APLAUDIR O CRITICAR

¿Recuerdas esa voz de la conciencia que aparecía en los dibujos animados de la televisión cuando éramos pequeños representada por un ángel bueno y un ángel malo, y cada cual que te hablaba al oído sentado en tu hombro? Cuando te encuentres tranquilo por la vida, navegando por situaciones y encontrándote con otros navegantes, tu ángel malo contemplará cada situación como una oportunidad para arruinarte el día y para que veas la parte negativa de cada circunstancia y de cada persona. Su única misión es hacerte ver el lado negativo de cada encuentro o suceso. ¿Y sabes qué es lo único que necesita el ángel malo para no desistir en su cometido? El silencio de tu ángel bueno.  Y al igual que sucede en un litigio ante un tribunal, si no refutas los argumentos de tu oponente, los haces más fuertes. Para que eso no suceda, es necesario que neutralices sus llamas con el mejor de los extintores.

Hay dos tipos de personas en el mundo: los que critican y los que aplauden. Aquellos que critican son los que permiten que el ángel malo grite más. Los que aplauden son los que consiguen que grite menos.

(Antxo Pérez)

Siempre se suele decir que la gente que hace grandes cosas aplaude, y la que no hace nada critica. Y es bien cierto, lo fácil que es criticar sin tener nada que ofrecer en todos los niveles de la vida, desde los políticos hasta los amigos, los colegas e incluso la familia.

En este texto, Pérez se refiere a esa dualidad que todos llevamos dentro, el ángel bueno y el ángel malo, el que aplaude y es positivo y el que critica y es negativo. Y para potenciar ese ángel bueno que todos guardamos tenemos que hacerlo hablar, su silencio, metafóricamente , es lo que le da fuerzas al malo. Esto me recuerda lo del silencio de los corderos. Las buenas personas, tranquilas y pacíficas, que las hay, si callan serían corresponsables de los malos. No dejemos que el ángel malo grite, acallemos sus voces. Como tras esta reja, marquemos las distancias. Seguro que hay más ángeles buenos que malos. Aunque a veces las cosas no son ltan secillas, ya que siempre habrá malos en tu paraíso y buenos en tus infiernos.

Besos.