miarroba
To Fujiwara no Mokou.

Hoy no has venido a verme. En realidad, llevas días sin hacerlo. Quizás semanas, pero sólo quizás. He roto el calendario de mi cuarto de lo desesperante que era ver pasar los números uno tras otro, y no verte a ti en alguno de ellos. Y he perdido la cuenta. Hace unos días, esos típicos días en los que solíamos sentarnos en la terraza, tomar té y comer pedacitos de sandía, escuché unos toquecitos en la puerta, y salí volando de mi cama, con las sábanas enredadas en el cuerpo, para darte una bienvenida que nunca antes te había dado. El entusiasmo me empujaba atropelladamente, y no me permití calmarme.

Pero no eras tú.

Ni una carta, ni una señal, ni un ápice de tu silueta. Estoy febril, me siento delirar, y pienso en todas aquellas cosas crueles que a veces te dije. Me arrepiento en silencio. En mi garganta se ha anidado un ovillo hiriente con todas las cosas que realmente sentía y no te dije, y cuanto más intento tragarlo, más se cose en mi interior.

Los años que he vivido no se perciben en mi piel, y no se percibirán los que me quedan por vivir. Mil años de soledad en los que no tenía conciencia de tu existencia, y de repente

Un día llamas a la puerta de mi casa. Yo respondo y abro, me pregunto quién eres. No, no sufrí un flechazo. Pero en cierto modo, reconozco que me encantaste. Y eso nunca cambió, a pesar de todos los años, meses, semanas, días, horas, minutos. Segundos. Ahora, nunca me había sentido tan sola.

Y hoy sigo aguardando que ese momento vuelva a repetirse. Que vuelvas a llamar a la puerta de mi casa, y que esa vez de verdad seas tú.

Recibo un ramo de margaritas.
Escucho a mi corazón correr detrás de ti, y, ¿sabes? He decidido seguirle.
Esto es una declaración.



~Kaguya Houraisan.

005
To Kaguya Houraisan.

Hoy es el día. Tú probablemente no lo sepas, pero hoy voy a llamar a tu puerta. Y estoy de camino de ella. He robado las margaritas del jardín de una diosa para llevártelas y llevarme de ti una sonrisa. Pienso detenidamente en lo que voy a decirte, vuelvo a pensarlo, le doy mil vueltas y tiro todas frases por la ventana. Subo los pequeños peldaños y me acerco a tu puerta, pero no es mi mano la que toca: mi corazón se adelanta y llama por ella. Tú me abres la puerta, algo dormida y despistada, pero estás preciosa, más que nunca. Ni las divinas margaritas que te tiendo pueden hacerte sombra. Entonces mi mente emblanquece y mis mejillas enrojecen, las palabras bajan y se atragantan en mi garganta, mientras intento decirte

Te quiero.

Tus dedos rozan los míos y lo único que deseo decirte está tintineando aquí dentro. Poso el ramo en tus manos, me disculpo con un tonto balbuceo y salgo corriendo con vergüenza y asfixia por no haberte dicho

Te quiero.



~Fujiwara no Mokou.

001
Para Tenshi Hinanai~

Hey, dulce chica,
Atráeme hacia tu delirio
Esta noche quiero oír tu corazón sobre el mío,
Bailaría contigo hasta que el amanecer nos despertase.
Arrugo las sábanas buscando los pliegues de tu blusa, ¿no sientes mis dedos?
Esta noche volvería a creer en el amor
En tu amor,
En la fiebre nocturna.
Pero, ah, esta noche quisiera oír tu corazón sobre el mío,
Sentir tus susurros, una vez más.
Tu juego me ha apresado.

000

Debemos arrojar a los océanos del tiempo una botella de náufragos siderales, para que el universo sepa de nosotros lo que no han de contar las cucarachas que nos sobrevivirán: que aquí existió un mundo donde prevalació el sufrimiento y la injusticia, pero donde conocimos el amor y donde fuimos capaces de imaginar la felicidad.

Gabriel García Márquez.



Bueno e_e He encontrado al fin un lugar donde escribir todas y cada una de las tonterías que escribo cuando la señora Inspiración se pasa a tomar el té por mi cuarto. Espero que la vagueza y los estudios no se apoderen este verano de mí, o al menos no demasiado, para continuar escribiendo dichas tonterías, colgarlas en este pequeño espacio, y que alguien, aunque sea una sola persona, las lea.

002
The Eternal Moon Princess

En belleza ninguna divina doncella podía igualarla.


Su cabello oscuro e hipnotizante ondeaba acunando las impetuosas olas del mar que ni el dios Neptuno supo cómo domar, y sus labios, besando el aire adormecido, me susurraban un hechizo tan atrayente como el de mil sirenas, y me obligaban a buscarlos y ascender por sus algodonados rasgos hasta batirme con su mirada. Y allí me encontré con sus ojos que me absorbían, arrastrando mi ansiosa alma para liberarla de un cuerpo ya desmayado y difunto.


Y en ellos me vi como en un sueño, ahogándome en las aguas de la laguna Estigia, pues ella me había consumido hasta el punto de que el barquero no encontró monedas en mis manos, y más tarde yo no hallé lágrimas que acariciasen y sosegasen mis gélidas mejillas…

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Acerca deFoto de maidenscapriccio

maidenscapriccio

Mujer, 32 años

España

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