Desconectar... Aislarse por completo de aquello que tienes que hacer por obligación, la rutina que, sin embargo, es necesaria para vivir...
Dejar la mente en vacía... deleitarte en el placer de hacer algo porque sí... dejando que los dedos viajen despacio por suaves algodones... dejando que el alma se abandone al silencio que susurra técnicas de otros lugares, quizá de otras épocas...
Hoy, con este rústico telar, me he sentido crecer y he sentido que formaba parte, de alguna manera, de un modo diferente de crear... más natural quizá, más ancestral, quizá... Ha sido una experiencia magnífica que me ha llenado de paz...