pueda cumplir con este papel depende, en primer lugar, de su propio grado de organización. Es decir, del grado de organización de su partido, de un partido revolucionario de la clase obrera.

Cuántos militantes comunistas, cuántos cuadros comunistas, cuántos revolucionarios organizados y vinculados a diferentes niveles en torno a la política del partido. De esto depende, en última instancia, todo.

Sabemos que la experiencia más importante de los 150 años de existencia del Movimiento Comunista Internacional es que sin la existencia de un sólido partido revolucionario de la clase obrera es imposible hacer avanzar la revolución. Es imposible librar con garantías de éxito cualquier batalla contra nuestros enemigos de clase.

Debemos ser conscientes de esto y sacar enseñanzas para ganar esta nueva batalla. Y la principal conclusión es que el éxito o fracaso de una contienda donde nos jugamos nuestro futuro dependerá en primer lugar de la fuerza organizativa que tenga el partido revolucionario del proletariado.

Por eso, construir el Partido es la principal tarea política del momento para todo revolucionario.

Si no hay un partido comunista amplio y con una fuerte organización, no podrá darse con éxito la batalla contra la crisis. Si no hay muchos cuadros comunistas no podrá difundirse esta línea entre nuestro pueblo. Si no hay muchos militantes comunistas no podrá unirse al 90% de nuestro pueblo para librar y ganar esta batalla.

Esta es la tarea decisiva, y depende de cada uno de nosotros. De que los compañeros que no son militantes se organicen en el Partido para dar la batalla en primera línea. De que todos los militantes organicemos a los diferentes niveles a todos nuestros amigos, compañeros...

Estamos en un momento decisivo. Nuestro pueblo necesita dotarse de la fuerza y las herramientas para enfrentarse al proyecto de rebaja salarial de nuestros enemigos.
Organizar el Partido es, ahora más que nunca, la principal tarea revolucionaria.

Es mucho lo que nos jugamos.